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Buscando un Millonario para mi Madre

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Blurb

Mely Scott es una joven de 19 años de edad quien estaba harta de las humillaciones y los maltratos que le hacia su padre Harry Scott a ella y a su joven madre, Irina Lazareanu de 35 años de edad extranjera proveniente de Rumania, la cual no se merecía ese estilo de vida que le daba su abusivo, machista e iracundo esposo. Mely solo quería la felicidad de su madre desde muy pequeña, entonces, por cosas del destino, conoce la casa de los Miller y allí ve a un millonario viudo de buen corazón llamado, John Miller el cual tiene todas las cualidades perfectas para ser el esposo de su madre. Jenny tendrá que tomar muchas medidas para unir a su madre y a John ¿pero logrará hacer que ambos se enamoren?

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Un momento muy duro para Mely e Irina.
—¡Lárguense de mi casa ahora mismo! —gritó Harry, muy enojado mirando fijamente con sus ojos casi que inyectados en sangre, venas por toda su frente y cuello, de la furia que tenía en ese momento. Así pues, su esposa y su hija se encontraban sentadas en el sofá, abrazándose y protegiéndose mutuamente por si Harry les hacia algún tipo de daño. Sin embargo, la más valiente de las dos era Mely, quien siempre enfrentaba a su padre cuando peleaba por tonterías con su madre. Entonces, ella levantándose con lágrimas en sus ojos de la rabia y la indignación que sentía en ese instante, lo encaró y muy valiente exclamó: —¡Pero papá como nos vas a botar de la casa si sabes que no tenemos a donde ir! El hombre se acercó a la joven y estando a pocos centímetros de su rostro, con su cara endemoniada le respondió: —¡Cállate Mely! Tu siempre has estado del lado de tu madre, y tú también te vas a ir con ella! las dos se van a largar de esta casa la cual p**o con el sudor de mi trabajo. Se que no soy el dueño pero p**o la renta y eso me convierte como el dueño de esta casa, así que se me largan de aquí porque no las soporto y quiero vivir solo! —¡Pero padre, como no voy a estar del lado de mamá si siempre la maltratas y la humillas por todo aprovechándote que ella no tiene documentos en este país, porque nunca hiciste lo posible para arreglar su situación. Además, como vas a decir a estas alturas que estas harto de nosotras si no hacemos nada, yo nunca te he exigido nada, yo misma con trabajos de poca monta me he comprado mis cosas y pagado mis útiles escolares, porque siempre cuando te pido dinero nunca tienes! Harry al ver que su hija le estaba ganando en la discusión, no duda en levantar su mano para pegarle, entonces, viéndola más furioso de lo que estaba exclamó: —¡Eres una maldita perra como tu madre, como te atreves a alzarme la voz! sé que te estas revolcando con el asqueroso de Esteban ese el de Taekwondo. Dile a él que te reciba estúpida! —pone su mano en dirección hacia ella para pegarle una cachetada, pero su madre Irina interfiere y es la que la recibe por ella. —¡Harry, lo siento por haberte revisado el celular!, quédate con esa mujer, pero no nos botes, tú sabes que soy extranjera en este país y no tengo familia. Con el dinero que gano no puedo pagar un arriendo y mi única familia son solo tu y Mely. —desesperada y con lágrimas en sus ojos, se voltea a mirar a su hija Mely y continúa diciéndole —¡Mi amor, pídele perdón a tu padre por lo que le dijiste! Mely indignada por las palabras de su madre con sus ojos inundados de lágrimas queda mirando a Irina y le dice: —¡Mamá! ¿Cómo le voy a pedir perdón a papá si te pegó una cachetada y solamente porque le dije la verdad? ¡Por ser tan sumisa como eres, jugó contigo en todos estos años! —miró a su padre, se puso enfrente de él, alzó su mirada y continuó diciéndole— toda mi niñez y adolescencia fue sufriendo tus humillaciones solo porque pagabas la casa y nos dabas de comer, y ni era mucho, porque siempre comprabas las comidas más baratas que vendían en los supermercados. »Tampoco nunca me comprabas ropa, solo una vez al año y siempre inventabas excusas donde decías que no te