Narra Eva. Mia, esa palabra siguió resonando en mi cabeza. Nunca había pertenecido a nadie antes. jamás pensé que fuera posible. Mis labios hormiguearon por sus besos, y mi cabeza se sintió mucho más ligera con él quitándome este maldito velo y los alfileres. Mí tía había pasado tanto tiempo tratando de que mi cabello quedara atrapado bajo el velo, y fue todo menos una experiencia agradable. Ahora que tenía el cabello suelto y los labios hinchados, me sentía mejor. Hubo un cosquilleo de respuesta entre mis muslos por su toque. El viaje fue rápido ya que habíamos planeado el alojamiento cerca de la iglesia. Una vez que llegamos al hotel donde se estaba llevando a cabo la recepción principal, me sorprendí al ver que algunos invitados ya habían llegado. Mi tío nos esperaba con mi tía en la