Entro y todas las miradas se posan en mi persona, mi semblante es inexpresivo, sin embargo, llevo una sonrisa de lo más sensual y descarada. Los hombres me ven con deseo reflejado en cada uno de sus ojos, las mujeres por el contrario me miran como si mi muerte fuese lo que más le apetecía en este momento. Contoneo mis caderas en todo momento, reuniendo todo mi valor para ver el causante de mi sufrimiento, estoy tratando de controlar mis emociones para que no me traicionen a la hora de la verdad, donde yo vea cara a cara al maldito infeliz que me quito todo lo importante que tenía en este mundo.
Solo pensar que haré justicia, que vengaré sus muertes, me dan valor a seguir caminando sin caer y destrozarme en lágrimas, nunca les daría ese privilegio, los destrozaré uno por uno. Sango me sigue en silencio, la música de hace rato paro al entrar con aquella grandeza que me caracteriza, mis tacones son el único sonido acompañado de los murmullos de todos los presentes, no les doy importancia ya que en este momento no es mi prioridad ninguno de ellos, mi prioridad son los organizadores de esta hermosa fiesta... Los Taisho.
Una vez ubico a mis víctimas respiro profundamente para luego seguir caminando, mientras más me acerco siento los latidos dislocados de mi corazón, trato de mantenerlos a raya y termino de llegar para parar en seco y mirar de la manera más fría que pueda a aquellas personas que no merecen más que mi odio y mi rencor. Mi mirada pasa primero a Inu No Taisho y su esposa Izayoi, quien los viera, parecen las personas más buenas y amorosas de este mundo, pero solo son dos almas oscuras que causaron la destrucción de mi corazón con una simple acción.
Ambos a pesar de su edad se conversan de manera excelente. Izayoi va enfundada en un vestido de gala que no hace más que realzar una belleza única. Su piel pálida parece que te llama a tocarla porque parece una muñeca. Le regalo una sonrisa pasando la mirada a su marido, el capitán del barco.
—Señorita Higurashi, déjeme decirle que es un gusto por fin conocer a nuestra socia oculta, era usted una incógnita para todos, espero que pasemos una hermosa velada acompañados de su hermosa presencia y que no se sienta incómoda. Agradecerle también por comprar las acciones de mi empresa ya que como sabrá estábamos en un estado de casi banca rota—sonrío de lo más falsa e hipócrita que he sido en toda mi vida.
—El placer es mío señor Taisho, no sabe lo feliz que me hace poder trabajar en su empresa, será todo un placer compartir con un hombre tan exitoso como lo es usted, gracias por esta hermosa fiesta de bienvenida, espero y nos llevemos de maravillas, y que aparte de ser socios, seamos amigos—cada palabra que sale de mis labios me hace querer gritar, pero tengo que aguantarme. Aguantarme las ganas de gritarles cuán malditos son, gritarles asesinos en su cara, que se pudran en lo más profundo del infierno, pero solo sonrío mientras el veneno se filtra en mis impresionantes ojos chocolates.
El hombre sonríe y posa su mano sobre la mía, me tenso por un momento y él solo sonríe con mucha felicidad ante mis palabras dichas. Tengo que sonreír devuelta, pero su toque se siente como acido para mí. Ellos no saben cuánto los odio por todo el daño que me hicieron, no tienen idea de las ganas que tengo de destruirlos a cada uno de ellos. Este hombre no se imagina que mientras él cree que seremos grandes socios yo solo haré hasta lo imposible por verlo caer y ser alguien inferior a un saco de basura.
—Eso espero señorita Higurashi—responde sonriendo y yo queriendo quitársela con un puñetazo. Su mujer, la cara de ángel, me mira con una sonrisa maternal.
—Pero por favor llámeme Kagome—él se sorprende y luego asiente—seremos socios, las formalidades solo para cuando se requiera señor Taisho—él sonríe.
