Capítulo IV

2395 Words
Camille Lo primero que veo al abrir los ojos es a Aarón a mi lado, sostiene un pedazo de algodón aromatizado con alcohol cerca de mi nariz para que pueda olfatearlo y recobrar la conciencia. Respiro hondo y trato de tranquilizarme, o al menos, eso es lo que me repito a mí misma. Me encuentro recostada en el sofá y tengo una manta sobre mí, cubriendo mi cuerpo. Ojeo mi entorno con una sensación aplastante invadiendo mi pecho. De repente, mi padre invade mis pensamientos y por más que intento no sentirme afectada por el hecho de que tuvo un infarto. Estoy muerta del miedo. No preveo mis acciones, me levanto con cierta brusquedad y la sensación de mareo que sentí antes vuelve a hacer acto de presencia, Aarón se acerca más a mí al percatarse de mi estado, rodea mi cuerpo con sus gigantescos brazos, brindándome esa calidez que ansío, pero por más que intento sentirme aliviada en sus brazos no lo hago. No me siento reconfortada y no sé qué diablos hacer para obtener ese sentimiento de protección. —¿Él...está bien? —mi voz es un patético sollozo. Sus ojos me observan pasivos y puedo ver algo más que no puedo reconocer. —Su estado es muy crítico —me mira fijamente, serio—, me llamaron porque me puso como su contacto de emergencia, él se quedará en el hospital por un par de semanas para que monitoreen su recuperación, pero me estarán avisando si algo cambia —avisa, su voz es firme. Me limito a asentir en respuesta, incapaz de decir algo más. No puedo luchar con este sentimiento de culpabilidad que empieza a invadirme, intento que no me importa, fingir que esto no me afecta en absoluto, pero al final de cuentas, sigue siendo mi padre y lo amo. Aunque no sé lo merezca por lo que hizo. Siento que me arrebató a mi madre, pero aún así, no quiero perderlo. No puedo perder a nadie más. —¿Se repondrá, verdad? —necesito que me tranquilice aunque sea mentira, quiero que me asegure que no lo perderé, pero no lo hace, sólo me da una mirada neutra. Lo cual tiene el efecto contrario en mí. —Tranquila —acuna mi rostro y me besa las lágrimas que ruedan por mis mejillas mientras sollozo—, él es fuerte, Camille. Saldrá de esto, mejorará —habla, pero no suena tan seguro. ¿Y si no lo hace? ¿Si también lo pierdo como a mamá? ¿Podré perdonarme no haberle hablado por años? Mierda. No, ya no puedo con estos sentimientos de culpa, ya estoy harta de sentirme acorralada en mi propia cabeza. Necesito la paz que solo una persona me puede brindar en estos momentos. Aparto las manos de mi novio, lo alejo de mí, aunque eso es lo último que quiero. Me levanto del sofá donde estamos y él me mira con cierta confusión ya que no entiende lo que estoy haciendo. Yo tampoco entiendo qué me pasa. Pero aún así, tomo mi móvil y me preparo para no sonar tan cruel con Aarón, sé que no se merece esto pero yo necesito tranquilizarme antes de hacer una locura. Me siento inestable. No debería sentirme así. —Aarón, tienes que irte —le pido suavizando mi voz y sin mirarlo a los ojos porque no puedo verlo sufrir—. No puedes estar aquí. Su rostro se llena de confusión y niega, incrédulo. —¿Qué? —se levanta del sofá rápidamente y se acerca a mí—. Camille, pensé que estábamos bien...sabes que no quise lastimarte anoche. Lo sé, sé que Aarón jamás haría algo para herirme. Y escucharlo tan afligido solo empeora mis emociones y yo ansío paz. Necesito relajarme y no podré hacerlo con él aquí. Ahorita no puedo estar con él. Tomo un profundo respiro y me acerco a él, acariciando su mejilla con las yemas de mis dedos. —Estamos bien, pero necesito que Sam regresé antes —le aclaro y puede ver cómo su cuerpo se tensa al nombrarla—, y sabes que ella no lo hará si tú estás aquí. —espeto sería. Cierra los ojos por unos segundos, entiende mis razones y termina asintiendo derrotado. Sabe que lo que dije es verdad y por eso no protesta. Le doy un abrazo y un casto beso en los labios. Él se aleja de mí y comienza a subir las escaleras con pasos apresurados. Me imagino que recogerá sus cosas. Mientras tanto me dedico a llamar a Sam, ella me atiende al primer timbre y le pido que regrese con Ellie lo más rápido posible. No pasa ni veinte minutos cuando Aarón baja las escaleras con su maleta en la