Capítulo 14: Cara a Cara

3538 Words
Rebeca Estoy nerviosa, a cada rato mirando para atrás y cada ruido me sobresalta. Hice que el Uber diera varias vueltas, antes de dejarme frente del edificio abandonado. Todo ha empeorado, se me está yendo de las manos ese Roco y Nono está en esa jodida prisión. Al entrar veo la espalda de Trébol, está solo y avanzo hacia él. —¿Impuntual? —su reclamo es justo—. Eso jamás había pasado contigo Rebeca —se gira a darme cara, su oído es bueno—. Tenemos que sacar a Nono antes de que lo maten. Me tenso al escuchar mi mayor temor, desde que está en prisión sale de un atentado a otro y todos orquestados por Roco. —No puedo dormir sin pensar en él —rasqué mi cabeza atormentada—. Quiero sacarlo, pero si no me escondía en casa de Kendra, no estaría viva. —Entiendo —unió sus manos y las sobó—, pero tienes que conseguir una buena cantidad de dólares —en su rostro duro me muestra lo precaria que está la situación—. Lo sacaré de la prisión —decretó y confío en él—. Una vez libre se marchan juntos y pueden… —Olvídalo, no creo que tengamos un futuro sin dinero —negué vehemente—. No servirá de nada tener a Roco detrás de nosotros. Tengo que acabarlo para lograr un nuevo mundo para él. Roco es el primo de Nono, lo engañó consiguiendo que lo atraparán y quedándose con su territorio. Solo quiere matarnos y Argenis lo está ayudando. Nono confió su negocio de New York a Roco y era socio de Argenis. Lo emboscaron en una entrega de pastillas y coca. No me atraparon porque ese día tenía unas cosas por hacer, sentía que todo cambiaría y por eso estoy viva. He tenido que joder la tranquila paz de Kendra. Sé que no me perdonará nunca haber llevado la mierda a su casa. Fuimos jodidos por Argenis y ese traidor de Roco, por eso los haré comer su mierda. Solo me queda Trébol es de confianza. Está de infiltrado siendo mis ojos y evitando que maten a Nono. Corre peligro al estar en este edificio, estoy arriesgando y sé que tal vez no salga viva de esta. Le toqué los cojones a Roco cambiando las maletas. Luego que atraparon a Nono sabía que había sido él porque siempre envidiaba a su primo. Le había comentado a Nono mis sospechas, pero no conseguí nada y me ignoró. Con la ayuda de Trébol entré al almacén y me llevé las dos maletas. Una de dinero y la otra de coca. Me aseguré de cambiarlas, les dejé dinero de juguete y harina. El dinero real fue directo al futuro. La droga está bajo tierra en la finca de mi querida Kendra. Le dejé en una maleta una foto donde salía abrazada con Nono. Fue tomada por él y en la parte de atrás le puse: Judas. Cada paso que doy es vigilado por Roco. Por eso decidí rodear a Camillia para así poder entrar a la finca y tener seguridad. —¿Le entregarás las maletas? —preguntó Trébol, pero no esperó respuesta y continuó hablando—. Aunque lo hagas los matará —su rostro escaneó el sitio y posó sus ojos en alerta en mi dirección. —Cuando él vio mi cercanía con esa niña investigó y quiere usarla para llegar a mí —comenté estresada. —El día que entraste a la finca, Roco te agarró —asentí apretando la mandíbula—. Pensé que no saldrías viva de esa Rebeca. Me jugué mi carta ese día, no tenía otra opción. Tenía que atraer su atención hacia la finca. —Ese día quería llenar sus manos con mi sangre, más, sin embargo, le tenía varias sorpresas. *** Salgo con el único bolso que tengo (he perdido todo) y me despido de la pocilga de cuarto que rentaba por día. Sé que Roco me tiene vigilada, mis intenciones eran esas. Por eso cuando bajó del carro con tinte, no me sorprendo y prendo un cigarrillo. Viene con la gente de Argenis, desde que aterrizó ese idiota lo