Capítulo 3

2297 Words
Ross no se había rehusado cuando la mujer mayor le tomó de la muñeca y se lo llevo consigo, y el tal Ryan ni siquiera había sido escuchado, sus protestas y exclamaciones simplemente fueron ignoradas, aunque no tanto por Ross. Pero en fin, al parecer la persona que tenía mayor autoridad era la anciana adorable, la cual se llamaba Anna.  Ross la amo por completo, no solo por su generosidad y su forma tan amable de ser, si no que ahora mismo estaba otorgándole un lugar donde quedarse por algunos días. ¡Ella era simplemente la mejor humana del planeta Tierra!  Pero el príncipe de Legania tuvo que dar algunas explicaciones antes, y bien, él no fue poco honesto, de hecho había sido muy sincero.  —Hui de casa— Fue su primera explicación —¡Mis padres querían casarme con un tipo que ni siquiera conozco!— Dijo sonando mucho más energético y disgustado, expresándose tanto con movimientos de brazos y manos, al igual que como con sus expresiones faciales. Él, él era un tanto extraño. Pero entonces mintió un poquito, —Y, yo tome la primera prenda que encontré— Estiro sus brazos y se mostro por completo, mostro la túnica romana, o al menos ahora sabia que así se llamaba. Ryan frunció el ceño, fue notorio, y habló —¿Estas queriendo decir que lo primero que encontraste en tu casa era esa túnica romana?—. Idiota, eso no era lo que tenía que haber preguntado primero. ¿En serio había preguntado eso por encima de otras cosas más importantes? Como por ejemplo; el hecho de aquel chico haya huido por un matrimonio arreglado. —Pobre muchacho— La anciana se acercó hacia el pobre muchacho y le tomo del rostro, apretujando sus mejillas —Te quedaras con mi nieto por el tiempo que quieras, y no te preocupes, él esta muy bien con eso. ¿Verdad, Ryan?— Ella le miró con advertencia. Pero Ryan no se dejó intimidar, por más miedo que su abuela de en estos momentos, —No puede quedarse aquí. ¡Abuela, es un extraño!— Él tenía un punto —¿Qué tal si estuviera mintiendo?— Un buen punto. —Tal vez nos termine robando por la noche, o tal vez esta siendo buscado por la policía y- —Hijo, ves muchas series, le dije a Emily que te cancela la cuenta de Netflix, pero veo que no me hizo caso— Ella negó en desaprobación. Ross ahora mismo se convirtió en un espectador muy sonriente, pues esos dos humanos eran un tanto graciosos; Discutían de una manera muy divertida. Él nunca tuvo algo así, su familia era un tanto mucho diferente, demasiado. Entre ellos no habían muertas de cariño o palabras alentadoras y cálidas. Siempre habían sido reglas, ordenes y frialdad. Tal vez después de todo no se había equivocado en su elección, el Planeta Tierra parecía ser muy interesante y sus habitantes, no todos, eran amables. —Bien, él se queda— Anna, la abuelita de setenta y seis años sentenció y nadie le iba a hacer cambiar de opinión, ni siquiera su nieto que abogaba que como este era su departamento él tenía la única elección de ello. Volviendo al joven de túnica, ella le dijo —Mi nieto solo tiene una habitación, pero es lo suficientemente amplia para que otra cama, o solo un colchón alcanzara— Ross sintió algo, su pecho se estrujo y se sintió muy conmovido, y entonces fue por pura emoción que espontáneamente él abrazó a la amable anciana. Un apretado pero cuidadoso abrazo se dio entre ambos. —Gracias, otra vez— Ross recibió una sonrisa en respuesta, ¿porqué su familia no podía ser como ella? —Quédate todo el tiempo que quieras— Le volvió a decir, —Mi nieto se encargara de prestarte ropa y de darte de comer— Ryan para estas alturas ya no sabía si seguir mostrándose incrédulo o solo aceptar lo inevitable, y lo inevitable estaba siendo que un chico bonito y totalmente extraño ocupará su departamento, su habitación y sobretodo ¡Su vida! y puede que lo peor fuera el que no tuviera un tiempo exacto de cuando terminaría esto. Pero algo tenía que admitir Ryan, el chico no lucia ser para nada un delincuente buscado o algun ladrón, o simplemente algo malo. Todo lo contrario, él parecía ser una persona sincera y muy buena. ¡Diablos, ya estaba pensando bien de él y nada podía hacer para evitarlo! Pues las cosas eran muy claras.  Suspirando casado mentalmente, Ryan terminó asintiendo para si mismo, —Esta bien, se quedara conmigo hasta que encuentre un lugar— Ya se escuchaba totalmente resignado. —Pero- Por supuesto él iba a poner: —abran reglas— Ross se desinfló, su entusiasmo rápidamente pisoteado le hizo fruncir la nariz en modo de disgusto. Oh no, ¿habrán reglas aquí también?... Él odiaba esa palabra. Ryan fue firme en decir, —Nada de tocar mis cosas, sobretodo nada de tocar mi laptop, ¿entendido?