Mely hace una nueva amiga en la Universidad.

1206 Words
Las dos chicas corrieron velozmente y lograron perder de vista a los maleantes. Ellas corrían tan rápido, que la otra joven parecía una velocista profesional y Mely trataba de seguirle el paso. Entonces, ambas ven unos contenedores de basura y escondiéndose detrás de ellos divisan que los maleantes sigan de largo. En aquel momento, la otra chica muy asustada porque por primera vez en sus veinte años de existencia eso le pasaba, con la voz agitada le dijo: —¡Vaya no sabia que este lugar era tan peligroso. Le dije a un amigo que me dejara por aquí que yo caminaba hasta la universidad y luego esos chicos me persiguieron y me llevaron hasta aquel lugar donde me encontraste! A lo que Mely muy agitada por la gran mini maratón que se echaron le respondió: —¡Si, Los Ángeles se está poniendo muy peligroso. Menos Beverly Hills y Rodeo Drive donde viven los ricos, pero todo lo demás es un caos. Mira, creo que los perdimos de vista vamos a salir. Debemos irnos de aquí o si no nos van a buscar por toda esta zona! Y las chicas corriendo de nuevo salen de esa calle. Luego, un poco más calmadas pero igual alertas por si alguien venía, las chicas empiezan a conversar. Así que, Mely disimuladamente viendo los zapatos de la otra joven le dice: —Me encanta el color lavanda. Y siempre quise esos zapatos, pero son algo costosos. Ya veo porque los maleantes te persiguieron. A lo que la chica le contesta: —Si, pero te repito, no sabía que esta zona era tan peligrosa. Y muchísimas gracias por ayudarme, de verdad no sé qué habría hecho sin ti. Esos chicos me veían con mucha ira, parecía que me querían matar. Mely, le responde un tanto preocupada: —Pues… aquí las bandas son un tanto peligrosas, y sienten mucho rencor de las personas que viven bien. Y si, te podían hacer algo peor, pero por lo menos no pasó a mayores y estás muy bien. La chica aun asustada, pero muy agradecida con la rubia le dice: —Eres como un ángel, suerte que viniste en mi cuidado. ¿Y oye como te llamas? ¡Que mala soy, en todo este tiempo ni te pregunté cuál era tu nombre! —Me llamo Mely ¿y tu? Mi nombre es Bonnie, estudio para ser medico traumatólogo la universidad que queda a la vuelta de la esquina, por eso es que estaba por esta zona, porque estudió ahí. ¿Y tú como te llamas? Por cierto, no tengo palabras como pagarte por haberme salvado chica. Bonnie, la chica quien se había encontrado Mely, era una joven de muy hermoso semblante. Su piel era blanca como la leche, su cabello era rojizo color cobre, sus ojos eran verdes, tenía muchas pecas alrededor de su nariz, tenia buen cuerpo y era muy alta. Era mucho más alta que Mely. Entonces Mely quien se quedó sorprendida porque la chica estudiaba en la misma universidad que ella le dijo: —Me llamo Mely, y claro si me vas a pagar. Ya que estudiamos en la misma Universidad, por haberte salvado me vas a comprar todos los días el desayuno. Me debes la vida recuerda. Y quítate ese brazalete también. Te van a volver a perseguir si sigues así usando cosas un tanto ostentosas. Bonnie, muy sorprendida por la actitud así tan directa y rebelde de Mely, le responde quitándose el brazalete: —Esta bien, te haré caso. Y si, si te compraré el desayuno. Pero muchas gracias otra vez por haberme salvado Mely. Es que esto que me pasó no se lo deseo a nadie, creo que de ahora en adelante estaré traumatizada por mucho tiempo. Pero dime una cosa, ¿cómo es que sabes tantas cosas de maleantes? ¿Estuviste en alguna banda o algo por estilo? A lo que Mely haciendo una risilla le contesta: —Nah, solo que durante toda mi existencia me crie en distintos barrios peligrosos de aquí de California. Así que estoy adaptada a ver maleantes, gente vendiendo droga, o consumiéndola, prostitutas y muchas cosas más. Mira, entremos a este lugar, siempre quise pero como nunca tengo dinero solo lo veía desde afuera. Me muero de hambre. La chica Bonnie, le gusta la actitud de Mely que es como un poco insubordinada y muy segura de si misma. Era primera vez en todos sus dieciocho años, que ella veía a alguien así como Mely, por lo que le agradaba mucho su forma de ser. Entonces, las dos jóvenes, entran a ese restaurant famoso llamado Lean and Lucas y Mely pide un gran banquete, ya que, con mucho disimulo vio que la chica tenia cosas caras consigo: sus zapatos, su ropa deportiva, su bolso y su teléfono celular, por lo que dedujo que podía pagar una cuenta en ese lugar. Enseguida, al llegar la comida, Mely con mucho desespero come, ya que ella en toda su vida siempre quiso comer en ese restaurante. Por lo que Bonnie muy sorprendida le comentó sin pensar mucho: —Oye, no sabia que tenias tanta hambre, yo en realidad no voy a comer nada. Ya desayuné en casa. ¿En tu casa tienes comida? A lo que Mely le responde con la boca llena de comida: —No tengo casa por ahora. Mi padre me botó anoche junto con mamá. Bonnie abre su boca del asombro, y con los ojos de par en par le responde: —¿Cómo que tu padre te botó y que no tienes casa? ¿Y porque lo dices como si nada? A lo que Mely comiendo le contesta desinteresadamente: —Siempre nos botaba a mi madre y a mi desde pequeña. Pero esta vez si fue definitivo, pero no te preocupes, no tengo en realidad porque estarte contando de esta situación. Cuéntame de ti, ¿Eres maratonista o algo por el estilo? Bonnie, viendo con mucho asombro a la chica comer le responde: —Bueno, practico de vez en cuando con algunos chicos en un campo de entrenamiento. Me gusta mucho entrenar. Quise jugar futbol americano pero, eso es para hombres, nosotras las mujeres nunca estaremos en un equipo de ese. Mely guardando en una bolsa comida para su madre le contesta: —Si, pero es mejor. Si estuvieras en un equipo de esos te destrozarían al ver tu cara de chica buena. Así que mejor quédate con tu carrera de traumatólogo. Bueno chica, fue un gran placer. Tu pagas la cuenta obviamente, iré a clases, nos vemos mañana para otro desayuno. Te esperaré aquí, si no vienes eres una malagradecida —miró su reloj y se fue del restaurant con la bolsa de comida, para ir a clases. Bonnie al ver que ella se levanta y se va, baja su mirada hacia los zapatos de Mely, y nota que están algo viejos y desgastados, entonces, desde lejos le grita: —¡Pero por lo menos dame tu número de celular chica! Mely no le presta atención y sigue su camino. Así que Bonnie algo pensativa dijo en voz baja: —¡Debería comprarle un par de zapatos por haberme salvado, se nota que tiene una vida un tanto dura!
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