La misma noche
New York
Mustafá
Dicen que los ojos son el reflejo del alma, más Alessia me tiene tan confundido con sus miradas, ellas dicen muchas cosas sin pronunciar una sola palabra, me atrapan de una manera irracional que cuestan descifrarlas, al punto de creer que no es consciente lo que desata en mí. La verdad es que estas pocas horas teniéndola cerca he querido cometer una locura, dejarme arrastrar por lo que me pide mi ser entero, adueñarme de sus labios, ser esclavo de su cuerpo, claro que existe un largo trecho para llegar a esa etapa, además no es tan sencillo, porque necesito tener una señal, un indicio, que me asegure que puedo ser mucho más que su amigo, mantener la esperanza que podemos llegar a tener una relación sentimental, ya que no quiero seguir aferrándome a un quizás, o continuar emborrachándome con sus recuerdos, todo lo contrario, quiero darle sentido a mi vida, ahora que tengo la oportunidad de salir de esta zozobra. Sin embargo, en este preciso momento necesito una respuesta sincera, escuchar de sus labios que ese hombre no es el dueño de su corazón, que él no significa nada para ella, pero parece una eternidad esta espera interminable, aunque su voz rompe el incómodo silencio obligándome a no abandonar sus ojos grises.
–Mustafá creo que tienes la respuesta en tus labios, pero pienso que no quieres verla por alguna extraña razón, porque tú me conoces mejor que nadie, incluso te recuerdo que entre nosotros no hacían falta las palabras para saber lo que el otro necesitaba, para conocer que nos molestaba– argumenta dejándome con el rostro pensativo.
–Alessia te equivocas en algo, yo te conocía, ahora eres tan diferente, me confunden lo que dicen tus ojos grises, más que todo prefiero escuchar de tus labios que tan formal es esa relación con el bailarín– replico buscando su mirada.
–Mustafá contéstame con sinceridad, ¿Por qué esa preocupación tuya repentina por mí? ¿Por qué ahora te interesa mi felicidad? –averigua con una mirada envuelta en dudas.
–No es repentina, siempre has estado presente en mis pensamientos, y por supuesto que me interesa tu felicidad, porque no eres una simple chica para mí que conocí hace pocos días, te conozco desde que éramos muy pequeños, crecimos juntos hasta que fuimos dos adolescentes, recuerda que éramos inseparables…–explico y su voz me interrumpe.
–Tú lo has dicho, crecimos juntos, pero un día dejaste de llamarme, porque seguro deje de importarte, permitiste que la distancia y el tiempo nos separe, incluso creí que estabas molesto conmigo por alguna estupidez– termina la frase con su voz envuelta en frustración, sintiéndome como un imbécil mientras trago saliva.
–¡Diablos mujer! ¿No te das cuenta que me importas muchísimo? Nunca cambió lo que siento por ti, más que todo ambos nos equivocamos, no fui solo yo el culpable de levantar barreras entre nosotros, pero en mi defensa era la única forma para que cumplas tus sueños, ¡Mi estrella! –respondo con sinceridad teniendo un nudo en la garganta viendo que me mira con asombro.
–¡Mi estrella! Hace tanto tiempo que no escuchaba esas palabras, hasta suena raro que me digas así, aunque no creo que haya sido la solución alejarnos, no debimos poner barreras entre nosotros, porque necesitaba saber que contaba con tu apoyo, que podía llamarte a cualquier hora, más que todo tener la certeza que seguíamos siendo amigos– asegura con una mirada perdida para después buscar mis ojos.
–Alessia el pasado no podemos cambiarlo, nos alejamos por las circunstancias, pero el futuro sí. Sin embargo, en este momento no quiero equivocarme diciendo que no tienes una relación con ese sujeto, ¿Me puedes contestar? ¿Qué existe entre ustedes? ¿Es tu novio? –argumento para terminar preguntando con miedo a la respuesta.
–Mustafá no existe tal relación sentimental con Julius, más me vi obligada a aceptar la idea descabellada del director de la compañía, porque es una forma de darle al público lo que quiere, además te repito que vine en plan de trabajo, ¿Satisfecho? –asegura dejándome con el corazón latiendo a mil por hora de la emoción.
–¡No! ¿Quieres ser mi cita está noche? ¿Quieres ir conmigo a la fiesta de Adamis? –pregunto perdido en sus ojos grises sin dejar de sonreír como un tonto.
