Sígueme

2183 Words
Pic pic pic Gruño molesta al escuchar la alarma sonar, pero luego me levanto cuando me doy cuenta que iré a la empresa Taisho. Hago una mueca de disgusto y camino hasta el baño para mi limpieza matutina. Cuando termino salgo y busco que ponerme, escojo un vestido rojo vino que me llega hasta las rodillas y deja ver mis curvas, mi cabello azabache lo envuelvo en una coleta alta dejando algunos mechones rebeldes caer en mi rostro, me maquillo natural a excepción de mis labios que los pinto de rojo intenso, alcanzo unos tacones negros y estoy lista para mi primer día de trabajo, donde están todos mis enemigos. Bajo las escaleras y un delicioso olor llega a mis fosas nasales. —Buenos días—saludo a Sango que está sentada en la mesa tomando café, al escuchar mi voz ella levanta la mirada y me sonríe. —Buenos días Kagome—saluda mirándome—¿cómo amaneciste?—pregunta sin despegar su mirada de mi persona. —Con ganas de seguir mi plan—ella asiente—¡Kaede!—grito a mi empleada. —Si mi niña—Kaede era la mejor amiga de mi madre, siempre se ha comportado como una madre, lástima que ella no tenga hijos, es un amor de persona. —Me traes mi desayuno, por favor—tomo asiento en la cabecilla del comedor. —Claro, con permiso—desaparece por el umbral de la puerta. —¿Qué planeas Kagome?—pregunta interesada Sango—digo, sobre lo de enamorar a Inuyasha—suspiro pesadamente y luego masajeo mi sien. —Estoy tratando de seducirlo, anoche demostró que se siente interesado en mi persona, eso es un punto a mi favor. Además de que no se le ve que está enamorado de la novia—continuo—más bien creo que no es el tipo de mujer con la cuál le vería—ella asiente. —Es cierto, aparte, su voz es tan chillona que estuve a punto de mandarla a callar de la manera menos educada que sepa—río un poco, solo pocas personas logran eso después de que me arrebataran todo. —En lo que pude analizarla, creo que es una persona bastante superficial—Kaede trae mi desayuno y le agradezco—además cualquier persona que la ve de lejos creé que tiene cerebro, pero te basta hablar con ella dos minutos para saber que no hay nada allá dentro—Sango suelta una carcajada—siendo sinceras la novia no es una competencia para mi, pensé que lo tendría más difícil, pero bastará con algunas jugadas de mi parte para tener al prqueño Taisho comiendo de la palma de mu mano—comento con tranquilidad. —Por cierto, me informaron hace unos minutos que ya tienen tu oficina y mi despacho listo—la miro y tomo mi desayuno en silencio. —Estar entre mis enemigos fue la decisión más inteligente que pude tener, con esto puedo pasar desapercibida para todos—tomo un sorbo de mi café—puedo atacar desde adentro y no sospecharán que soy yo—ella asiente. —¿Qué opinas del otro hijo... Sesshomaru?—pienso antes de responderle. —Un completo idiota el cuál se cree que es un dios, su actitud fría y descotes me hicieron enojar bastante, no sabes cuánto—le digo y ella me mira—pero le calle esa estúpida boca, él no sabe que soy la reina del hielo—hago una mueca y lanzo mis manos como si de ellas fuera a salir hielo. —Es un egocéntrico—murmura. —No lo dudo. —Buenos días—con su infaltable sonrisa Koga llega hasta nosotras. Primero pasa donde estoy para besarme la mejilla y luego a Sango—¿cómo les fue el día de ayer?—pregunta entusiasmado, pero a su vez preocupado. —¿Cuenta que conocí un chico que está para comerse?—pregunta Sango pícara. —Uhm—Koga se hace el pensativo mientras toma asiento al lado de Sango—si—una radiante sonrisa aparece en su cara. —Se llama Bankotsu, es socio de la empresa, aparte de ser guapísimo es muy agradable—Sango sigue enumerando las cualidades del fulano mientras yo quedo absorta en mis pensamientos. Espero que ésta venganza acabe pronto, porque no sé si voy a durar mucho tiempo fingiendo que me agrada estar en medio de todo esto. No puedo sacarme de la cabeza todo lo ocurrido en la fiesta, pero hay algo que me quedó bastante claro y es que con Inuyasha Taisho debo tener cuidado. —Casi lo olvido—la voz de Koga me hace regresar a la realidad.  