pagaban cuando si lo habían hecho, solo que te los gastabas en apuestas, alcohol y en mujeres, pero en nosotras jamás! De inmediato, Irina con las manos temblorosas la interrumpe y exclama: —¡Basta Mely! ¡No empeores más las cosas! Mely se voltea y le grita a su madre. —¡Si le voy a decir sus cosas mamá! ¡Llevo muchos años aguantándomelas así que si se las voy a decir, no me interesa lo que digas! —volvió a mirar a su padre y acercándose más a él continuó diciéndole: » Nunca nos llevaste de viaje por todos los Estados Unidos como siempre lo hacen los padres, porque nunca tenías tiempo “por el trabajo” y tampoco nunca fuiste a una reunión de padres porque estabas “ocupado”. Ahora me dices perra solo porque tengo un amigo, de verdad la palabra padre te queda muy grande… Harry. Enseguida, el rubio de la furia por las palabras que le dijo Mely, le dio una fuerte cachetada, y la empujó a ella y a su madre al suelo. Ambas cayeron de nalgas hacia el piso, y se rasparon las palmas de sus manos por la fuerte embestida que les dio ese hombre. Rápidamente, Harry tomó una bolsa color azabache, de esas donde se echa la basura, caminó con largas zancadas hasta la habitación de su hija Mely, y le echó parte de su ropa en esa bolsa. A su vez, el hombre fue hasta su habitación y en esa misma bolsa echó unas pocas prendas de vestir de Irina y mientras hacia eso, la mujer tomó su brazo y llorando le dijo: —¡Harry por favor no lo hagas, mira que está lloviendo. Por lo menos déjanos unos días más y vemos a donde nos vamos pero no nos botes hoy por favor piensa en tu única hija! El hombre se suelta de su agarre de manera muy brusca, la lanza hacia el piso de nuevo, y sin decir una palabra le mete varias cosas en aquella bolsa. Luego, toma a las dos mujeres del brazo y de manera muy tosca las saca del apartamento como si fueran dos perros sarnosos. Entontes, antes de cerrar la puerta, el hombre con una risa burlona mirándolas les dijo: —¡Que Dios las ayude! —se rio de manera sarcástica, y tiró la puerta fuertemente, estando ellas ahí tiradas en el suelo, como si no valieran nada para él. En ese instante, eran las nueve y media de la noche, y los vecinos de un edificio ubicado en un barrio de mala muerte, en el centro de Los Ángeles California, estaban habituados a escuchar esos gritos por parte de esa familia que vivía en el apartamento cuatrocientos veinticuatro. Todos los residentes ya estaban acostumbrados a ese tipo de escándalos no solo en ese hogar, sino también en varios más, pero nadie se metía en los asuntos de nadie porque podía ser peligroso, debido a que algunos de los residentes de ese lugar eran personas con problemas con la justicia, o adictos a las drogas, y esto daba a que cada quien viviera por su lado. En la casa donde ocurrió ese escándalo, eran los Scott, conformados por Harry, quien era un hombre norteamericano rubio, de cincuenta años de edad, alto, de ojos color miel y barba canosa, quien vivía en concubinato con Irina Lazareanu, una mujer extranjera proveniente de Rumania, de unos treinta y seis años de edad ojos marrones, piel color canela, cabello castaño oscuro con un hermoso rostro un tanto melancólico, por la mala vida que su esposo Harry le daba. Irina a sus diecisiete años tuvo una hija muy hermosa de ojos color miel llamada Mely, rubia como su padre de unos 19 años de edad quien era de personalidad madura y muy valiente. Esa noche su padre Harry vino un poco pasado de copas y como había perdido en un juego de apuestas, se desquito con las mujeres de su hogar, recordando una vieja discusión que tuvo con su concubina hace días atrás. Así pues, tanto Mely como Irina estaban usando pijamas, y estaban descalzas, porque Harry ni siquiera les metió por lo menos un par de zapatos en esa bolsa. Entonces, Mely llorando de la rabia que sentía en ese momento, tocó la puerta con mucha insistencia y le dijo: —¡Papá, por lo menos sácanos unos zapatos y mis cosas escolares! ¡Papá, no seas tan malo por favor! Un vecino que estaba al lado, quien era un viejo amargado como de unos 70 años de edad, asomó su cara y exclamó: —¡Cállense! O si no llamaré a la