Alessia
Necesitaba sinceridad de parte de Mustafá, no era cuestión de envolverlo con mis palabras, más bien quería tener la certeza que todavía puedo encontrar al muchacho que recordaba en el hombre que tengo delante de mí, además que sin buscarlo la conversación nos llevó a rememorar lo que fuimos una vez, sobre todo sus palabras llenas de impotencia me dejaron asombrada, porque no fue una simple confesión, acaba de repetirme que siempre he sido importante para él, haciendo que mi corazón vibre de la emoción, al punto de tener que buscar sus ojos para descifrar lo que no logra repetirme en voz alta, claro que no terminan allí mis dudas, ya que sin esperármelo me acaba de pedir una cita, solo confundiendo mucho más mi corazón inexperto. Lo cierto es que quisiera que podamos ser sinceros como antes lo éramos, porque las cosas eran mucho más sencillas entre nosotros, más comprendo que ahora somos adultos complejos, como yo, que soy de esas personas que les cuesta expresar sus sentimientos, incluso muchas veces ni yo misma me entiendo.
Pero en este instante no tengo la menor idea que contestarle, porque no estoy segura si busca una cita con su amiga para recordar viejos tiempos, o en realidad está interesado en mí como mujer, igual creo que lo mejor es averiguarlo, me repite mi interior, para terminar, rompiendo el silencio con mi voz.
–Mustafá te recuerdo que ambos vamos a la fiesta, no es necesario pedirme que te acompañe, porque Adamis también es mi prima, incluso si quieres que asistamos deberíamos marcharnos cuanto antes, de lo contrario llegaremos tardísimo– aseguro entre risas nerviosas.
–Alessia si te estoy pidiendo que salgas conmigo no significa que nuestra cita terminará con la fiesta de Adamis, tengo un par de ideas en mente para después, ¿Acepta la estrella del Royal ballet salir con este humilde hombre? –explica para terminar haciendo una pequeña reverencia estirando su mano.
–Mustafá lamento decepcionarte, pero la estrella del Royal ballet tiene novio, pero Alessia tu amiga estará encantada de salir con el futuro jeque de Emiratos Árabes Unidos– replico siguiendo su juego sujetando su mano, para luego darle una gran sonrisa.
–¡Auch! No era necesario que me recuerdes lo que soy, porque delante de ti esta solo tu amigo, es más en esta noche quiero que seamos solo Alessia y Mustafá, nada de títulos, nada de estrellas, solo un hombre y una mujer, ¿De acuerdo? –dice con una gran sonrisa sin abandonar mis ojos.
–Está bien Mustafá, pero necesito cambiarme de ropa, no puedo asistir a la fiesta en un jean y una blusa, pues desentonaría con la ocasión, ¿Me dejas marcharme?
–Alessia con elegancia me has dicho que me baje de tu auto, aunque no quisiera hacerlo, pero acepto, si es la única forma de tener una cita contigo. Te recojo en una hora en tu departamento, ¿Te parece?
–Perfecto, déjame darte la dirección, espera un segundo que busco donde apuntártela…– digo en tanto busco un bolígrafo y un papel en mi bolso.
–¡Alessia! ¡Alessia! Tengo la dirección, Nadir me la dio, nos vemos en un rato mi estrella– asegura haciéndome negar con la cabeza mientras baja del auto.
¡Nadir! Como siempre ayudándome, siendo mi cómplice, mi confidente, pero espero que las cosas no se arruinen entre Mustafá y yo, que no me rompa el corazón en el camino por descubrir lo que me sucede con él, aunque si mi primo está jugando a cupido es por alguna razón. Igual veamos que sucede está noche, que me depara el futuro.
Una hora después
Mustafá
Aún estoy recuperándome del tsunami de emociones que me hace vivir Alessia, porque por un segundo me sentí con el alma por el suelo, más como si fueran mágicas sus palabras me elevo por los cielos, sintiendo que puedo conquistar su corazón, que puede verme como hombre, como tal di el primer paso sin no tener nada claro, pero me atreví a arriesgarme, sé que estoy jugándome la amistad que existe entre nosotros, pero tengo que dejar el pánico a un lado, porque no quiero amarrar mis sentimientos al silencio, no quiero sentir esa tortura que quema de no poder repetirle que es la mujer de mi vida, además pienso que en una relación de pareja debe haber más que atracción física, necesita de la amistad, de compañerismo, sobre todo de amarse, y a nosotros solo nos falta descubrir ese sentimiento que nadie logra explicar, el amor.
En fin, parezco un adolescente suspirando, porque no es una cita más con cualquier mujer, en esta ocasión se trata de mi estrella, de la chica que es dueña de mi corazón desde hace tanto tiempo, como tal los nervios están a flor de piel, al punto que me he cambiado varias veces de ropa, indeciso sobre lo que me queda mejor, hasta que respiré para calmarme, pues no es una opción estropear esta oportunidad con Alessia. Pero con un cumulo de sensaciones me encuentro tocando el timbre de su departamento, sabiendo que esta noche puede cambiar mi vida, incluso aguardo impaciente que abra la puerta, hasta que en un segundo su perfecta silueta se hace presente, teniendo que mirarla de pies a cabeza, queriendo reaccionar a lo que ven mis ojos, pues está deslumbrante, con un vestido n***o ceñido a su cuerpo que hace justicia a su anatomía, ya que tiene un escote bastante singular sin ser vulgar, todo lo contrario, es elegante y sobrio, aunque escucho que aclara su voz sacándome de mi burbuja, teniendo que bajar un segundo mi mirada.
