-Deja que yo la mato - exclamó Abril al lado de su amiga mientras comenzaba a caminar a paso decidido hacia la castaña -. Ey - le gritó, y cuando Zamira se dió cuenta un puño impactó directo en su pómulo. -¡Qué mierda te pasa! - gritó fuera de sí la castaña. -A tí - respondió Abril clavando el dedo índice en el pecho de la otra mujer -, a tí qué te pasa. Deja en paz a Mar, deja en paz a Manuel, deja en paz a todo el puto mundo porque no me quieres ver enojada. Abril era una mujer muy pequeña de tamaño, no parecía poder intimidar a nadie hasta que alguien lograba hacerla enojar de verdad. En ese momento toda su ira la convertía en una mujer de temer. Ahora Abril estaba enojada. -Manuel estuvo primero conmigo, conmigo, no con la zorra de mi hermana - exclamó Zamira cubriendo el golpe con