Lo miro y él parece un poco inquieto de momento, supongo que es algo que él pasó desapercibido y no comentó —¿Sucede algo?—inquiero limpiando mis labios. —Este expediente no pudo llegar a tiempo, toma—me lo pasa y lo tomo en manos—creo que debes leerlo—abro el informe. Nombre: Rin Taisho Edad: 8 años Padres: Adoptada por la familia Taisho cuando en un accidente sus padres murieron. —¿Un accidente?—pregunto confusa. —Lee la siguiente página—hago lo que él dice. La noche de 20 de abril mientras viajaban en su auto la carretera se encontraba despejada, la familia Kawaki marchaba para llegar hasta Tokyo, pero cuando dobló una curva impactaron con otro coche, donde se encontraban el señor Inu No Taisho en el asiento trasero y su chofer que lamentablemente murió en el impacto. El señor y la señora Kawaki murieron al instante dejando a una pequeña niña huérfana de nombre Kawaki Rin, una pequeña de 5 años. La familia Taisho al ver que la pequeña no tenía más familia decidieron adoptarla, hoy tiene 3 años viviendo con ellos, una pequeña alegre y vivaz. —¿Cómo es posible que yo no sabía esto antes?—pregunto enojada mirándolos a ambos. Ellos mejor que nadie saben que odio dejar cabos sueltos. —El inspector dejo este reporte en su oficina, por eso llego hoy—me responde Koga con su habitual paciencia—esa es la razón por la cual no te lo habían entregado antes Kagome—suspiro y trato de calmar el genio horrible que tengo el día de hoy. —Entonces hay tres hijos Taisho, pero por supuesto la niña no pagará las consecuencias de los actos de esos infelices—ellos respiran con tranquilidad. —Bueno, creo que es la hora de ir a la empresa—asiento y me levanto de la mesa—esperemos que todo marche estupendo—los tacones de Sango y yo retumban en el eco de la habitación. Salimos en silencio e igual pasamos en silencio todo el camino hasta la empresa, Koga abre la puerta y salimos ambas. Caminamos hacia dentro de la empresa ganándonos las miradas curiosas de todas esas recepcionistas que se suponen deben estar trabajando no involucrándose en lo que no debe interesarles. Chismosas. Camino hasta el ascensor, cuando sus puertas se abren varias personas salen de él, Sango y yo aprovechamos la oportunidad y subimos hasta el último piso. —Buenos días señorita, ¿en qué puedo ayudarle?—una chica cabello hasta los hombros y revuelto me da una sonrisa amistosa mientras que espera pacientemente que me digne a hablar. —Necesito hablar con el señor Inuyasha—ella asiente antes de responder. —¿Tiene cita?—la fulmino con la mirada. —No—contesto fríamente a lo que ella se sobresaltar—dígale que la señorita Higurashi lo espera—a la mención de mi apellido ella se levanta fugazmente de su silla y se va hasta lo que supongo es la oficina de Inuyasha. Pasan unos minutos antes de que salga nerviosa. —El señor Taisho la espera señorita—responde apenada. —Gracias—ella me mira sorprendida supongo que esperaba que fuera nuevamente grosera. —Estoy para servirle—asiento y camino, pero la voz de Sango me detiene. —Te espero aquí—asiento sin mirarla y toco suavemente la puerta hasta que escucho un adelante y entonces la abro. Mis ojos captan lo primero que llama su atención, que es el gran estante lleno de libros, un escritorio, es una oficina muy grande, Inuyasha me mira curioso. La verdad es que está muy guapo en ese traje, sus ojos dorados me miran queriendo penetrar lo más profundo de mi ser para encontrar todas las respuestas a sus preguntas. —Buenos días señorita Higurashi—me adentro con toda la seguridad y sensualidad que poseo, camino bailando mis caderas en la acción. Me enfoco en mi objetivo principal que es Inuyasha Taisho dándole una sonrisa coqueta antes de lamer mis labios. —Buenos días señor Taisho—saludo con una entonación sensual en mis palabras sentándome en los asientos frente a él—es un placer para mis ojos verlo el día de hoy—él me observa con sorpresa y sonrío como si fuese un angelito. —Cuando dice señor Taisho creo que se refiere a mi padre—hace una mueca—¿qué tal si me llama Inuyasha?