–Hola Mustafá, ¿Nos podemos marchar o prefieres seguir contemplándome? –pregunta en un tono juguetón.
–¿Eh…? Hola Alessia, lo siento si te incomodé con la forma de mirarte, pero no pude evitarlo, porque estás muy bella con el vestido, con todo lo que te pongas, ¡Discúlpame! –repito avergonzado agarrándome la cabeza de los nervios.
–Solo estoy jugando Mustafá, no son necesarias las disculpas, ¿De acuerdo? –declara con una sonrisa coqueta, y suelto mis hombros.
Unos minutos después
Por más que hubiera querido deshacerme de los guardaespaldas, no podía según el protocolo, entonces me toco pedirles que me sigan en el otro auto, pues no quería tenerlos interfiriendo en mi cita con Alessia, quería por una vez ser lo más normal posible, pero mentiría si dijera que los nervios se esfumaron, más poco a poco me solté, fui encontrando el balance para aplomarme, así llegamos a una discoteca en el centro de la ciudad que había alquilado la familia Mckeson, un lugar exclusivo para la fiesta de mi prima, aunque apenas ingresamos se escuchaba el ruido ensordecedor de la música, las charlas indistintas de los presentes, saludando a cada uno de ellos, para terminar acomodándonos en una de las mesas junto a los chicos, esperando que llegue Adamis, hasta que el silencio es absoluto cuando ella ingresa con los ojos vendados, para después gritar y aplaudir.
–¡Sorpresa! ¡Sorpresa! Que viva la novia– repetimos mientras Derek, su futuro esposo le retira la mascada, viendo su expresión de felicidad.
–Muchas gracias chicos, me han sorprendido muchísimo, sobre todo les agradezco que estén presentes en esta fecha tan especial para mí– dice Adamis emocionada.
–Chicos es una celebración, vamos a bailar– interviene Nadir para luego bailar con una de las amigas de la novia.
Por mi parte hago lo mismo, salimos a la pista con Alessia, pero esta vez no es un simple baile, porque tantas veces soñé con volver a tenerla de nuevo en mis brazos, sintiendo que nuestras miradas son las protagonistas de lo que no logramos decirnos, hablando en el lenguaje del silencio, incluso puede parecer absurdo lo que puedo decir, pero estamos tan ensimismados en nuestra burbuja que diera la impresión que nadie estuviera a nuestro alrededor, quedándome prendido de su mirada seductora, sabiendo que el roce de sus manos no basta, pues su aroma incendia mi piel, estimula mi corazón de una forma irracional, más debo controlarme, puesto que no quiero una sola noche con mi estrella, quiero una vida, y necesito dejárselo claro.
–Mustafá no recordaba que bailaras tan bien, porque la última vez que lo hicimos te costaba llevarme el paso, aunque no recuerdo que celebrábamos– sentencia para quedarse pensativa.
–En realidad no bailaba tan mal, sino que estaba nervioso, pues eran tus quince años, pero para mí desgracia me abandonaste, estuviste toda la noche con ese muchacho con el cabello enrizado, con pecas en todo el rostro, ¿Lo recuerdas?
–¡Ah Rick! Era un imbécil, algo engreído y no besaba tan mal. Lo cierto es que me has dejado con curiosidad, ¿Por qué estabas nervioso? ¿Por qué eran mis quince años? O ¿Por algo más?
Si supieras que estaba loco por pedirte que seas mi novia esa noche, todo el tiempo buscaba la forma de repetírtelo, hacía cualquier cosa para demostrarte que me importabas, lo gritaba en silencio con ingenuidad, con mis actos, pero me acobardé, reinó la sensatez, y sigo lamentando mis decisiones, porque estoy seguro que a estas alturas serías mi esposa, otra sería nuestra historia, igual esta vez tengo otra oportunidad que no la voy a desperdiciar, no te voy a dejar escapar de mi vida, aunque en este instante demos un paso a la vez, me pide mi interior.
–¡Alessia! Eras el centro de atención de la fiesta, creo que …..–intento explicar cuando me interrumpe.
–¿Qué hace aquí Julius? ¿Quién lo invitó? –reclama con su rostro desencajado, sabiendo que será una noche difícil.