policía. ¡Ya me tienen harto siempre con sus escándalos! Irina se volteó llorando y le respondió: —¡Perdónenos señor Froid, es que Harry nos botó de la casa! A lo que el viejo le dice: —¡No me interesa estúpida rumana! ¡Cállense, si Harry las botó fue porque seguro estaba harto de ustedes, asquerosos extranjeros lárguense para su país! —cerró la puerta con mucha fuerza. Harry quien estaba adentro, se sentó en el sofá, encendió la televisión, abrió una lata de cerveza y desde ahí les gritó: —Escucharon al viejo Froid, yo también llamaré a la policía si no se largan de mi casa. Les diré que no las conozco y que son unas perras que solo vienen a molestar a los apartamentos… ¿Saben qué? Los voy a llamar ahora mismo para que se lleven a Irina a la cárcel por ilegal así como lo hice hace diez años atrás. —empezó a reírse de nuevo en voz alta de manera maliciosa. Enseguida, las mujeres al escuchar de que el hombre llamaría a la policía, corrieron despavoridas de ese lugar, porque sabían que Harry era capaz de hacerlo. Él un día cuando Mely estaba pequeña lo hizo porque Irina lo enfrentó, llamó a migración se la llevaron y estaban a punto de extraditar a la mujer a Rumania, pero luego el hombre habló con los policías y les dijo que era su esposa y que muy pronto iban a arreglar su estadía legal en ese país. Sin embargo, pasaron los años y el hombre nunca hizo nada por ella, dando siempre excusas que no tenía tiempo, aprovechándose de la sumisión de la pobre morena la cual siempre estuvo temerosa en hacer todos esos papeleos por si sola. Ella en todos esos años siempre esperó que Harry le resolviera algo pero el hombre nunca lo hizo hasta el sol de hoy. Es por eso, que ella siempre le temía a la policía y siempre se escondía de ellos porque nunca tenía documentación, así que, la mujer, tomó la mano de su hija y se fueron de ese lugar con la bolsa de ropa, esperando a que la lluvia cesara pero más bien se hacía más fuerte porque era septiembre y el clima ya estaba cambiando para que viniera el otoño; Por lo tanto, la noche estaba muy fría. Las mujeres no le pidieron favor a ninguno de los vecinos que los ayudara a quedarse en algunas de sus casas, ya que en todos los diez años que vivieron allí, no hicieron amistades con nadie de ese vecindario, por ser personas no muy educadas y sin muchos valores, sumado a que tanto Irina como Mely, siempre estaban ocupadas trabajando y estudiando llegando solo a casa a dormir prácticamente. Así pues, la madre y la hija se pusieron detrás de unas de las escaleras, poniéndose algo de la ropa que Harry les metió en aquella bolsa para protegerse del frio. Enseguida, Mely abrazando a su madre a quien se le salían las lágrimas le dijo: —¡Tranquila mamá. Todo nos va a salir bien, la policía no te va a agarrar porque yo te defenderé. De todas maneras yo siempre presentí que esto nos iba a pasar algún día conociendo a papá como siempre fue con nosotras todo iracundo por tonterías! » Pero no te preocupes detrás del matero que está enfrente del apartamento está una copia de la llave. Cuando él salga por la mañana tomaremos varias de nuestras cosas y nos largamos. A lo que la dama envuelta en los brazos de su hija le dice: —Perdóname mi amor, por no ser una mamá estudiada o con una profesión como son esas señoras que van a mi trabajo a comer. Harry nunca me dejó estudiar porque decía que me quedara en casa cuidándote que él me daría todo y mira después todo cambió. Nunca sigas mi ejemplo y no te embaraces tan joven. Solo estudia y sigue adelante para que no dependas de ningún hombre hija mía, o si no terminarás como yo. Mely abrazando a su madre en medio de ese frio le dice: —Tranquila mamá. Tu eres la mujer más noble de este planeta, eres una santa y una belleza. Mírate, eres joven apenas tienes treinta y seis años, pareces mi hermana mayor. Papá nunca supo valorar lo hermosa que eres tanto por dentro y por fuera. Y no te preocupes madre, que gracias a Dios pude vivir con un hombre como mi padre para que me sirviera de ejemplo, para ser una mujer independiente y fuerte. ¡Vamos a estar bien! Asimismo, las mujeres se quedaron allí