cuida. —Miren lo que hemos encontrado, una indigente —hace entre comillas con los dedos. —A lo que he tenido que llegar por un traidor. —Expulsé el aire del cigarrillo. Camina con pasos largos hacia mí, él es un golpeador de mujeres y de los expertos. Deja marcas donde no son visibles en el cuerpo, hace a las chiquillas dependientes de él y las utiliza a su antojo. Salvé a la hija de una amiga de ser un cuerpo más en la morgue, ni idea porque me interesé, pensé por un instante que esa era la edad de Kendra. —Me cansé de ser la sombra de Nono, ahora lo suyo es mío y no te quiero en el paquete. —Me agarra por el cuello con una sola mano y alcé la mandíbula. La vida me ha enseñado que ni en tus peores momentos bajes la mirada, si me voy lo haré llevándome esos asquerosos ojos al infierno. —No creo que quieras matarme sin antes obtener tus objetos preciados. —Me carcajeo y mi olor fétido expulsé en su cara. Se frunce del asco, me suelta y doy una calada de mi vicio. —Eres asquerosa —tosió y movió su mano frente a su nariz torcida. Orgullosamente, lo miré y ese olor le viene de maravilla por faltar el respeto de la mujer de Nono, o sea yo. —Curiosamente, estoy de acuerdo en que los dos somos asquerosos. —Te mataré —sacó una pistola y escupí en su cara. Se limpia el rostro con un pañuelo, me entra la risa y suelto mi sorpresa. —Adelante, bórrame de este mundo —me detengo para reír a gusto y prosigo—. Aunque necesitarás mucha ayuda para salir del lío en que te has metido. —¿De qué rayos hablas? —La niña que quieres joder, la rubia, es la niña mimada de… —Sí, ya sé de tu hija, la cual abandonaste y ahora crees que no me atreveré a cazarte en esa finca. —Eres idiota, en serio no sé cómo planeas hacerte cargo del negocio de Nono, eres un tonto jugando a gánster —dije despectivamente. Se endemonió, me golpeó en el estómago y me doblé de dolor. Me dan arcadas, doy otra calada al cigarrillo y mis ojos aguados lo enfrentan. —Esa mocosa que abandoné es hija de Anselmo y protegida de… —¿Ramón? —pregunta temeroso y sonrío maliciosamente. —No te será tan fácil salir del lío, el distribuidor de armas lo harás enojar al jugar con sus niñas. Mátame, te quedarás sin tu mercancía y sin plata, quedarás mal empezando tu negocio. —No tiene lógica, si te mato saldré de ti y encontraré mi mercancía, obviamente la tienes en esa maleta. —La agarra y se la lanza a uno de sus secuaces. Me siento en la acera, termino el cigarrillo y espero que rompan mis trapos mientras tarareo. —No hay nada, solo ropa. —Informa el secuaz. —¡Registren ese cuarto, ahora!—ordena gritando y se marchan como corderos los secuaces. —No soy tonta, no tengo nada encima —viré los ojos por su idiotez—. Le di todo a Kendra, puedes creer que es ambiciosa y prometió hacer buen uso de ellos. —No te creo… —su mano hizo un puño. —Fue criada en ese mundo sin saberlo, es una fiera de mujer y en los negocios la llaman la bruja. ¿Por qué consideras que estoy en la finca? En eso salen los dos bobos de secuaces, negando y Roco se da golpes en la cabeza con el arma. Él está mal del coco, estoy comiendo su jodido cerebro y me levanto sonriendo. —Mátame tonto —Roco lanzó un alarido por mis palabras y me empujó. Caí de lado y me golpeé la cadera. Me arde el codo, siento sangre y cierro los ojos aguantando el dolor punzante en mi cadera. —No sabes lo que has hecho, le haré la vida un infierno a esa niña, joderé a la protegida de Ramón y si no me entregas mis cosas los mataré a todos —sus ojos se han desencajado—. Te daré veinticuatro horas para que entregues por tu cuenta lo que robaste y si me tomas de buen humor podemos hacer un cuarteto —se empezó