— Oh... pero, —¿Qué es una laptop?— —Tú definitivamente eres raro, ¿dónde eres?— Ryan ya comenzaba a pensar que aquel chico provenía de una familia muy cerrada y algo muy anticuada, a la antigua como se decía. —Ryan, primero deja que tome un baño— Ella ya estaba caminando hacia la puerta, pues tenía que ir a su departamento, que se encontraba en el piso de arriba, a alimentar a sus tres gatos y claro, a descansar. —Ya es hora de irme, cariño, trata bien al chico, ¿si? No quiero escuchar gritos en la madrugada, ¿entendido?— Muy a su pesar —Si abuela— Ryan la despidió, igual Ross, pero este ultimó fue más efusivo. La puerta del departamento volvió a cerrarse, ahora solo dos personas, o bueno, una persona humana y un Legariano, un ser de otro planeta el cual seria catalogado como un Alíen.  Ryan no perdió el tiempo en propinar toda su atención en su nuevo y nada buscado, compañero de piso. Su mirada fue muy directa, y sus parpados se entrecerraron, analizando al chico bonito. Dando cuenta que además de tener una abundante cabellera castaña, tenía algunos mechones azulados, sobre todo en las puntas. Pero su revisión no terminó ahí, en uno de sus hombros había una mancha, no, mejor dicho un tatuaje; Dando un paso más adelante pudo distinguirlo, se trataba de algun símbolo extraño el cual nunca había visto. Aquello le llevo a preguntar:—¿No eres de una secta, verdad?— Ross negó con rapidez, no, él no pertenecía a una secta, el pertenecía a un clan muy poderoso —Nunca podría ser parte de una secta, sus maneras de ser con algo extrañas— Recordó cuando el grupo sectario llamado Dult simplemente comenzó a moverse de manera extraña, y ellos habían dicho que eso si era bailar. Y no estaba de más decir que nadie había estado de acuerdo con ello. —Estamos de acuerdo—. Y aunque ambos no hablaran de las mismas cosas, lo importante es que en general se habían entendido. —¿Tratarás de asesinarme mientras duermo? ¿Por qué tu familia te quiere casar con un extraño? ¿Ellos no te extrañaran? ¿No te buscaran?, y otra vez, ¿de dónde eres?— Vaya, aquel humano si que tenía muchas preguntas en mente, pero Ross se encargaría y estaría predispuesto a responder lo más sincero posible. —No soy un asesino, no pienso hacerte nada— Fue lo primero que aclaro, —Lo de la unión con un extraño es.. uh, tradición, si tradición— De alguna forma lo era, —Y supongo que si...— Se mostró decaído, ¿lo iban a extrañar? Pero sobretodo, ¿o lo buscarían por qué tenía un deber que cumplir? —No lo sé...— Ryan lo notó, pero él no era bueno manejando los sentimientos ajenos, ni siquiera los propios. Por lo que solo asintió sin decir nada, y esperó. Minuto después Ross terminó respondiendo la última pregunta —Soy... soy de algun lugar del planeta— Cansado, Ryan solo paso por su lado y en pocos pasos ya se encontraba frente a una puerta, la abrió y dijo —Ve a tomar un baño, te buscaré algo de ropa— Ross agradeció discretamente, y con algo de apuro ingresó al cuarto de tonalidades blancas, era bastante lindo aunque pequeño a comparación al suyo en casa, él literalmente tenía una gran habitación por donde corría la más pura agua cristalina; Hasta tenía una cascada artificial. Pero esto estaba bien, después de todo siempre se había preguntado del porque tener un lugar tan grande cuando era solo él el que se encontraría ahí, aunque habían ocasiones especiales donde él recibía una baño de esponjas de sus ayudantes/sirvientes. Aun así, era demasiado espacio sobrante. Ansioso por un baño caliente, él no tardo en despojarse de su túnica, dejándola caer a sus pies. Ryan no tardo en volver, entonces lo vio, vio al chico como había venido al mundo. Totalmente d*****o. —¡m****a!— Con rapidez despego su mirada de la desnudes contraria, pero había sido demasiado tarde, él lo había visto todo; Desde sus delgadas pantorrillas hasta su peche plano, el chico parecía haber sido moldeado por el mejor escultor del mundo. Todo en él lucia precioso, rosado y delicado. —¡Solo entra al baño!