en ese lugar y con la bolsa de basura se cubrieron un poco del frio, y se quedaron despiertas hasta la madrugada muy tristes esperando con ansias que saliera el sol. Tanto la madre como la hija durmieron solo unas dos horas, y las despertó un vagabundo conocido por esas residencias el cual siempre recorría ese lugar. El hombre un tanto molesto, con un palo las despertó diciendo: —¡Oigan salgan de ahí, este es mi lugar donde duermo y fumo, ¡váyanse!! Mely e Irina abrieron sus ojos y destruidas porque no habían dormido bien le dijeron: —Si ya nos vamos. Rápidamente, Irina tomó la bolsa y junto con Mely se fueron a otro lugar, porque el vagabundo se sacó su parte intima enfrente de ellas porque iba a orinar. Luego, sentadas en otra parte con los pies casi que congelados, vieron desde lejos que Harry se estaba montando en su camioneta, para irse al trabajo. Entonces, Irina muy alegre le dijo a Mely quien estaba tosiendo: —¡Mira, tu padre ya se fue! Podemos subir y agarrar más cosas. ¡Oh no mi amor, espero que no te enfermes de gravedad, mira que tu padre nunca nos abrió un seguro médico! A lo que Mely adormitada y adolorida le respondió: —No te preocupes madre estoy bien, solamente, es una alergia y nada más. Estaré bien. —La chica tose y continúa diciendo — ¡vamos a tomar más cosas rápido, que tu debes ir al trabajo y yo a mi primer día de clases! Su madre escondida detrás de la pared, mirando con disimulo y esperando que se fuera el hombre exclamó: —¡Aun no se ha ido. Esta encendiendo un cigarrillo! Mely también se asoma escondida mirando a su padre y luego notan que una mujer vecina del lugar se montó en la camioneta con él y le dio un gran beso de manera intensa. Irina quien de lejos lo miraba, se volteó para no ver más esa situación y comenzó a llorar de manera dolorosa porque esa mujer ella la conocía y era una compañera de trabajo. Entonces, la joven mirando a su madre quien se tapó la boca para no llorar más alto la abrazó diciéndole: —¡Mamá deja de llorar por papá por favor. No derrames más tus lágrimas en ese señor. Mira, nos botó de la casa para meter a esa mujer que quien sabe cuánto tiempo tiene con él. Seguro esa era la de los mensajes que viste. Tranquila madre, no llores más por papá que ese señor lo único que hizo fue utilizarte por muchos años para que fueras su sirvienta, lavaras su ropa y cocinaras cuando él llegara a casa; por eso fue que nunca te dejó. » ¡Ni siquiera te daba dinero y tu tenías que comprar tus propias cosas y yo también para poder vestirnos porque siempre decía que el arriendo era costoso. Hasta en varias ocasiones te pedía dinero para sus vicios con el alcohol y las apuestas. Así que, tranquila madre, deja de llorar por papá ¿sí?; ¡él no te merece! A lo que la mujer limpiándose las lágrimas le dijo: —Yo se hija mía, que no debo llorar por él. Pero sea lo que sea yo quería mucho a tu padre a pesar de cómo era porque fue mi primer amor en este país y me sacó de la red de prostitución de donde estaba cuando era adolescente, por eso fue que me enamoré de él. Pero bueno, ya sé que nunca me quiso a pesar que le di toda mi juventud y una hija hermosa e inteligente como tú. Nunca imaginé que las cosas iban a terminar así entre nosotros. Mely abrazando a su madre le contestó: —Tranquila mamá todo va a salir bien, seamos fuertes. Si nos deprimimos no saldremos hacia adelante. Me tienes a mí y yo te tengo a ti, por lo tanto no estamos solas. Mira, ya se fue, vamos a buscar nuestras cosas. Yo tengo algo de dinero guardado en un calcetín, era para unos libros de una materia, pero no importa, con eso podremos pagar un motel cerca de aquí esta noche. En ese momento, las mujeres con los pies casi que congelados, subieron las escaleras y fueron hasta su apartamento. Efectivamente, la llave estaba en ese lugar, y tomaron varias de sus cosas, pero Mely vio que el dinero que había guardado para sus libros no estaba. Al parecer su padre lo había tomado porque cuando le sacó la ropa, el pesado calcetín se cayó y el hombre al verlo contó el dinero sonrió y se lo metió al bolsillo.

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