Caminaban con tranquilidad, nadie los apuraba. Un domingo calmado era justo lo que necesitaban luego de una semana con demasiado trabajo. -¡Mar! - escucharon un grave grito a lo lejos y ambos se giraron. Un musculoso hombre con pelo muy corto se acercaba a ella con una enorme sonrisa. Manuel no pudo evitar hacer una mueca extraña. -Eh, hola - respondió ella sin recordar muy bien el nombre de aquel sujeto, solo sabía que lo había visto el día que fue a un gimnasio a sacar unas cuantas fotos. -Tanto tiempo. Pensé que ibas a comenzar a ir al gimnasio luego de las fotos - dijo él. Manuel se mantenía en silencio. -Ah… no… yo no soy de ese estilo. -Pensé que como tu hermana era tan activa con esto del deporte… -Sí, pero es ella. Yo no soy así. Por suerte en varias cosas no nos parecemos -
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