El corazón le ganó a la razón

1117 Words
ALICE Antes de que la bomba estallara… Alexander parecía empezar a ser el de antes, como cuando Ev se encontraba trabajando para él y eso me alegraba por él, a pesar de seguir con la bruja de Amanda. Eso solo significaba una cosa, que Ev pronto regresaría y por ende Andrew también. Sin embargo, una mañana me terminó sorprendiendo, puesto que mi jefe me invito a viajar con él a México, y al parecer, se encontraba a nada de reconciliarse con Ev y yo, finalmente podría ver de nueva cuenta a Andrew. Pero muy tarde me di cuenta de que no era para nada eso, sino todo lo contrario. Estábamos a punto de presenciar la boda entre él y la bruja, aunque todo en realidad era una vil mentira. El punto es que solo fue una estrategia para desenmascarar a la bruja. En un principio creí que mi reencuentro con Andrew sería algo de lo más lindo, como en las películas, pero la frialdad con la que me recibió me descolocó demasiado. Un día antes de la boda, tuvimos un desayuno con Ev, todos la extrañábamos demasiado, pero creo que tomó la mejor decisión por su bien. Nos presentó a Carolina, al parecer esta chica nueva la había acompañado a lo largo de su estancia aquí. Una extraña interacción entre Ev y Alex, hizo que ella se terminara yendo antes de lo esperado, junto con las demás chicas, incluso yo estaba a punto de acompañarlas, pero me pidió que me quedara para pasar tiempo con Andrew, aunque no creía que, a él, le agradara la idea de tenerme tanto tiempo cerca, su actitud me lo decía todo. —Si quieres, puedo irme con las chicas —le comenté a Andrew en voz baja, para que los chicos no escucharan. —No, está bien —respondió secamente. —De acuerdo. Quizá mi estadía en esta ciudad no sea del todo como espero, o quizá debería regresar a Nueva York, no creo que mi presencia aquí sea bien recibida, bueno, al menos no de quien yo espero. No es que Andrew me tratara mal, todo lo contrario, pero al parecer, ya no quería nada conmigo. Al final, todo entre Ev y Alex, se terminó arreglando, y por fin, después de muchas discusiones, idas y venidas, se casaron. Andrew me ayudo a comprar un vestido para la boda de Ev y Alex; sin embargo, no me sentía cómoda aceptando regalos solo por compromiso. Cómo todas las chicas nos encontrábamos aquí, se dieron cuenta de la actitud que él tenía para conmigo y me preguntaron qué es lo que pasaba, pero en realidad, ni yo lo sabía. El día de la boda, fue Evangeline quien me ayudó a poner en su lugar a Andrew, con un poco de ayuda de Alex, ella me había dicho que Andrew parecía muy feliz el día que se enteró de que me encontraba en México, quizá solo… fingió estarlo, cuando en realidad, no quiere ni verme en pintura. Aun así, como Andrew me había estado ignorando toda la noche, y se encontraba coqueteando, con cuanta zorra sed le cruzara por el frente, pues Alex me terminó presentando a uno de sus tantos socios, la verdad es que ya estaba aburrida de estar sentada y quería distraerme con algo o alguien en este caso. En cuanto me lo presento, supe que algo no andaba muy bien con él, por fuera parecía un típico macho, pero sé que su afinidad hacia las mujeres no era lo que yo esperaba y déjenme decir que era un hombre demasiado atractivo. Músculos bien formados, rostro cuadrado, labios delgados, mirada hipnotizantes y esa voz de barítono, seguro a más de una le ha hecho mojar las bragas. —Alice, te presento a Walter Dawson —él me beso el dorso de la mano y yo únicamente sonreí. —Y bien Alice, sé que Alexander, no me presento a una chica guapa como tú solo por pura coincidencia, ¿o me equivoco? —En realidad no —anuncié, porque no tenía caso mentir— la verdad es que todo tiene un motivo oculto. —¿Y se puede saber cuál es? —pregunto con una sonrisa divertida. —Darle celos al imbécil que… no importa —anuncié con voz derrotada, mirando como Andrew, sostenía a una rubia demasiado cerca de él— míralo, ni siquiera le importa —Walter miró en mi dirección y arrugó el entrecejo. —¿Quieres ver como si le importa? —se levantó del asiento donde se encontraba sentado frente a mí, extendió su mano y me ayudo a levantarme. —Pero ¿Qué es lo que harás?, Andrew sabrá que todo es una trampa. Lo conozco demasiado y él a mí… —Tal vez, pero a mí no, tú solo sígueme la corriente, verás como si le importas, conozco demasiado a los hombres como él y créeme, de algo estoy más que seguro, vendrá a buscarte, aunque no quiera hacerlo. —¿Cómo estás tan seguro? —Porque un bombón como ese, no tiene… —¡Queee!, ¿acaso dijiste bombón? —entonces abrí los ojos como plato— ¡Oh por Dios!, lo siento, yo no sabía que tú… que tú… —su risotada me hizo callar— perdón, de verdad, yo solo... no creí que alguien tan… tú, fuera, bueno, le gustara su mismo género. —No te preocupes nena, ya estoy acostumbrado a esto, los hombres como yo, y me refiero a mi porte, las personas suelen pensar que he de llevarme a cuanta mujer se ponga en mi camino, pero si supieran la verdad, seguro se caerían de espaldas como tú —volvió a reír, ahora me sentía tan estúpida por decir todo eso— y no me molesta que lo sepas, sino al contrario, por eso acepte que Alexander me presentara a una amiga, como él te llamó, de hecho, él también conoce mis gustos particulares—ambos reímos, no cabe duda de que Walter es una persona auténtica y que no pretendo echar de mi vida, me daría mucho gusto tenerlo cerca, como un buen amigo— sino, de ninguna manera habría aceptado esta treta —¡carajo!, es imposible engañar a estos hombres. —De acuerdo, entonces dime lo que haremos, soy toda oídos. De saber que esa noche sería el fin de una vida tranquila y buena, habría declinado todos los intentos de cualquiera que intentara emparejarme con Andrew McMillan, pero como siempre, el corazón le gano a la razón y seguí mis instintos, quise seguir con todo eso, porque de verdad era lo que más deseaba en ese momento, pero más tarde, me arrepentiría de mi decisión.
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