ALICE
Antes de que la bomba estallara…
Walter era un buen bailarín, sabía cómo mantener el ritmo ante cada canción que sonaba por los altavoces, además de que era bastante divertido hablar con él, la verdad es que me olvidé de Andrew por un momento y disfruté ese momento. Hasta que Walter me lo recordó.
—Al parecer, la cara de pocos amigos del desafortunado Andrew tiene que ver contigo Alice —se acercó a mi oído para decirme eso y sé perfecto que lo hacía solo para hacer rabiar a Andrew, por ende, coloque mi mano detrás de su cuello y lo acerque aún más.
—Pues ese es el punto, que no piense que estaré a su disposición todo el maldito tiempo o solo cuando él lo decida, si quiere una puta en su cama cada noche, pues bien puede pagar por ella o encontrarla donde se le dé su gana, no creo que sea tan difícil hacerlo.
—Así se habla mujer, te conozco de solo hace unas horas y ya me caíste bien, cuidado, viene para acá.
Seguimos bailando como si nada, hasta que un carraspeo me hizo voltear; sin embargo, con mi cara más descarada, sonreí y él no tuvo más remedio que quedarse unos cuantos minutos ahí, de pie.
—Alice —, nunca me llamaba así, excepto cuando estaba molesto y el tono de su voz, no era para nada suave.
—Andrew —respondí, solo por consideración.
—¿Podemos hablar? —lo miré y alcé las cejas, esperando que hablara— a solas —recalcó, sin mirar una sola vez a Walter.
—Más tarde, ahora estoy ocupada —se quedó de piedra, dio un resoplido y se fue hecho una furia.
—Creo que lo cabreaste de más.
—Que le den, cuando se encontraba con la zorra esa, no le importaron mis sentimientos, ni siquiera me dirigió una mirada, ahora él me ve con alguien y finalmente se acerca, no estoy para sus malditos juegos, si quiere tenerme a su lado, seré la única, y si no lo quiere, pues está bien, tampoco es como que le vaya a rogar por un poco de cariño y atención.
—Tienes razón Alice, pero mantente firme.
—Lo haré, te lo prometo.
Un par de canciones después, nos fuimos a sentar, Walter fue por unas bebidas y Andrew no desperdició ningún momento para acercarse. Pero, me levanté rápidamente y corrí al baño, no pensaba hablar con él, por lo menos no esta noche, no hasta que tenga claro que es lo que voy a hacer. Quizá debería de terminar con todo esto ahora y si de verdad me quiere mantener a su lado, pues tendrá que mandar al carajo a todas sus golfas.
Cuando miré hacia atrás, no vi que viniera detrás de mí, caminé un poco más lento y de repente sentí cómo era alzada y cargada como un maldito costal de papas, por supuesto, no podía ser nadie más que Andrew.
—¿Qué mierda Andrew?, ¡bájame ahora! —grité, pero fue como si le hablara a la pared— Andrew, solo detente carajo, ¿A dónde me llevas?, ni sueñes que me voy a acostar contigo, idiota.
—Ja, eso ya lo veremos.
—Estoy hablando muy en serio Andrew McMillan, no pienso ceder, no está vez, ¿Por qué no vas a revolcarte con la zorra que tenías hace un rato encima?
—Porque, ¿tú harás lo mismo con el cabrón de Dawson?
—Eso es algo que a ti no te importa, si quiero llevármelo a la cama, lo haré, con o sin tu permiso, ¿de acuerdo?, ¡estoy harta de ti!, ya bájame imbécil.
—¿Llevártelo a la cama? —comenzó a reír— tú, Alice Cooper, la mojigata de la empresa —eso no lo vi venir, así que le di un golpe en el costado, pero no surtió ningún efecto— no creo que te sea tan fácil hacerlo.
—¿Tan seguro estás?, ¿por qué no lo compruebas por ti mismo? —en ese mismo instante dejo de caminar.
—No voy a caer en tus putos juegos Alice, el único hombre que puede estar en tu cama, soy yo, así que grábatelo muy bien, ningún pendejo va a hacerte sentir lo que yo te hago sentir, con ninguno te vas a mojar tanto como conmigo, ni siquiera sabrán qué puntos tocar para hacerte gemir como una perra en celo, así que ni lo sueñes, y ahora mismo te lo voy a demostrar.
Ni siquiera sabía cómo refutar cada una de sus malditas palabras, el muy idiota tenía razón, solo dije todo eso porque pensé que así me dejaría en paz, pero ocurrió todo lo contrario, ahora lo acababa de provocar y sé que no me dejara ir, hasta que no pruebe su punto.
Llegamos a una habitación, yo iba más que derrotada sobre su hombro, llorando como nunca en mi vida, porque como siempre, estaba a punto de caer en sus garras nuevamente y aunque mi cuerpo y corazón lo pedía, mi cabeza me pedía parar todo de una vez, ya no quería sufrir más por él.
Me bajó con mucho cuidado de su hombro y en cuanto miró mi rostro, todo ese control y poder que tenía, se le escapó de las manos. De inmediato me abrazo con fuerza, seguro no se esperaba esta reacción de mi parte y eso lo descolocó, pero yo no dejé de llorar, estaba cansada de fingir que no me importaba.
—Por favor, Alice, solo hablemos, ¿está bien?, no haremos nada que no quieras.
—Solo déjame ir, no quiero hablar en este momento —anuncié y él me pegó con más fuerza a su cuerpo.
—No puedo, sabes que no puedo dejarte ir.
—¿Por qué Andrew, porque no puedes? —me hice a un lado para mirarlo a los ojos y respondiera esa maldita pregunta— habla ahora.
—No puedo verte con nadie más —una risa sarcástica fue lo que recibió de mi parte y entonces dejé de llorar para ponerlo ahora si en su lugar.
—¿Tú no puedes verme con nadie más? —pregunté con cierta burla, como si lo que acababa de escuchar, no hubiera sido cierto— pero yo sí, ¿no es así?, yo si tengo que aguantarme y ver cómo coqueteas con otras frente a mí, tengo que ver cómo te las llevas a la cama, una tras otra. No soy estúpida Andrew, me he callado todo este tiempo porque… —sé que en cuanto hable ya no habrá punto de retorno, pero no puedo callarlo más.
—¿Por qué? —pregunto, esperando a que le respondiera— ¿Por qué me amas? —esas últimas palabras las dijo con asco y yo estalle.
—Si Andrew, te amo, te amo, carajo y no sabes lo tonta que fui al callarlo, quizá si te lo hubiera dicho desde un inicio me habrías botado desde hace mucho y no estaríamos en esta situación justo ahora.
—Pues ya es demasiado tarde, ¿sabes por qué?
—No, y si me vas a mandar al carajo, solo hazlo y ya, no necesito que…
—Porque yo también te amo.