Entretanto, Mely llegó hasta su primera clase a tiempo y a pesar de lo malo que le había sucedido en la noche anterior, se alegró porque no perdió su primer día en la universidad. Por otro lado, Irina, llegó a su empleo, y algo adolorida y adormitada porque no había descansado bien, comenzó hacer sus labores en aquella cocina. Cuando de repente, por desgracia ve a la mujer con que su esposo se fue esta mañana.
«¡Sabía que la cara de esa mujer desnuda era alguien que conocía, es ella!»
La dama, quien por desgracia era la jefa de mantenimiento de ese restaurante, aprovecha que aún no había nadie y camina hacia donde está Irina, porque sentía que la miraba con algo de desprecio, y estando a pocos centímetros de ella le dice:
—¿Y tu porque me miras así? Además, llegaste tarde.
Irina la desafía con la mirada y le responde en tono un tanto molesto:
—Solo llegué dos minutos tarde señora.
A lo que la mujer llamada Lory le dice:
—Se que estás molesta porque me imagino que te enteraste que tu esposo está conmigo. Pero déjame decirte, que llevamos más de siete años juntos. Ya se cansó de tener a una mujer tan simplona como tú.
Irina apretaba sus mandíbulas y sus puños con mucha rabia, al escuchar las palabras de aquella mujer, por lo que en tono muy molesto le dijo:
—¿Y dónde se conocieron?
A lo que Lory con una sonrisa sarcástica le respondió:
—Aquí mismo. Cuando te venía a buscar, una vez entablamos una conversación y fue amor a primera vista. Pero antier le puse un ultimátum, le dije: ¿O te quedas con tu mujer, o te quedas conmigo? Y bueno, todos sabemos la conclusión. —E hizo una sonrisa irónica frente a ella.
Irina cerrando los puños, conteniéndose de la rabia le dijo:
—¿Pero porque Harry?
La mujer cruzó los brazos y con una sonrisa sarcástica le contestó:
—Pues… es un hombre maravilloso, me compra mucha ropa, me saca a pasear y también es un buen padre para nuestro hijo. Si no lo sabias, tengo un hijo de cinco años con Harry, el varón que siempre quiso.
Irina boquiabierta con toda esa situación, no puede creer lo que le está diciendo la mujer por lo que exclamó:
—¿Qué?, ¿llevan siete años juntos? ¿Y tienen un hijo?
A lo que la rubia acercándose más a ella en posición de pelea le responde:
—Si, como lo escuchaste. A Harry le di el hijo varón que siempre quiso y que tu nunca le pudiste dar, asquerosa rumana.
De inmediato, Irina de la rabia y la impotencia que sintió por el engaño de Harry empujó a Lory hasta un charco de agua sucia, que estaba en el piso de aquella cocina. Por lo que la rubia gritando de la rabia exclamó:
—¡Me las vas a pagar asquerosa. Voy a decir que robaste aquí para que te metan presa y que te pudras en la cárcel como se quedan todos los extranjeros en este país. Nadie te va a sacar, Harry me dijo acerca de tu situación y también que te recogió de la calle asquerosa!
Irina al escuchar de que la iban a meter a la cárcel, tomó sus cosas y salió huyendo de ese lugar muy atemorizada, porque sabia que esa mujer era capaz de hacerlo junto con Harry de hundirla en la prisión. Entonces, la pelinegra muerta de miedo corriendo se decía en pensamientos:
«Si me meten a la cárcel, Mely se quedará sola»
La mujer corrió por varios minutos, y un tanto temerosa se quedó en una panadería la cual estaba lejos de donde trabajaba, para descansar un poco de la gran corrida que se echó. Entonces, un anciano de nacionalidad italiana muy amable le dijo:
—Disculpe joven, si quiere se sienta y le traigo un vaso con agua. De todas maneras aquí no la verán quien sea que la está persiguiendo.
A lo que Irina le respondió mirándolo con la respiración agitada:
—Muchas gracias señor. Lo que pasa es que…
El señor la interrumpe y le dice:
—No se preocupe señorita, no me explique nada. Solo siéntese y descanse. Ya le traigo el vaso con agua.
La mujer se sentó, el señor le trajo el vaso con agua, y luego, se puso a reflexionar un poco de lo que le había pasado. En ese momento, ella sumida en sus pensamientos muy triste se decía a sí misma:
«Un hijo de cinco años, con razón no nos daba nada a Mely y a mí. Ahora estoy desempleada, y ni modo de regresar allá por mi liquidación. Es obvio que esa mujer no me pagará absolutamente nada por haberla empujado. Más bien es un peligro si llego a ir a ese lugar, ya que es capaz de llamar a migración.»
La morena sale de ese lugar, y cabizbaja camina por toda esa zona la cual era de tiendas de artículos para el hogar, electrodomésticos, enseres y muchas cosas más. Enseguida, un partido de futbol de su equipo favorito le llama la atención y para olvidar un poco los problemas que estaban en su cabeza, se detuvo para ver el partido, allí dentro de esa tienda. Entonces, Irina con una sonrisa melancólica se olvida un poco de sus contrariedades viendo a su equipo jugar. Luego, pasados unos treinta minutos, el partido se termina y ella con una sonrisa aplaude viendo el televisor.
—¡Que bueno, por lo menos tuve una alegría el día de hoy!
En ese instante, ella sale de la tienda, y la tristeza y la angustia vuelven otra vez a invadir su pecho. Entonces, ella agarrando de manera muy fuerte su cartera, y caminando lentamente con mucho desgano y apatía sin darse cuenta, llegó a una zona muy prestigiosa de la ciudad de Los Ángeles. Al llegar al semáforo, la morena ve un carro convertible último modelo, y el conductor, era un sexy pelirrojo como de unos cuarenta años, usaba una chemise blanca, lentes oscuros, y estaba distraído en su celular. Irina sabia mucho de marcas de vehículos por lo que viéndolo a él y al conductor exclamó:
—¡Wow ese es un Aston Martin DBS del 2022! Ese auto vale más que mi propia existencia. Ese hombre que lo conduce debe estar forrado en billetes. Y mírenlo ahí está, sin preocupaciones y solo mandando mensajes en su celular, sin pensar en que va a comer mañana. Definitivamente, la vida de los ricos es tan perfecta y relajada, y Dios tiene a sus favoritos.
Enseguida, cambió el semáforo y el conductor de aquel vehículo, se fue a toda velocidad haciendo mucho ruido por lo rápido que se fue. Así pues, Irina con cara melancólica expresó:
—¡Que buen motor tiene ese auto, miren como corre. Que no daría por montarme en uno de esos solamente para saber como es por dentro. Já, pero que cosas estoy diciendo, no tengo ni un centavo y estoy diciendo en que voy a conocer un auto de esos, si no sé ni conducir. Que tonterías!
Asimismo, la pelinegra cruzó la calle, y mirando una tienda de ropa de donde salían mujeres de al alta sociedad de Los Ángeles, muy bien vestidas, contemporáneas de la edad de ella, le dio mucha envidia, y se sintió muy frustrada por lo que le estaba sucediendo. Ella sabia que siendo extranjera y sin documentación, le iban a pagar peor de como le pagaban en su antiguo empleo, así que, en una ataque de frustración se dijo en pensamientos:
« ¿Y si, vuelvo a vender mi cuerpo sin que Mely se entere?