a reír demente—. Te imaginas a la niña rubia, la zorra morena y la vieja asquerosa de mi primo en bandeja de plata para mi deleite. Se marcha desquiciado, me repongo, voy hacia mis trapos de ropa y las reagrupo para guardarlas en la maleta. Encuentro el pantalón desgastado y lo acerco a mi pecho, cosido en esa mugrosa tela, tengo una pequeña llave. Es importante, esa diminuta llave es valiosa para mí. Miro hacia los lados, la noche me arropa y me levanto sabiendo que esta batalla recién empieza. Me encaminé hasta salir del barrio, mi dolor consumiéndome y entré en un *chinchorro. Le pido al barman que me preste un celular y logré que me busque un empleado de la finca. En la finca sentada fumando en la parte de atrás, pienso en lo que he desatado. En el fondo siento culpa, muy en el fondo y como quiera no me retractaré. No tienes opción, solo ser una espina en su vida. Él merece ser feliz. *** Me saca de mis pensamientos Trébol y me pone detrás de él al escuchar un ruido. Era solo una rata y respiramos ambos. —¿Estás segura con los pasos que estás dando? —Sigue el plan, son los que debo tomar, no hay otro —afirmé sin dudarlo. Me da un abrazo junto con una dirección y asiento. Trébol se marcha dejándome sola, intentaré seguir fuerte y llegar hasta el final. ... Roco Estoy con mi polla enterrada en una perra que me trajo Argenis, está abierta para mí y su amarre con soga apretado fuerte, la está lastimando. Verla indefensa ante mí me excita y mis manos aprietan fuerte su cadera y cada estocada es con rabia. Ella está pagando mi coraje. Ese insolente chico que le debe dinero a Argenis se metió conmigo y su charlatanería se la haré tragar. Estoy desenfocado, tengo a la morena roja y con su rostro bañado en miedo. Perdí el control, mis manos están en su cuello y si no la suelto morirá cogida. Me empiezo a reír descontrolado, entro y salgo rudo y la chica parece pez fuera del agua. —¡Suéltala Roco, es la favorita de Argenis! —Me apartan a la fuerza los dos imbéciles que me siguen desde que llegué. Estoy con tremenda erección, me marcho dejando a una llorona y entro al baño, arrojo al zafacón el condón. Mis manos suben y bajan en mi polla, el ritmo intensificando. Cada movimiento de mi mano visualizo a la chica toda roja y amarrada. Me deleito en esa imagen y al liberar el orgasmo me meto a bañar. Estoy más calmado al salir y mis ojos miran la cama toda deshecha y sonrío. Iré a enseñarle a esos metidos que no deben interrumpirme cuando estoy cogiendo. Con cada paso ardiendo en deseo de lastimar. Cálmate, tienes a la rubia en casa toda perdida y está protegida por tu gente. Esa rubia tan siquiera imagina que se ha metido a la cueva del lobo sola y de ahí no saldrá viva. A veces me sorprende lo fuerte que es esa rubia. Siempre que estoy con ella se me ocurren maravillas para follarla y solo se deja, incluso goza. La rubia está dispuesta a todo por mí, lambería el suelo si se lo pido. La tengo como quería, adicta a mí y alejada de su familia. Será mía hasta que me aburra y cumpla mi venganza. Encuentro a los entrometidos, Popeye y Freddy, no me han visto llegar y están hablando con otro chico. En esta casa tienen el laboratorio de droga y Argenis supervisa. —Malditos, no vuelvan a meterse cuando estoy cogiendo a las putas. —Saco la pistola y disparo en la pierna al tercero que estaba con ellos. No les di tiempo a reaccionar, solo ataqué y sonrío al ver sus rostros. Ellos se quedan con los ojos abiertos y me marcho dejando al hombre dolorido. Es un pobre y desgraciado. Sigo hacia la oficina de Argenis, debido al ruido del disparo está en el marco de la puerta, su mirada es