Un encuentro doloroso

855 Words
Mi mente se encontraba en blanco mientras gritaba a todo pulmón, una helada mano se había posado sobre mi hombro cortando todo pensamiento coherente y mi respuesta fue la menos inteligente de todas, gritar lo más alto que pudiese, inmediatamente mi boca fue tapada y la puerta detrás de mí cerrada, lo que fuese que había tapado mi boca hedía, el olor a pelo y suciedad remojado inundó mis fosas nasales, no paraba de temblar y sólo sabía una cosa, lo que sea que amordazó mi boca con su mano era humano y mientras lo fuese tenía una oportunidad, comencé a luchar desesperada por liberarme, le golpeaba con mis manos y piernas, intenté morderle pero su voz me detuvo en seco. _ Cálmate Cat, soy yo. Sólo dijo cuatro palabras y rompí a llorar, el miedo había desaparecido, sólo nosotros dos existíamos allí, incluso la ira fue arrojada lejos, el dolor y la tristeza por haberme abandonado tomo control de mi ser y apenas me soltó, me giré y le di una fuerte cachetada con todas mis fuerzas, sorprendido me observó con esa típica mirada de impaciencia que les dan los adultos a los niños, odiaba que me mirasen así y más cuando era él. _ ¡Basta, no es momento para que hagas un drama!, tienes que ser lo más silenciosa posible, ¿no entiendes que…? Algo en mi rostro le detuvo de seguir hablando, limpié mis lágrimas y sujetando mi brazo izquierdo intenté darme el consuelo que tanto necesitaba, el genio y la barbie, el búho y la gatita revoltosa, ¿estás loco, es niña va a traerte problemas?, terminarán rompiendo por su inmadurez… todas las frases que tanto había escuchado y me esforzaba por demostrarle lo contrario golpearon mi mente, aunque no había mucha diferencia entre nuestras edades, si en nuestras apariencias, por eso nadie creía que pudiésemos funcionar, al inicio lo tomé como un reto, en poco tiempo se ganó mi corazón y luego me dejó, desapareció de mi vida sin dar explicaciones y hoy viene ante mí, con la misma mirada que tanto odiaba en mi padre, en mis profesores, en mis compañeros… nadie creía en mí y ahora el mundo se había ido por el escusado. Necesité de toda mi fuerza de control para evitar volver a llorar y caminar para salir del apartamento, lo que no esperaba es que el me sujetase de la muñeca y la presionara con tanta fuerza que mis huesos crujieron y pude sentir como el color de mi piel desaparecía, nauseas me inundaron y llevé mi mano libre a mi boca para morder mi piel ahogando así el grito que amenazaba con salir de mi boca, temblando por el dolor lo miré acusadoramente. _ Lo siento Cat, no fue mi intención, yo… -su voz se cortó mientras hablaba y soltó mi mano. Fue allí en ese preciso momento que me di cuenta de algo, Franklin estaba completamente desnudo, tenía manchas de barro, suciedad y sangre por todo el cuerpo, lo más curioso fue que sus tatuajes habían… ¿desaparecido? _ ¿Qué le pasó… a tus tatuajes? -le pregunté con la voz entrecortada, me costaba respirar por el dolor. El soltó mi mano y retrocedió alejándose de mí, podría jurar que por su rostro pasaron mil expresiones en sólo segundos, como si buscase la manera de explicar lo que estaba ocurriendo, pero sin hallar palabras para ello, luego de lo que sentí una eternidad entre nosotros dos, suspiró y miró hacia la puerta con cautela, me hizo señas con la mano para que retrocediese atrás de él y en un susurro casi inaudible exclamó: _ Alguien viene, quédate atrás de mí. Segundos después y agudizando el oído pude escuchar pasos por las escaleras, luego el pasillo y ahora había ¿algo?.. detrás de la puerta, pude ver como los músculos de Frank se contraían y la manija de la puerta descendía lentamente, cedida del chirrido de las bisagras, repelí las ganas de vomitar por la ansiedad, mis pulmones se sentían a punto de colapsar y al fin una silueta se asomó por el espacio entreabierto de la puerta revelando el pálido rostro de mi hermano, debía haberme escuchado gritar o Jimmy haberle avisado y por ello vino a buscarme, Cristopher empujó la puerta con su mano libre, en la derecha llevaba una vieja escopeta que a saber de dónde la había sacado, en Canadá hacía varios años que habían prohibido el libre porte de armas, el miedo se borró de su cara y en cambio ahora se hallaba sonrojado, con una mueca de enfado sin soltar el arma, pasaba su mirada de Franklin a mí con un gesto de confusión, fue en ese momento que recordé que Franklin estaba desnudo y mi hermano desconocía nuestra antigua relación o debería llamarlo ¿ex relación?, el sólo mero hecho de pensarlo causó punzadas de dolor en mi corazón, deseché el sentimiento reprimiéndolo, había cosas más importantes en las cuales pensar, como las cosas esas que causaban caos en el país y en la tragedia que debía haberle ocurrido a Frank para llegar en ese estado.
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