— Le dijo sin mirarle. Ross se vio algo confundido, ¿acaso la desnudez era mal visto por los terrestres? ¿Por qué?... De todas formas obedeció y se adentró al cuarto blanco, era un baño muy simple y limpio. Muy adecuado. Luego de algunos muchos minutos, Ross se encontraba abrazándose a sí mismo, puesto que ahora vestía un gran suéter azul y un pantalón gris. Él estaba tan bien con la temperatura que ahora sentía su cuerpo. Pero había un problema, sus cabellos aun goteaban y él no quería volver a enfriarse. Por lo que volvió en busca de la toalla prestada y se envolvió la cabeza con el. Ryan solo lo miró por segundos, pensando luego que no debería de darle importancia y solo debería de reírse por lo gracioso que ahora lucia aquel chico.  —Hoy dormirás en el sofá, tal vez para mañana consiga un colchón...— Pensó, su hermana tenía una cama que no ocupaba, podría pedirle prestado el colchón por un tiempo. Volvió a suspirar, —Ni siquiera se porque estoy haciendo esto— y recordó, —Claro, abuela...— Sin embargo volvió a repetirse que aquel tal Ross era totalmente inofensivo, o al menos así parecía serlo y algo le decía que en realidad así era. Aun así lo mantendría bajo una estricta vigilancia. Ross asintió sin problema alguno, después de todo cuando fue a comprobar el mueble indicado, él sonrió a gusto ante la suavidad de la superficie. —Es muy suave— —Lo es, y no me costo nada, fue una ganga totalmente— Le respondió mientras se dirigía hacia la cocina, era la hora de cenar y su estomago así se lo estaba haciendo saber. Y encontró lo mismo de siempre, pizza. —¿Tienes hambre? Tengo pizza— Sacó la caja. —Claro— Ross se puso de pie y con curiosidad se acercó hacia su compañero, acercándose por detrás observo el alimento, el cual no tenía buen aspecto. —¿Es comestible?— Preguntó sin diversión alguna. —Solo paso un día entero en mi heladera, claro que aun esta en buen estado y en completamente comestible— Ryan prosiguió en poner las porciones en un plato para luego meterlas al microondas. —Estará en dos minutos— Ross asintió, pero él no se alejo como lo hizo Ryan, él se acacho un poco y observo dentro de la caja metálica. ¿Por qué la comida estaba girando? —Los humanos son extraños— murmuró muy bajo. Quedándose hipnotizando por el girar del contenido ahí dentro, y el se sobresaltó cuando de pronto la luz se apagó y un un ruido repetitivo se escuchó. —¿Explotará?—  —¡Hey, la pizza ya calentó, ahora sácala del microondas!— Ryan le dijo desde su habitación. Ross se quedo de pie por unos cortos segundos, pero luego reaccionó, si, él debía de sacar el alimento de la caja metálica que le hacia girar. Se sorprendió cuando le resultó demasiado fácil, solo se trataba de abrir el microondas y listo. —Hora huele bien— Relamió sus labios y dio una mirada hacia la habitación de Ryan, él aun no venia, pero ya podría comer, ¿verdad? Aunque, ¿no seria muy mal educado de su parte? Pero... pero olía tan bien. Para cuando Ryan dejo su habitación ya con ropa de pijama, él simplemente se encontró con dos porciones muy pequeñas de pizza, y él había dejado siete porciones. Y por supuesto el único culpable era Ross, —Tú...— Era una suerte que trabajara como repartidor de pizza, él siempre solía tener de una a dos cajas de pizza en su heladera. —Solo calentaré más— Ross sonrió, entonces eso significaba que podía comer más, ¿verdad? Él solo tomó las dos porciones sobrantes, una en cara mano y empezó a dar mordiscos, —¡Dhelishiosho!—Exclamó a boca llena. Genial. Ryan no pudo hacer nada más que reír casi sin humor, —Serás peor que tener una mascota— Ross ladeó su cabeza, entendiendo muy poco —No shoy una mascotha— —No, no lo eres, eres peor que una— Le volvió a repetir, —Ya no más pizzas para ti— El microondas volvió a avisar que la comida ya estaba caliente. Ryan se llevó consigo el plato con las porciones de pizza, pero él no pudo negarse a que Ross tomará más de su comida. Como sea, después de todo no estaba muriendo de hambre. —Veré algunos capítulos de Arrow y luego iré a mi cama, ¿te gusta Arrow?— ¿Arrow?, ¿Qué es Arrow?... Ross aun así asintió —Es, uh, ¿genial?— Ryan le sonrió, luego le dio un mordisco a su pizza mientras se encontraba dándole play al capítulo —Ya comienzas a agradarme— —Oh, eso es bueno— Luego de un momento Ross volvió a hablar, —¿Somos amigos ahora?— A él le encantaría tanto tener un amigo, ya que ahora se encontraba en terreno desconocido. —Supongo— La sonrisa de Ross se visualizo mucho más, a él también empezaba a agradarle este humano, sobretodo cuando le dio de comer algo tan delicioso. Ahora si sus papilas gustativas enloquecieron. Él quedo mucho más fascinado cuando se perdió en lo que mostraba la pantalla plana, así que eso era Arrow. Él decidió que le gustaba, y ahora si pensaba que era genial.
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