Capítulo 6

2684 Words
Ross se encontraba muy entretenido caminado junto a Ryan, y al parecer en cada salida él conocería algo nuevo. Como que los arboles, todos los arboles y plantas del planeta, no se comían a los terrestres, y solo se alimentaban de sol y agua. —Aunque existen las plantas carnívoras, ellas comen insectos, pero hay una especie que come ratas— A Ryan le gustaba hablar de la naturaleza, él sabía mucho después de todo, aunque era muy consciente que aun le faltaba por aprender más. Él le siguió explicando por unos minutos más, como si de un profesor experto en biología se tratase, uhm, era agradable. Ross se sintió fascinado, tanto por las nuevas informaciones como por lo mucho que Ryan sabia, y él pudo nuevamente verse reflejado en él. Era como si quisieran lo mismo, saber más de todo, recorrer lugares y descubrir en su paso. Tal vez ellos, tal vez podrían viajar juntos por todo el universo... La idea le hizo sonreír aun más, pues él sabia que haría muy feliz a su amigo terrestre. —Eres fascinante Ryan— El brillo en sus ojos fueron muy visibles, —Y me gustaría descubrir el universo contigo— Aquello seguramente sería increíble y muy divertido. Un experiencia única, y mucho más para Ryan. Ryan solo sintió un ligero golpe en su pecho -por cierto, aquello fue muy extraño- le sonrió y asintió, entendiendo un poco tarde la referencia, —Claro, tal vez más adelante podríamos hacer un viaje— Puesto que él había tenido algo en mente, y bien, sus planes tendrían un pequeño cambio si es que decidía hacer su viaje en compañía. Unos azulados iris se aclararon, y aquello ocurría cuando Ross se sentía emocionado y no solo eso, su cabello se tornaba de un azul también más brillante, pero no había que confundir, aquel azul no era nada luminoso.  Ryan no dejó de mirar aquella peculiaridad extraña en Ross, pero minuto y medio después ya se encontraba negando, deduciendo que tal vez se tratase de lo brillante que hoy estaba el sol, logrando que aquel bello azul sea mucho más visible y llamativo. Ciertamente lo catalogó como hermoso, dándose cuanta casi inmediatamente que nunca antes había tenido tales pensamientos con alguna otra persona en un tiempo tan corto. Y mucho menos había pensado así de un hombre. Pero tal vez era porque este chico era muy diferente al resto, supuso, de nuevo. Ryan detuvo sus pasos cuando ya se encontraban frente a la puerta de la cafetería, la cual era una muy reconocida gracias a su excelente fama que ganó por sus exquisito café, por sus dulces donas, y por sus postres muy variados. Café au Lait era un buen lugar si es que se buscaba pasar un agradable y tranquilo momento; Por ello algunas primeras citan solían ocurrir ahí, o simplemente las parejas elegían aquella cafetería para pasar el rato. —Es aquí— Ingresó con calma, saludando ligeramente a dos de sus compañeros. —Ya conoces a Samantha, ella se encarga de preparar las bebidas y de vez en cuando atiende la caja registradora, solemos rotar— Explicó Ryan a medida que iban adentrándose y encontrando a personas trabajado. —Hola de nuevo Ross— Samantha le saludó luego de terminar de atender a un cliente. —Ryan, ve a cambiarte, yo me encargare de mostrarle el lugar— Ryan asintió, —Ya vuelvo— Samantha se llevó consigo a Ross, ubicándolo detrás de mostrador de madera, la cual resaltaba por lo muy bien lustrada que se encontraba. Ella comenzó a explicarle de manera lenta cada cosa en las repisas y en la mesada trasera. —Esta cafetera en muy nueva, el dueño lo compro la el lunes de la semana pasada, así que ten mucho cuidado, trátala como si tu vida dependiera de ello— Samantha no estaba exagerando, pues la anterior cafetera había sido golpeada muy duro por uno de los meseros, y bien, este fue despedido ante el m******o al muy costoso aparto. —Pero no te preocupes, te enseñare a usarla con mucho cuidado, aunque por ahora solo serás mesera— —¿Ya soy el mesero?