Narra Tobías. Los susurros habían comenzado en mi noche de bodas. Todos los invitados sentían curiosidad por lo que había sucedido entre Roger y yo. Mi propio padre me había dicho que tuviera cuidado. Smith no era un hombre para quedar en ridículo, y si tenia algún sentido común, debí haberlo matado. Tenía toda la intención de matar al bastardo, pero no antes de que fuera en el momento adecuado. Primero, necesitaba romper lentamente al hombre. Comenzaría con cada negocio que asumiera. Smith no se saldría con la suya con una muerte rápida no seria satisfactorio. No, tenía la intención de que fuera largo, lento y doloroso. Iba a asegurarme de que él pagara por todos y cada uno de los insultos y todos los moretones de Eva. Al mirar por la ventana de la villa junto a la playa que había comp