—Bueno Kagome, te presento a la mujer de mi vida—la señora a su lado suelta una risita—ella es mi esposa y la mujer que amo Izayoi Taisho—ella me abraza y mi cuerpo entra en tensión, trato de disimularlo y la abrazo—a mi puedes llamarme Inu No, sería un placer para mí que lo hagas—asiento y me enfoco en la mujer que me mira con aire angelical. Tanta zalamería me darán ganas de vomitar, necesito un trago para pasar la rabia que tengo estancada en la garganta justo ahora.
—Es un placer conocerte Izayoi, ¿te puedo llamar Izayoi?—ella asiente y sonrío, falsamente—tienes un nombre hermoso Izayoi—comento mientras ella sonríe.
—Tú también tienes un nombre precioso Kagome, además de ser una mujer realmente bella—finjo sentirme apenada, pero ella solo dice la verdad, soy increíblemente hermosa y el que ellos lo sepan me da gusto, porque es como tener puntos a mi favor.
—Me haces sentir avergonzada—susurro y ella se ríe.
—Este es mi hijo mayor Sesshomaru Taisho—camino hasta el joven que me mira de manera fría y dura, aunque creo que mi mirada lleva la delantera en ese aspecto.
—Mucho gusto—su voz suena neutra. Es más guapo que en la fotografía que vi, pero al parecer lo que capté fue cierto. Me parece que este será el Taisho que me lo pondrá más difícil, por lo que sonrío con tranquilidad y frialdad haciendo que sus ojos dorados me observen con mucha curiosidad. Ambos podemos jugar al mismo juego mi repugnante Sesshomaru.
—Igual—respondo en su mismo tono, por lo que él se sorprende—mucho gusto conocerlo—digo para que el ambiente no se sienta tan pesado, él suelta mi mano y le sonrío una vez mas.
—Ella es su prometida Kagura Hoyo—la chica a su lado levanta un abanico y se echa aire de manera altanera mirándome como si fuese superior a mí. Debería saber que los Taisho no están siendo la burla de todos gracias a mí que compré las acciones, sino estarían hecho mierda. Es por eso que le sonrío mucho más altanera que ella.
—Es un gusto conocerla—me sonríe hipócrita y yo respondo con una sonrisa igual a la suya—tenía muchas ganas de conocerla, todos hablan solamente de usted señorita Higurashi—habla y sus palabras son tan vacías que me dan ganas de reírme sin parar.
—Igual—contesto de manera seca—me parece que será un placer trabajar con los Taisho—susurro con una sonrisa.
—Y este es mi hijo menor, Inuyasha Taisho—alías mi víctima, pero es algo con lo que debo callar, por lo menos hasta el momento en que sea necesario.
Me quedo momentáneamente estática porque la fotografía no le hace justicia al hombre que tengo frente a mí. Inuyasha es muy alto, con esa cabellera plateada larga tan característica de los Taisho, sus ojos son dos piedras preciosas color doradas que brillan tanto, quedo sin habla por un momento bajando la mirada hacia sus labios gruesos que le quedan perfectos a ese masculino rostro.
—Es un placer señorita Higurashi—mis ojos no se pueden despegar de esos dorados, sonrío de manera arrogante.
—También es mío—él me sonríe, pero mi mirada baja hasta su prometida quien me fulmina con la mirada.
—Y ella es su prometida, Kikyo Hoyo—lo miro con incógnita—Kikyo y Kagura son hermanas—asiento esperando su saludo.
—Mucho gusto—sonrío triunfadora.
—Y el mío también—me doy vuelta y mi cabello se lanza hasta su cara.
—Vamos a conocer a los demás socios—Inu no Taisho me arrastra y me presenta muchas personas que ni idea quienes son, me habla de negocios, de nuevos proyectos, etc. Siento mi cabeza reventar porque por hoy me siento agotada de tener que fingir que estas malditas personas me agradan, pero lo hago con tal de seguir mi venganza. Una melodía suena y todos agarran a sus parejas al llegar el momento del baile. El señor Taisho se disculpa va en busca de su mujer.