—ánima y yo asiento—también es un placer para mi verla hoy—murmura y sonrío encantada con sus palabras. —Entonces Inuyasha me puedes llamar Kagome—muerdo mis labios y sus ojos se desvían a ellos. ¡Sí!, ¡míralos imbécil! Siéntete atraído. Me doy cuenta de que tengo el efecto que quiero en Inuyasha y eso me ayudará. Porque veo trabas que utilizar, para conseguir lo que quiero. Si mis enemigos me muestran debilidades es un error por parte de ellos porque yo definitivamente los utilizaría contra ellos. Y para Inuyasha Taisho yo no le soy indiferente y eso me gusta, porque entonces lo atacaré por ese lugar, lo voy a enloquecer tanto que al final no tendrá más remedio que el buscar de mi como un sediento el agua. Lo enloqueceré al punto que solo piense en mi al despertar, al dormir. —En que puedo ayudarla seño... Kagome—sonrío y me levanto. —Me podría mostrar mi oficina Inuyasha—creo que lo vi tragar seco—no conozco el lugar y me encantaría que usted me muestre todo el terreno—me inclino un poco hacia adelante y de manera disimulada él le da un vistazo a mi escote—me gusta saber el terreno que piso antes de atacar—sus ojos dorados me observan con curiosidad. —¿Atacar?—pregunta y yo me reclino con una sonrisa. —Una expresión que suelo utilizar para referirme a trabajar, ¿o a que cree que me refería?—pestañeo como toda una niña buena. —No lo sé Kagome, me pareces un enigma—sonrío negando. —No hay nada interesante en mi—confieso—pero me gustaría una reunión lo antes posible con los socios mayoritarios para comenzar a ponernos de acuerdo con todo. No me gusta dejar cabos sueltos y parece que eso es lo que menos necesita la empresa en este momento, ¿no lo cree?—él asiente. —Estoy muy de acuerdo con lo que dice, yo mismo convocaré una reunión para usted—sonrío y asiento. —Me mostraría mi oficina, me gustaría comenzar a familiarizarme con el lugar—él se levanta y yo lo imito con mucha delicadeza. —Sígame—asiento entusiasmada, él solo se queda embelesado mirando mis piernas cuando me muevo con sensualidad. —¿Hacia dónde te sigo?—pregunto divertida al verlo atormentado, él aparta la mirada pareciendo realmente avergonzado y es tan divertido que tengo que aguantar las ganas de reírme de él, por lo que simplemente lamo mis labios en espera de que él me guie—¿Inuyasha?—lo llamo porque él se queda de momento quieto mirándome. —Lo siento, solo estaba pensando—me acerco un poco a él y lo veo ponerse muy nervioso. Su aroma masculino se filtra en mis fosas nasales y trago en seco dando un paso más cerca de él haciendo que una leve sonrisa aparezca en mis labios al verlo bajar la vista hasta ellos. Los dorados ojos de este hombre son algo hermoso de cerca, pero me recuerdo que él es uno de los malditos que acabaron con mi familia. Que acabaron con las ganas de vivir, con la esperanza de que ellos sobrevivieran. Cada uno de los Taisho tiene una marca diferente en mí. Cada uno de ellos atacó y me dejó una cicatriz diferente. Cada uno de ellos me hizo lo que soy ahora, el recordar eso me hace alejarme de él y es como si la burbuja que tenía sobre él explotara porque se aleja pareciendo inquieto. —¿Me guía?—pregunto fingiendo una calma que no siento. —Vamos—salimos de su oficina, pero unos gritos nos hacen detener.
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