Narra Eva. —¿Siempre es así?— pregunte mientras mis manos se dirigían hacia el botón de su pantalón. Él no luchó con conmigo, le ayude a quitárselo al igual que la camisa —No, no siempre—respondió. Los rumores que rodeaban a las parejas casadas en mi mundo eran abundantes. Solo unos pocos habían desarrollado un matrimonio por amor. La mayoría de los hombres solo usaban a sus esposas para tener hijos. Para ellos, las amantes eran el lugar donde se obtenía el verdadero placer. Pero él al parecer quería experimentar todo conmigo. Siempre me decía que yo era especial. Mi tía nunca me había preparado para la vida como mujer casada, en realidad no. Puse mi mano sobre su estómago y sonreí. Habíamos estado dentro de la villa durante varios días. Siempre que intentaba aventurarme, él se