— Ross sonrió en grande, ¿él realmente trabajaría en acogedor lugar? ¡Era increíble!  —Ya hable con nuestro jefe, y me pidió que sea tu supervisora durante toda una semana— Le dio toques en su hombro —Pero no te preocupes, tú serás contratado— Le guiñó el ojo —Después de todo eres amigo de Ryan, y él mi amigo, además es muy dedicado y serio en su trabajo y el no tiene malas amistades— Ciertamente ella tenia razón, llevaba siendo amiga y compañera de trabajo de Ryan por un año entero, por lo que lo conocía mucho de él. Y también se le podía agregar que:—Tú realmente luces ser alguien muy bueno y gentil—  —¡Lo soy por completo!— Exclamó con entusiasmo casado unas cuantas risas, —Y me esforzaré mucho como mesero— Él estaba muy decidido. —Esa es la actitud que buscamos, ahora sígueme, te mostraré los vestuarios—. Pero en su camino hacia dicha zona, se vio interrumpida al aparecerse un chico bien vestido, —Oh, él es Barry— Presentó mientras palmeaba el pecho del tal Barry, —Él esta conmigo en el mostrador, yo solo no podría con todo— Dio un paso hacia atrás, —Barry, él es Ross, nuestro pronto oficial mesero— Barry sonrió levemente y sus mejillas se ahuecaron de inmediato, él tenía unos lindos y visibles hoyuelos —Hola, encantado de conocer- Su mirada dio en con dos clientes frente al mostrador, y uno de ellos se encontraba concentradamente observando los postres que se encontraban a vista del publico dentro de una vitrina a un lado del mostrador, de la cual habían dos, unos para postres helados y otros para postres que podías permanecer intactos sin frío. —Hablaremos en unos minutos, tengo que ir— Su sonrisa fue de disculpas, pero nada se podía hacer, vamos, estaban en horario en trabajo. —La cafetería suele ser muy concurrida, tenemos clientes a toda hora del día, sobre todo por las mañanas y tardes— Explicó Samantha, retomando sus pasos hacia el interior, llevándolos hacia los vestuarios. —Este el el vestuario, y como veras aun no siendo una m******d trabajando, es un lugar bastante amplio. Y esos son los baños, esta el de mujeres y el de hombres— Apuntó a cada uno. —Y puedes guardar tus cosas en este casillero— Ella le mostró cuál será su casillero desde ahora, hasta escribió su nombre en la tabla blanca. —¿Fumas?— preguntó al girarse. —¿Fumar?— La incógnita se podía ver reflejada en el rostro de Ross. Samantha le sonrió —Veo que no, y eso esta muy bien, fumar es malo para los pulmones— Negó para si misma —Pero eso ya lo sabes— No, Ross no lo sabía pero ya se encontraba asintiendo con seguridad —Claro, fumar, malo— Hasta frunció su nariz con repulsión, luego le preguntaría a Ryan que era exactamente fumar. Y volvió a mirar su nombre en el casillero, —Tu letra es muy bonita— Pues en su planeta así no se escribía su nombre, le gustaba más de esta manera, se veía mucho más bonita y elegante. —¿En serio? Todos dicen que es horrenda, eres el primero en pesar lo contrario— Samantha relamente no tenia una bonita letra, pero aceptaría con mucho gusto el pequeño elogio, —Aunque muchas gracias Ross, ahora me agradas mucho más— —Oh, tu también me agradas mucho Samantha, y muchas gracias por estar mostrándome la cafetería, y darme el trabajo— —De nada amigo, se que lo harás bien— Ross no dudo en sentir frenéticamente, él lo haría más que bien —¡Lo haré muy bien!— Samantha amaba ese entusiasmo, —Eres adorable Ross— Fue en ese momento que Ryan hizo acto de presencia al salir del cuarto de baño, su sonrisa se ladeó ante esos dos —¿Te dejó solo diez minutos con él y ya intentas seducirlo?— Rió un poco ante el sonrojo de su amiga. —Idiota— Samantha le dedicó, —Ya estoy saliendo con alguien— Le mostro el dedo de en medio. Rodando los ojos Ryan volvió a reír —Lo había olvidado, tu novio es el hombre invisible, ¿verdad?— —Ja Ja Ja— —Vamos, ¿cuándo no los presentaras? ¿o realmente lo inventaste?