-Espera - le dijo a Manuel tirando con suavidad de él. El morocho se detuvo y la observó.
-¿Olvidaste algo en el bar? - preguntó al ver que la muchacha se detenía.
-No - respondió ella y lo atrajo hacia sus labios para besarlo con pasión.
-Ok - rió él al despegarse de sus labios -. Creo que debemos llegar rápido a tu casa - rió nuevamente ante la reacción de su cuerpo al contacto con aquella mujer.
Nunca tuvo problemas sexuales pero sí le llevaba unas cuantas caricias para que su erección fuera lo que era en ese momento. Con Mar solo bastaban uno o dos besos y ya sentía que debía penetrar en ella para apagar el deseo que se iniciaba dentro.
-Iremos directo a borrar la mierda de beso que mi hermana… que Zamira - se corrigió rápido - te dió.
-No me opongo - dijo él antes de volver a un