mano y me mira decepcionado. Sé que no debí pedirle que se vaya, pero solo quiero estar sola con las únicas personas que me hacen sentir como si todo estará bien aunque no sea así. Sam y Ellie. Me da una última mirada llena de arrepentimiento y quiero ignorar el torrente de emociones que eso provoca dentro de mí. —Camille, perdóname —pide nuevamente y algo dentro de mí se estremece al escucharlo así, lleno de remordimiento. Entrecierro los ojos y paso saliva nerviosa. No quiero más confusiones y no quiero que Aarón piense que estamos mal porque no es así. —No hay nada que perdonarte —aseguro dándole una sonrisa triste—, sólo que Sam y tú no pueden estar juntos en un mismo lugar —le recuerdo. Él se limita a asentir, haciendo un gesto que me grita el fastidio que le provoca escuchar el nombre de mi amiga. Jamás entenderé porque no pueden llevarse bien. —No quiero dejarte así —murmura, viéndome fijamente y mis barreras se tambalean. —Aarón, las necesito a mi lado y si sigues mirándome así, no voy a dejarte ir. Una sonrisa perezosa tira de sus labios y parte de la tristeza se esfuma cuando me pierdo en el color de sus ojos. Tienen una tonalidad clara y me transmiten una sensación que mantiene mi pulso acelerado. —Bueno, eso ya no importa ahora. No tuvimos tiempo de hablar tranquilos y pasar tiempo juntos —comenta mostrándose entristecido—, vine a Francia porque quería hablarte de algo importante —cambia de tema repentinamente y al hacerlo obtiene toda mi atención—. No podré decírtelo en este momento, pero pronto haré algo que he querido hacer desde hace meses, años para ser franco, amor —sus palabras envían una corriente eléctrica a mi cuerpo y me llenan de incertidumbre porque quiero saber a qué se refiere. Necesito saber. Alzo mi mano lo suficiente para dejar una caricia sutil en la curva de su cuello. Su respiración se agita con mi tacto. —Puedes decirme ahora... —hago un intento de convencerlo entreabriendo mis labios para provocarlo, pero solo esboza una sonrisa inocente. —Es algo especial que no quiero hacerlo a prisas —aclara con un brillo diferente en sus ojos—, tendrás que esperar un poco más —me dice, poseyendo una calma que no siento y lo observo perpleja. Me encuentro realmente intrigada y por un momento se me olvida que tiene que irse porque Sam viene en camino. —Aarón, sabes perfectamente que la paciencia no es mi fuerte —comento con diversión—, no podré resistir las ganas de saber —le aseguro. Su mirada llena de entretenimiento me enfada. Él se acerca y me toma por la cintura plantando un largo beso en mis labios. No tardo ni dos segundos en responder y le rodeo el cuello con mis manos tratando de profundizar el beso que logra dejarme sin aire y, que por un momento, borra todas las preocupaciones que abundan en mi cabeza. No me suelta, al contrario, sigue aferrándose a mi boca y me gusta que lo haga porque sus besos incentivan mi deseo por continuar con esto. Pierdo la noción del tiempo cuando su mano acaricia mi abdomen expuesto por la falta de tela, dejándome llevar por la temperatura de mi cuerpo que exige el calor del suyo. Guía mi cuerpo al mismo sofá donde estuvimos apenas unos minutos y ambos caemos sobre este, él encima de mí, sin dejar de devorar mis labios con una necesidad que me quema los sentidos. Me olvido por completo de mi realidad y comienzo a levantar su camisa, intentando sentir su piel sobre la mía porque se ha vuelto algo insoportable. —¡Mami! —exclama una pequeña vocecita que me hace despegarme de Aarón al instante. Recupero mi compostura en cuestión de segundos y me maldigo internamente. Nos levantamos rápidamente del sofá y hacemos un inútil intento de acomodar nuestra ropa. No funciona demasiado. Sam me observa con un destello de enojo mientras intenta esconder a Ellie entre sus piernas para que Aarón no la vea, pero ya es tarde porque él no deja de inspeccionar a la pequeña de ojos azules que está atenta a la situación en que nos encontramos. —¿Mami? —pregunta Aarón con un tono acusador que me hace flaquear las piernas, nerviosa. Esto no debió pasar, él no tenía por qué verla. ¿Por qué me pasa esto a mi? Aarón sabe que Sam vive conmigo, siempre lo supo, lo único que no sabe es sobre la existencia de Ellie. Sam