— Ross se entretuvo con la amigable interacción divertida entre dos buenos amigos. Él se vio a sí mismo y a su mejor amigo Uriel, lo extrañaba, era como un hermano para él, y este era el único que le entendía y sabia todo de él; Desde su soñadora vida hasta de su melancolía por las acciones de su familia, ¡Además! Uriel le había ayudado a escapar... ¿Él se encontrara bien? Ross esperaba que no haya sido d*********o. La tristeza llegó a sus expresiones. Ryan por encima del hombre de Samantha pudo verlo, caminó hacia él —¿Todo en orden?— preguntó ante el claro decaimiento contrario. —Hace un momento eras todo sonrisas, ahora...— Ross volvió a sonreír, dejando de pensar en cosas malas que tal vez ni siquiera hubieran ocurrido. —Solo recordaba a un amigo, mi mejor amigo. Estoy bien—  —¿Él no escapó contigo?— Ryan preguntó, recordando nuevamente el que él aun tenía preguntas por hacer. —¿Escapar?— Samantha se involucró. Ryan suspiró —Es una no tan larga historia, luego hablaremos de eso, es hora de volver al trabajo— Terminó por atarse el delantal n***o, el cual hacia juego con su vestimenta también totalmente negra, siendo el logo de la cafetería en el delantal lo que resaltaba al ser blanco. Samantha fue la primera en apresurarse, pues había descuidado su puesto por mucho más tiempo de lo debido, el pobre de Barry debe de estar con las manos llenas. Pero antes de que Ryan y Ross dejaran los vestuarios, Ryan se detuvo y le dijo a Ross, —Estoy seguro de que tu amigo también debe de extrañarte— Ryan sabia lo que era extrañar a una persona, digamos que era casi un experto en ello. Y era muy triste. Ross sintió un cálido calor en todo su pecho, y él solo pudo sonreírle muy dulcemente, agradeciendo aquellas palabras de manera silenciosa. Y nuevamente retomaron su caminata para luego volver a detenerse, Ryan no había echo de nuevo —Tú aun no estas vistiendo el uniforme, debería de haber sido lo segundo que Samantha te hiciera saber, vamos, sígueme— Volviendo hacia los casilleros, Ryan abrió uno que no era suyo, de ahí saco una camisa negra y un delantal también n***o, —Estos deben ser de tu talla— Se los entregó —Tal vez Samantha pida un uniforme de tu talla luego, pero por ahora, este será tuyo— Él no le entregó los pantalones negros que también se encontraban en el casillero, pues ya sabia que no iban a ser muy cómodos para Ross, puesto que estos eran para una persona mucho más alta. Ross no esperó ni un segundo más, él se deshizo del suéter azul que llevaba puesto y fue tan veloz en colocarse la camisa que Ryan no tuvo tiempo en decirle que podía vestirse en el baño, pero por supuesto, no era para nada necesario —Anotado, no tienes ni un poro de pudor— En cambió ahora solo se dedicó a ayudarle, atando su delantal por detrás. —Ya estas listo, ahora vamos— Ahora si ellos dejaron los vestuario sin ningún tipo de interrupción, y apenas les vieron ambos fueron llamados por Samantha y Barry, los dos muy ocupados atendiendo. —La mesa cuatro y seis, Ryan— Samantha le hizo saber. Barry le habló a Ross, —Dale una leída a la carta antes de tomar las órdenes— Eso, esa sería una tarea un tanto complicada para un Legariano, Ross aun no estaba aun familiarizado con las letras humanas —S-si— Él tomó la carta plastificada y muy bonita en sus manos, y paso lo que tenía que pasar, él no entendió absolutamente nada. La vergüenza comenzó a crecer, y mucho más el pánico ante hacer su primer trabajo mal. Fueron diez minutos los otorgados, y cuando los minutos terminaron Samantha era la que hora estaba hablándole. —Ese de allá en la mesa dos, ve a tomar sus ordenes— Le dijo con amabilidad. Un muy rígido y torpe "alienígena" se dirigió hacia la mesa señalada, la mesa dos. —H-hola, bienvenidos a esta encantadora cafetería— Una sonrisa se vio en él, pero por dentro era un verdadero caos. Las dos clientas, le sonrieron le devolvieron la sonrisa; Una de ellas habló:—Si, este lugar es realmente encantador, y... ¿tú eres nuevo, verdad?