indescifrable y lo paso hasta entrar en su oficina. Escucho que cierra la puerta, me importa una mierda si se enoja por lo que hice y me siento en la silla. —Ese tal Fausto, ahora también es asunto mío —subo mis zapatos al escritorio y espero que se siente Argenis. —Me llamó, a las seis de la tarde estará entregando el dinero y nos veremos en un estacionamiento. —No se zafará, lo joderé —jugué con mi lengua, doblando, sacándola y mi mente, viendo como hundo en la miseria a ese insolente—. Tengo un plan, escucha, esto es lo que haremos... ... Al llegar a la casa que compré para mi uso personal está todo como lo dejé. Me informa mi gente de confianza. Al subir las escaleras escucho música alta, es la canción de “Marron 5, Sugar” y por increíble que sea la música calma mis demonios. Al girar el pomo y abrir la puerta me encuentro con la rubia bailando encima de la cama. Su diminuta bata de color n***o tiene transparencia y me deja ver todas sus adorables partes. Me quité la camisa y la lancé al suelo. La música es demasiado alta, no se ha percatado de mi presencia y como un lobo al acecho observo a mi presa. Sus movimientos sensuales han despertado a mi bestia, me quito los zapatos, seguido el pantalón, quedando desnudo y solamente en medias. No tenía ropa interior, cuando me bañé en aquella casa quedé sin nada. Estoy listo para empotrarla y camino hacia la rubia. Ella gira en la cama y al verme se toca el pecho del susto. Tiene en la mano el control del radio y baja la música para poder hablar. —¡Llegaste justo a tiempo! —grita y se lanza hacia mí, la atrapo de inmediato. Un momento, esta no es la chiquilla llorona. Se encuentra segura y envuelta en mi cadera. Deja besos por todo mi cuello, la alejo y no se quedó quieta. La sostengo fuerte de sus mejillas. Sus ojos verdes dilatados y la arrojo en la cama. Me acerco a la mesita de noche, la gaveta está entreabierta y agarro el paquete de pastillas de éxtasis. —Eres una ladrona. —Ella solo sonríe. Agarro una, la trago sola, las dejo en su lugar y me aproximo hacia la rubia. —Me dejaste encerrada, pues agarré esa pastilla —abre sus piernas. La droga la tiene segura, sube su bata hasta el ombligo y me muestra su *tostón rosado. Agarro mi polla, la bombeo y sus ojos siguen mi movimiento. Puedo acostumbrarme a la rubia drogada, sus manos descienden lentamente hacia el sur y al llegar a ella contemplo sus movimientos. Your sugar Yes, please Won't you come and put it down on me I'm right here, 'cause I need Little love and little sympathy Yeah you show me good loving Make it alright Need a little sweetness in my life Your sugar Yes, please Tiene la canción en repetición en el iPad, me parece bien y sumerge un dedo en su apertura. Me acomodo arriba, mi boca en sus tetas y las chupo. Les doy un trato especial a cada una. Dejo besos por su cuerpo, su dedo continúa rozando rápido su clítoris y ella gime. De pronto siento mucho, esto no puede ser y me lleno de rabia. Ella no es nadie, no puedo sentir nada. Solo es una venganza. Le doy una bofetada, su rostro se gira y me siento el dueño del mundo. Los efectos de la droga me hacen sentir cosas que no son. Se empieza a reír demente la rubia, la penetro rudo y sin protección. Solo nuestras carnes y sin barreras. Somos dos animales gimiendo y el deseo consumiéndonos. Sus ojos están descontrolados, moviéndose sin ningún control. Sus manos las pone en sus ojos, salgo de ella y la giro quedando en cuatro. —Te demostraré lo que es la droga —le doy un azote en la nalga y mi mano marcada en su piel es mi perdición—. Culo en pompa. Sin quejas puso su culo en pompa, agarro su pelo y la dejo inmóvil. Sus