17. Error

1012 Words
Alondra se paró en medio de la pista para anunciar que todos deberían pasar a votar por su disfraz favorito anotando el nombre de la persona nominada, esa que sería acreedor de un premio sorpresa. Todos siguieron su recomendación y en la siguiente hora, luego de contar los votos, la identidad del ganador pronto fue revelada por Alondra. — La dama ganadora de esta noche es nada más y nada menos es el hada rosa... ¿Isabella? Isabella — dijo Alondra perdiendo el entusiasmo Isabella pasó al frente para agradecer a quienes votaron por ella, mientras que Alondra parecía decepcionada por no haber sido la ganadora, como tanto esperaba. — Debo admitir que nunca esperé ganar, gracias a todos por su apoyo, significa mucho para mí Enrique pensaba que ese momento sería el indicado para anunciar su compromiso con ella, pero Isabella nuevamente lo evitó y regresó a su lugar en la mesa. Alondra leyó el nombre del caballero ganador, también, y luego de ello, invitó a Isabella a deleitarlos con su talento en un intento de humillarla ante todos, pues no confiaba en que pudiera hacerlo bien, ella pasó de inmediato agradeciendo por su empeño por escucharla, tomó su lugar frente al piano y comenzó a tocar, todos los invitados disfrutaban enormemente de su melodía que acompañó con su dulce voz que parecía tenerlos a todos hipnotizados, a todos menos a Alondra. Vladimir mostraba su gusto por la música de Isabella, recordaba que su padre solía decir cuán especial era esa chica y lo orgulloso que se sentía de ella, ahora, apenas, comenzaba a entender el porqué. — Para mí, tú debiste ser la ganadora — susurró al oído de Alondra, aunque internamente estaba muy feliz de que la ganadora fuera Isabella — Gracias, cariño. — respondió Alondra — No me habías dicho que Isabella tocaba tan bien el piano — Y además canta hermoso — mencionó Vladimir — Tu hermana es realmente talentosa, mira cómo nos tiene a todos estremecidos con su melodía — expresó el duque — Isabella es grandiosa — expresó Enrique — ¡Vaya que sí! Mi futura nuera es extraordinaria — injirió la madre de Enrique — Estamos orgullosas de tu elección, hermano — mencionó una de las hermanas de Enrique — Soy muy afortunado — expresó Enrique — Sí que lo eres, Enrique — expresó Vladimir Cuando Isabella terminó, regresó a la mesa, luego, Vladimir y Alondra volvieron a la pista para comenzar otro baile, poco a poco la pista se fue llenando y Enrique e Isabella volvieron a bailar, incluso el gran duque se animó a invitar a una dama, la madre de Enrique, a bailar. — Cariño, ¿podrías esperarme? Debo ir al tocador — injirió Alondra — Desde luego Vladimir regresó a la mesa donde pudo escuchar detalladamente lo que las hermanas decían sobre Isabella. — No es fea, pero siento que es muy poca cosa — Lo sé, pero es como la hermana del rey — Es una recogida — Pero tiene influencia con el rey, ¿si sabes lo que eso significa? ¿O no? — Sé a qué te refieres, pero no nos haremos ricos por ello — Pues, sé que Enrique surtió todos los insumos para ésta fiesta, ¿te imaginas cuántas fiestas más habrá aquí? Además, tendremos la oportunidad de asistir y conocer personas ricas — Comprendo, quizá encontremos a un buen prospecto para casarnos — ¿Lo ves? Nos conviene tenerla como cuñada Vladimir logro entender que la familia de Enrique sólo quería el dinero y los beneficios que su relación con. Isabella le atraerían, ahora estaba en duda el gran amor que Enrique le profezaba, pero confiaba en su intuición y desde un principio, él no le dió buena espina y ahora sabía la razón. Alondra volvió a la mesa con Vladimir, la fiesta estaba por terminar y debían despedir a los invitados, cuando la música dejó de sonar, agradecieron a todos por la compañía, uno a uno se fueron los invitados. — Enrique, ¿te veré mañana? — preguntó Isabella — Por supuesto, mi corazón Él besó su mano y subido a la carreta con su familia, Isabella lo vió alejarse mientras le decía adiós con la mano. Estaba muy emocionada y así feliz, se fue a su habitación para descansar, se quitó el disfraz poniéndose la ropa de dormir y comenzó a escribir en su diario la belleza de esa noche, describiendo cada detalle para tenerlo presente después. Al amanecer, el duque y su hija se preparaban para regresar a casa, pues había una boda que planear. Cuando ellos partieron, todo volvió a la normalidad. Isabella agradeció al rey y se disculpó por haber dudado de sus buenas intenciones hacia ella, Vladimir no podía dejar de mirarla, su belleza le hacía palpitar el corazón más rápido de lo normal y podía sentir la sangre correr por todo su cuerpo, estaba sediento de amor y quería estrecharla en sus brazos y quitarle su virtud, la virginidad que ella tanto cuidaba y la cual le tenía tan preocupada, aún, pero él lograba contenerse sin siquiera hacer referencia a la gran atracción que sentía por ella. Vladimir estaba molesto porque Enrique se llevaría a Isabella de su lado, no estaba conforme con que él sí podría disfrutar de su cuerpo cada noche y él no, así que estaba decidido a ser el primero y planeaba cómo lograrlo sin que ella pudiera evitarlo. Esa misma noche, Isabella cometió un gran error, sin querer quebró la valiosa vajilla que tantos años había sido conservada por la familia real, Vladimir tuvo la oportunidad de desquitar su furia y castigarla. — ¡Tienes que pagar por ello! — exclamó — Sí, señor, trabajaré hasta liquidar mi deuda — ¿Tú crees que podrás? Ni siquiera vendiéndole tu alma al diablo podrías — Entonces, ¿que quiere que haga, su majestad? — Te espero esta noche — ¡Pero...! — ¿Te atreves a confrontarme, acaso? — cuestionó el rey con una mirada de furia que inspiraba terror — No, señor...
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