— La pelirroja miraba con curiosidad. —Si, hoy es mi primer día trabajando— Ross mantenía su libreta muy apegada a su pecho, y en su otra mano se encontraba una lapicera de tinta negra. —Ya veo, vaya, ahora me doy cuanta que en esta cafetería se contratan personas hermosas—  La amiga de esta negó, pero no desmintió lo dicho, pues al ser también cliente habitual se había percatado de ello también. Simples coincidencias. —Vamos, deja de hacer el tonto y hagamos nuestra orden— Una de ellas pidió una rebana de pastel de fresas con un capuchino, la otra optó por un café americano y unas galletas de chocolate. Ross no pudo anotarlo, pero si pudo recordar la orden. ¿Ya había quedado muy en claro que él era un Legariano muy inteligente, verdad? Por que así era. Luego de aquella mesa, él siguió con una sexta a pedido de Ryan. Él grabo todos los pedidos, hasta la más pequeña cosa, como por ejemplo; en la mesa seis uno de los cuatro había echo un pedido especial, el quería un brownie de chocolate pero sin nueces, pues era alérgico a los frutos secos. Cuando los pedidos fueron hechos Ross se acercó al mostrador y su libreta solo tenía hojas en blanco. Samantha ladeó su cabeza confusa, Ross le sonrió tímidamente, diciéndole con rapidez:—Esta todo en mi cabeza— —¿Algo esta mal con tus manos?— Samantha se vio un poco preocupada, —Si es así me lo hubieras dicho, tal vez podrías empezar luego— —N-no, no es nada grave, pasara— Él odiaba mentir, pero sería bastante vergonzoso para él el decir que no comprendía las letras humanas; Esto esta siendo mucho más agobiante que ocultar que provenía de otro planeta. ¡Además! Esto no dudaría demasiado, ya que por la noche tenía se encargaría de solucionar aquello al estudiar las letras humanas. Si, solo le tomaría un par de horas, tal vez dos o tres, era el tiempo estimado en el que también llegaba a aprender un nuevo idioma. Samantha se lo tomó bien, después de todo no era el fin del mundo, —Esta bien, no hay problema, ve diciéndome las ordenes y las anotare por ti— A Ross realmente le agradaba esta humana, —¡Si!— ... Algunas horas pasaron, ya eran cerca de las seis, las cinco y cincuenta para ser exactos, por lo que solo a Ryan y a Ross le restaban cuarenta minutos de trabajo. Todo había ido muy bien, Ross había sido eficiente, atento, amable y agradable con los clientes; Y muchos de ellos habían dejado propina, y hasta ahora estaba siendo la mayor cantidad de propinas recibidas hasta hora. —Entonces... ¿te gusta este trabajo?— Ryan le preguntó a Ross cuando fue a ayudarle a limpiar la mesa recientemente liberada. —Me encanta, y estoy muy feliz ahora— Su sonrisa de oreja a oreja lo decía todo. Ryan sonrió junto a él, ambos perdiéndose en una platica animada, sobretodo de parte de Ross, él solo se encontraba rebosado de alegría. Estaba sintiéndose tan bien y tan libre. Sencillamente estaba muy agradecido con Ryan, y claro, con su abuela también, y con Samantha.  —Ryan— Ross lo llamó en tono bajo, dejando el paño celeste sobre la mesa. Entonces él se acercó y le abrazo, sus brazos rodearon el cuello de Ryan y este se quedo muy estático. Otra vez estaba siendo abrazado sin previo aviso. —Gracias, gracias, gracias...— Infinitos agradecimientos salieron en tono bajo de la boca de Ross, y puedo que estuviera actuado de una manera muy exagerado para la percepción humana, pero relamente quería demostrar su agradecimiento. Esto era lo que él había estado buscando, la libertad de elegir, de hacer y buscar lo que realmente quería y no solo seguir reglas tontas. En este planeta nadie iba a obligarle a que se uniera con alguien que no le hiciera sentir cosas, nadie lo vigilaría todo el tiempo, nadie ocultaba del todo sus sentimientos. Uriel también encajaría muy bien aquí... El pensamiento fue imposible de evitar.  Ahora habían miradas sobre Ryan y Ross, y se mostraron mucho más sorprendidas cuando un beso se dio...
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