ojos los cierra, su mandíbula tensa y cada estocada es fuerte. Sus gritos hacen acople con la música, se masajea el clítoris y se estremece. Suelto su pelo, retiro mi polla y la coloco en la entrada de su ano. Ella se iba a retirar, con una mano la detengo y la meto de cantazo. Entierra la cabeza en la sábana y su grito me excita. Ella lloriquea mientras entro, salgo, entro, salgo y siento que estoy por llegar. Agarro su cadera y mis dedos marcando su blanca piel. La rubia toda sudada y con lágrimas en sus ojos me excita. La azoto una tras de otra vez, el ritmo de estocadas a la par consiguiendo venirme intensamente y me dejo caer encima de su cuerpo. Me aparto, me acomodo en la cama a su lado y muevo su cabello mojado a un lado para ver su rostro. —¿Cómo está ese culito? —Me burlo y con mi dedo índice le doy toques en la nariz. Su enojo me hace reír, sin embargo, esto no se ha acabado y me levanto de la cama. Mi erección aún y la jalo por los pies. —¡Déjame, estoy adolorida, fuiste un animal! —bramó y pataleó como la niña que es. Al llegar a la orilla de la cama la levanto como saco de papa y le doy un azote. —No hemos terminado, hemos empezado rubia. La coloco en un columpio s****l, la amarro y empiezo a besarla. Doy dos pasos atrás, se ve tan perfecta en ese columpio, está de piernas abiertas y aunque no quiera aceptarlo a ella le gusta este morbo. Me zambullo en su *tostón, se retuerce, pero la mantengo firme de sus rosadas nalgas y me la como entera. ... Me despiertan los golpes en la puerta, no puede ser y busco con la mano algo para lanzar y encuentro el control del radio. Lo arrojo a la puerta, Camillia se queja dormida y la muevo de mi pecho. Luego de jugar y cogerla de muchas formas en ese columpio la dejé inconsciente. Se queda con las tetas al aire, la sábana tapando su *tostón y me levanto de la cama. La persona sigue tocando, por cierto, cada vez en aumento el golpe. Agarro un bóxer de mi gaveta, camino a mi paso y al abrir me recuesto del marco. Si no fuera que es de confianza, lo mataba, su rostro es fuerte y su postura de combate. Se llama Trébol, mi perro más fiel y en quién confío. Espero que nunca me traicione porque no dudaré en hacerle pagar. Sus ojos fríos de color miel se pierden en la rubia. Ella es preciosa y más con sus moretones. El color que le di a su pálida piel es perfecto. —Cuando me canse de ella te la presto Trébol —consigo su mirada al escuchar mi promesa. Sonríe de lado, este hombre es como un carnicero degollando la carne de su enemigo y quiero decir que su sonrisa es inquietante. —No lo olvidaré, estaré esperando ansiosamente. —Su voz es fuerte y asiento. —¿Qué mierda quieres? Por un momento sus ojos fríos me hacen dudar de su lealtad, me tenso y estaba pensando en buscar el arma. —La llamada que esperabas, ha llamado para negociar Ramón. —Apunta hacia la rubia y me pongo furioso. No quiero que negocien por ella, es mi juguete y haré con ella lo que desee hasta que me aburra. Toca mentir, los haré creer que la entregaré, me sonrío y Trébol se queda observando a la rubia. Tengo que tener cuidado con él, está muy obsesionado con mi rubia. —Me aseo y me follo a mi chica una vez más —le hago entender que es de mi propiedad—. Espera abajo. —Cierro la puerta en su cara de culo y aprieto mis puños. Camino de lado a lado dándome golpes con el puño en mi cabeza. Estoy pensando en mi siguiente movimiento. ... *Chinchorro- es un establecimiento donde se venden bebidas alcohólicas. *Tostón- rodaja de plátano verde, machacado y frito y a veces con especias. Roco hace referencia a su vulva.
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