Arrepentida
ALICE
¿Alguna vez se han puesto a pensar que el peor error en su vida ha sido el casarse con la persona que aman?, ¿han pensado que fue un grave error amar a un hombre que jamás cambiaria?, ¿a un hombre que no le importan los sentimientos de la mujer que dice amar y que lo único en lo que piensa es en quien podrá follar la siguiente noche?, pues yo sí, y es justo lo que me encuentro pensando ahora. Me llamo Alice y esta es mi triste historia.
Desde que entre a trabajar para la compañía King, supe que podría llegar lejos y no porque yo sea una persona ambiciosa, sino todo lo contrario.
Siempre he sido una persona bastante introvertida, no me gusta conversar con las personas, sobre todo cuando no las conozco y estas se ponen a contarme su vida entera como si nos conociéramos de años, me considero una mujer bonita hasta cierto punto, pero sé que mi timidez no me deja avanzar como yo quisiera.
Y es por eso, que cuando llegué a las empresas King, todo cambio en mi vida, tuve que relacionarme con demasiadas personas, aguantar sus malos chistes, que otros tantos me coquetearan, hasta que finalmente ascendí al puesto de secretaria ejecutiva del CEO, nada más y nada menos que del mismo Alexander King.
Cuando llegue a trabajar para él, todo era muy distinto en ese entonces, era una persona bastante enojona, fastidiosa, pretenciosa y la mayor parte del tiempo mantenía el ceño fruncido, su cara de pocos amigos y solo causaba terror entre el personal de toda la empresa. Además de que solo tenía un hombre trabajando para él, llamado Jake, el cual no entendía muy bien su puesto, pero, era amable con todos, hasta conmigo.
No puedo negar que los hermanos King son de muy buen parecer, además de que sus amigos más cercanos, ni se diga, pero obviamente, ellos jamás se fijarían en alguien tan insignificante como yo y sinceramente, eso tampoco me importó, sino al contrario. No fue, sino hasta que posé mis ojos en el hombre equivocado. Una mañana, como cualquiera, el jefe no solo apareció con Jake, el hombre que siempre lo acompañaba, sino con otro hombre, de piel morena, clara, alto, de ojos verde olivo y una mirada penetrante. Supuse que él también llevaba muchos años trabajando con él, puesto que lo trataba de la misma manera que a Jake. Aún no sabía su nombre, pero no podía dejar de pensar en ello. Tenía cara de… Michael, quizá, o de… el jefe me saco de mi ensoñación, tenía la mirada del trío en mí, así que reaccione. Me dio un par de instrucciones y recé porque no fuera a echarme, sabía perfecto que, ante el menor error, te echaban a patadas fuera de la empresa.
Los meses pasaron y entonces todo comenzó a cambiar, Evangeline llegó a cambiar la vida de absolutamente todos los que empezamos a formar parte de su círculo más íntimo y gracias a ello, empecé a convivir aún más con mi jefe y todos los demás chicos, incluido Andrew.
La verdad, siempre lo creí distinto, sabía de su naturaleza coqueta, era innegable que no te sintieras atraído por él; sin embargo, cuando se encontraba a mi lado, no tenía ojos para nadie más. Bueno, en realidad eso fue al principio, cuando recién empecé a conocerlo y una vez que se enteró de que yo era virgen, todo fue para peor. Quizá creyó que era como todas las chicas que se lanzan sobre él, pero ese no es mi estilo.
Sé con quién meterme y con quien no, no soy estúpida, conocía las intenciones de Andrew desde el principio y sinceramente no me importó ¿por qué?, pues bueno, porque el hombre está para chuparse los dedos y porque no a él también.
Seguro me creyó una puritana santurrona, pero si en verdad supiera todo lo que pienso cuando me toco a solas solo imaginando que él es quien lo está haciendo, no se hubiera echado para atrás, o probablemente, debí tomar eso como una grande, no grande, más bien enorme bandera roja.
Pero fiel a mis creencias estúpidas, creí que podía hacerlo cambiar, hacer que se diera cuenta de que yo en verdad valía la pena, que no me comparaba a todas las demás con las que se había acostado con anterioridad, que sería feliz a mi lado, solo por ser yo.
Qué equivocada estaba, me hallaba a punto de cometer el peor error de mi vida, uno que me costaría bastante, uno que me haría ver lo imbécil que pueden llegar a ser algunas personas, solo por el simple hecho de no ceder, de lastimar a diestra y siniestra, de hundir en el fango a un ser inocente, que su única equivocación fue el amar a un hombre que ni siquiera puede amarse a sí mismo.
Si alguien me hubiera dicho que Andrew, sería el causante de todos mis males, mis peores sentimientos, de sentirme la mujer menos deseada del planeta, juro por lo más sagrado que tengo, que en mi vida hubiera puesto los ojos en él.
Siempre se portó como todo un caballero, pero por detrás, seguro que coqueteaba con cuanta zorra se le cruzaba por enfrente, me llevaba a cenar, me llevaba a las reuniones que tenían las chicas, inclusive p**o algunos vestidos que en mi vida yo me podría permitir. Además, conocí la otra cara de los King y para ser sincera, no me desagradaba en lo absoluto.
Pero una noche, la cual selló mi destino, todo sucedió. Esa fue mi primera vez, la primera vez que estaba en la cama de un hombre, pero un hombre que yo realmente deseaba, esa noche Andrew me hizo suya, pero antes de tomarme, me hizo prometerle algo, una promesa que, en el fondo, yo no podría cumplir, porque ya era demasiado tarde.
—Allison —, habló con la respiración entrecortada— antes de continuar, necesitas prometerme algo —solo asentí, porque quería que continuara con lo que había pausado— prométeme que no te vas a enamorar de mí —abrí los ojos de golpe— promete que no lo harás, porque no puedo corresponder a tus sentimientos, promételo o… prefiero dejarlo hasta aquí.
No entendía por qué me estaba pidiendo aquello, llevábamos saliendo ya varios meses, no como una pareja formal, por supuesto, pero, al fin y al cabo, varias de las mujeres que querían colgarse de su brazo, sabían que él estaba solo conmigo y con eso me bastaba. Además, era muy atento y caballeroso conmigo. No debí confiarme, mucho menos pensar que él era completamente fiel a mí, cuando yo definitivamente si lo era.
—Allison, solo…
—Lo prometo Andrew —esas jodidas palabras cavaron mi tumba, pero estaba tan cegada por el deseo y todo lo que él me estaba haciendo sentir, que no me importó mentirle a la cara, además, como dije con anterioridad, ya era demasiado tarde, yo estaba completamente enamorada de Andrew y sé que, si ahora hablaba, perdería esta gran oportunidad.
Entonces de un momento a otro, colocó sus enormes manos sobre mis piernas, las abrió y hundió su rostro entre ellas, comenzó con besos lentos, pero poco a poco empezó a subir de intensidad, le pedí que no parara, que siguiera con lo que estaba haciendo, si hubiera sabido desde antes de lo que me perdía, creo que ya lo habría hecho desde mucho antes.
—Lo que sigue te gustará aún más —sonrío con frivolidad y esa noche ocurrió de todo, aunque con un poco de limitantes, puesto que era mi primera vez y la verdad no tenía experiencia en demasiadas cosas como él; sin embargo, en todo momento se portó muy bien y no me obligó a hacer nada que no quisiera.
Fue hasta que ambos quedamos satisfechos que paramos, nos recostamos uno al lado del otro y desde esa noche, todo cambió y creí que, para bien, pero estaba tan, tan equivocada.