no quería que nadie de nuestro círculo familiar se enterara y eso incluye a Aarón. Mi novio. Yo respeté la decisión de mi amiga y callé. Además que nadie notó su embarazo por ende, nadie sabe de la existencia de Ellie. Solo Sam y yo. Paso saliva y me atrevo a hablar. —Es una larga historia, creo que deberías irte —casi suplico, pero no se mueve de su lugar. Está perplejo y sus pies parecen no responder—, Aarón, vete... —insisto, sintiéndome nerviosa de lo que pueda pasar si se queda por más tiempo. Después de unos segundos por fin aparta la mirada de Ellie y se enfoca en mí, ignorando por completo la presencia de Sam. Cierra los ojos mientras toma un respiro con dificultad para poder proseguir. —¿Esa niña es tú hija? —me pregunta sin dejar de verme con una desilusión que se entierra en mi corazón. Un nudo se instala en mi garganta y no sé qué decir, creo que es muy obvio que no es mi hija, además, si se detuviera a pensar con detenimiento se daría cuenta de eso, la pequeña de ojos azules con melena rubia, y yo, tan diferente a ella. Pero Aarón está demasiado enojado y confundido como para tan siquiera analizarlo, sin contar el hecho de que Ellie me acaba de llamar mamá, lo cual no ayuda en absoluto. No puedo decirle la verdad, pero necesito pensar en algo. —Es... La palabra se queda en el aire cuando Sam habla, poniendo toda la atención en ella. —¿Y a ti qué te importa? —interrumpe mi amiga, protestando enojada—, si es su hija o no, no es tu problema así que vete de una buena vez —no tiene ninguna consideración con él, actúa como si no lo soportara. Sus miradas se encuentran y puedo ver el rencor que siente el uno por el otro. ¿Por qué? ¿Qué diablos pasó entre ellos? —¡Contesta, Camille! —hace caso omiso a las palabras de Sam, solo concentra su atención en mí—, ¿esa niña es tu hija si o no? —vuelve a preguntar subiendo el tono de voz, quiero decir algo pero Sam me mira con súplica y aunque no diga palabras, sé lo que me está pidiendo. Tomo una bocanada de aire y me acerco a la pequeña para tomarla entre mis brazos, ella me abraza con entusiasmo ignorando a Aarón que no deja de verla con cierto aire de rencor y sinceramente no entiendo el porqué. —Ese es un tema que ahorita no me interesa hablar con nadie —soy cortante con él aunque no se lo merezca—, por favor vete y después aclararemos las cosas, te prometo que hablaré contigo —le muestro seguridad, pero él solo se tensa más al ver que no respondo la duda que lo está carcomiendo. Él niega furioso. Sé que está a punto de explotar. —¡Camille, sólo contéstame la maldita pregunta! —grita y la pequeña que tengo en brazos se asusta, ya que me abraza con más fuerza—, necesito saber si ella es tú hija. Merezco saberlo —demanda. Lo miro enojada, pero él parece no entender razones. —¡Vete! —exijo, perdiendo mi paciencia. Él toma la maleta de mala gana pero aún así, no deja de verme—, cuando te tranquilices hablamos. Se dirige a la puerta y se queda mirándome decepcionado, como si doliera ver a Ellie acurrucándose en mis brazos y yo acariciando su melena con cariño. Es como mi hija, la siento mía aunque no compartamos los mismos genes. Tal vez no tenga mi sangre pero yo amo a esta niña como si así lo fuera. —Camille... —intenta hablar. —¡Largarte de una buena vez! —esta vez interfiere Sam y él la observa con rencor para después salir dando un portazo que nos hace respingar a todas. Parte de la tensión se desvanece en cuestión de segundos, Sam suelta el aire retenido y se enfoca en mí. Oh, no. No pensé que llegaría tan pronto. Se acerca y me quita a Ellie de los brazos, no dice nada y solo sube las escaleras dejándome en medio de la sala sin entender qué diablos acaba de suceder. No entiendo porque Aarón reaccionó así. Tal vez es entendible, pero yo no pude aclararle que no era mi hija. No entiendo nada. Antes de todo está el bienestar de Ellie, pero ahora Sam tendrá que hablar conmigo quiera o no. Necesito saber porque la oculta de nuestras familias y del exterior. No sé a qué le tiene miedo y la reacción que tuvo con Aarón solo me demuestra que ella no ha sido sincera conmigo y eso empieza a dolerme más de lo que pensé. ¿Qué me ocultas, Sam?
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