—Disculpe señorita, me permite está pieza—un joven muy guapo y simpático me mira esperando una respuesta.
—Claro—me lleva a la pista y bailamos al compás de ésta, su mirada no deja mi rostro lo que me hace sentir un poco incómoda. La canción continua y yo ya quiero que acabe ara alejarme de este idiota que no deja de observarme como un jodido acosador.
—Cambio de parejas—el chico me da una vuelta y siento como alguien más toma mi cintura y me une a él para seguir el paso a la canción.
Mi mirada sube hasta toparse con una dorada, Inuyasha me mira mientras baila. Siento su aroma filtrarse por mis fosas nasales y mi corazón comienza a latir de manera desenfrenada al tenerlo tan cerca. Le regalo una sonrisa fría mientras él me da vuelta antes de quedar nuevamente frente a mí. Observa mi rostro con curiosidad y luego mira mis ojos como si buscara algo en ellos.
—¿Qué buscas en este lugar?—su pregunta me toma desprevenida.
—¿Qué crees que busco?—contraataco de manera brusca, él me mira esperando descubrir la verdad a través de mis ojos, sin saber que allí solo hay un mar de dolor y sufrimiento que solo yo puedo ver y dejar ver al mundo.
—No sé lo que es—me da vuelta poniendo mi espalda en su fuerte pecho, una de sus manos sujeta la mía y la otra descansa en mi vientre, me tenso un poco y temo que él pueda sentir los acelerados latidos de mi corazón.
—Entonces no busque fantasmas donde no los hay, Inuyasha—comento indiferente, pero sintiéndome asqueada de que su cuerpo comparta espacio y oxigeno con el mío. Lo odio, lo odio tanto, quiero matarlo y hacerle sentir a todos lo que sintió mi familia y lo que siente mi corazón.
—Sé que guardas un secreto—otra melodía suena y seguimos bailando.
—Todos guardamos secretos—respondo con sorna—no me digas que tú no—ahora estoy frente a él.
—Pero usted oculta algo fuerte, puedo sentirlo—una sonrisa maligna de asoma en mi rostro—hay algo en mí que me dice que algo planea señorita Higurashi—habla con tranquilidad.
—¿Quieres saber que planeo?—pregunto inocente.
—Sí, quiero saber—responde inmediatamente.
—¿Seguro? —trato de hacerlo dudar.
—Muy seguro—responde firme, me acerco a su oreja.
—Tal vez enamorarte, ¿quién sabe? —y me aparto avanzando sin mirar atrás, cuando estoy lo suficientemente alejada veo el desconcierto reflejado en su rostro.
Solo es el comienzo
Respiro tratando de regular mi pulso, busco a Sango con la mirada y no la veo. Camino tomando una copa y dándole un largo trago sintiéndome de pronto presa en este lugar, me siento asfixiada y realmente este primer paso ha sido muy fuerte para mí. Camino entre las personas en busca de Sango porque necesito escapar con urgencia de aquí, ya no aguanto un solo segundo, hasta que la ubico hablando animadamente con un chico, me mira y le hago señas para que se acerque.
—¿Qué pasa?—pregunta preocupada, supongo que mi rostro deja ver todo lo que siento en este momento.
—Quiero salir de aquí—respondo desesperada—necesito alejarme de este lugar Sango—ella me mira y muerde su labio sonriendo cuando alguien pasa por nuestro lado.
—Casi se acaba la fiesta, espera por favor, sé que es difícil, pero debes demostrarles que no te dejas caer de manera fácil—asiento y le agradezco—solo espera un rato más—suspiro y ella me pasa otra copa. Le doy un largo trago sonriendo cuando es necesario.
Paso lo que queda de la fiesta hablando con todas las personas que están incluidas en el nuevo proyecto, evadiendo las miradas confundidas que tenía Inuyasha hacia mí, esto será más difícil de lo que me imaginé. Este odio no sé cuánto tiempo más se quedará guardado en mi interior, solo espero que el suficiente para terminar lo que acabo de empezar.