Capítulo 19: El mayor culpable

1179 Words
Nora se sintió bastante agradecida de que de la nada Aiden se hubiera ido de la ciudad, más porque tardó un par de días en regresar (escuchó a las sirvientas chismear de que había ido a atender asuntos personales y luego aprovechó para resolver asuntos de sus farmacéuticas), pero el asunto era que Nora pudo aprovechar esos días para practicar mejor su voz falsa. Con ayuda de su amigo de internet, que le dio muchos consejos útiles, finalmente practicó lo suficiente para sentirse con la confianza necesaria para hablar con una voz falsa. Solo debía ser cuidadosa en usar esa voz falsa solo en presencia de Aiden, y cuando Aiden estuviera con personas que ya la escucharon hablar mucho, como la ama de llaves, era mejor el volver a la estrategia de hablar solo a susurros para que no fueran a descubrirla. Por fortuna, no había hablado mucho con Gwen como para que fuera capaz de reconocer un cambio en su voz, así que podría hablar con la voz falsa en presencia de la feliz parejita. Gwen había estado bastante irritada de que Aiden se fuera casi sin avisarle a nadie, así que había salido mucho más esos últimos días. Como Nora estuvo tan ocupada practicando su voz falsa, no tuvo mucho tiempo para estar pendiente de Gwen, porque aprovechaba sus ratos libres para practicar y la mayor parte del día solo cuidaba a su pequeña Flora, así que no pudo aprovechar bien esa oportunidad. Sin embargo, sí logró descubrir algo gracias a unas de las sirvientas encargadas de limpieza. Un día, mientras estaba lavando la ropita de Flora, escuchó a un par de las sirvientas personales de Gwen hablar de cierto detalle en particular en “susurros discretos” que de discretos no tenían mucho. —¿En serio? ¿Y segura que la corbata no era de su esposo? —Sí, te lo podría jurar… además, él ni siquiera está en la ciudad, ¿por qué ella volvería de madrugada oliendo a alcohol y con una corbata de su esposo que ni está en la ciudad? Además, que cuando vi la corbata en su cesto de ropa sucia ella me pidió que la tire a la basura, es sospechoso, ¿no crees? —Sí, tienes razón… pero me extraña que tenga un amante, con lo guapo que es Aiden… Nora rodó los ojos, pero decidió terminar rápidamente de lavar la ropita de Flora y luego fue a buscar unos guantes de látex y, con todo el asco del mundo, se puso a revisar las bolsas de basura de la mansión. Nora respiró profundamente antes de abrir la primera bolsa de basura. El repugnante olor a desechos se filtró por sus fosas nasales, haciéndola arrugar la nariz con disgusto. Con guantes de látex ajustados en sus manos, se adentró en la montaña de desperdicios con determinación, pero también con una sensación de desdén por la tarea que se había encomendado ella misma con el propósito de ganar, aunque sea una primera pista para lo que sería su elaborada venganza que apenas y sí estaba comenzando. Entre las cáscaras de frutas podridas y los restos de comida, buscó ansiosamente cualquier indicio de la corbata que las sirvientas habían mencionado. Cada contacto con la asquerosa mezcla de residuos domésticos hacía que su estómago se revolviera de repugnancia, pero Nora se obligó a continuar. Después de rebuscar durante varios minutos, finalmente sintió algo diferente bajo sus dedos enguantados. Con cuidado, separó la masa de desperdicios para revelar un objeto oscuro y alargado. Casi sonríe, pensando que podría ser la corbata, pero resultó ser un simple calcetín lleno de agujeros y con un olor muy feo, por lo que rápidamente arrugó la nariz y devolvió el trozo de tela repugnante a la bolsa. Un escalofrío recorrió la espalda de Nora mientras abría la segunda bolsa. La evidencia de la infidelidad de Gwen yacía ante ella, oculta entre la basura de la mansión. Debía estar en una de esas bolsas, y no pensaba rendirse hasta encontrarla. Aunque la tarea le resultaba desagradable y denigrante, el deseo de tener una prueba de aquella traición superaba cualquier sentimiento de repulsión, porque este era un primer paso en un plan que seguramente duraría semanas o en el peor de los casos tres largos meses… tres meses soportando a las dos personas que más la lastimaron en toda su vida. Decidida a encontrar la corbata, Nora cerró la segunda bolsa de basura y se apartó de ella con alivio, alejándose un poco para tomar algo de aire antes de continuar. A pesar de la aversión que sentía, sabía que aún le quedaba una bolsa a ver. Con decisión, se armó de valor y se preparó para adentrarse en la siguiente montaña de desechos. Finalmente, abrió la tercera y última bolsa de basura, esperanzada de que estuviera allí, ya que si no estaba eso significaba que había buscado mal en las otras dos y tendría que recurrir a vaciarlas, y lo haría si era necesario, porque no se iría sin esa corbata. Por fin, luego de lo que pareció una eternidad, sus dedos se toparon con la corbata. Esta tercera bolsa tenía más que nada papeles de oficina, envoltorios de dulces y otras cosas no tan desagradables, así que la corbata no olía tan mal ni se había manchado tanto, y Nora pudo ver que era de una tela buena y una marca cara. Ja, por supuesto, Gwen no tendría un amante pobre, claro que su amante era de tanto dinero como ella… Con una sonrisa complacida, guardó la corbata en una bolsa con cierre y pronto cerró la tercera bolsa, luego se aseguró de que no quedara rastro de su búsqueda, dejó las bolsas en sus lugares y se marchó discretamente con la corbata encerrada en la bolsa. Era un primer paso casi insignificante, pero algo era mejor que nada, era una prueba, y se aseguraría de usarla bien junto a otras pruebas que pensaba reunir. Iba a hundir a Gwen Wright y a Aiden Santoro, iban a pagar por robarle a su hijita… Sin embargo… Ese día, cuando Aiden regresó de su viaje y abrazó amorosamente a Flora apenas regresó, Nora no pudo evitar hacer una mueca y preguntarse una vez más si acaso él sabía que Gwen se robó a esa niña… si acaso sabía que Gwen no era la verdadera madre, sino Nora. No estaba segura… pero, ya sea que Gwen le hubiera robado a la niña ella sola o con ayuda de Aiden, eso no cambiaba que ese hombre le hizo mucho daño, y eso era algo que ella nunca podría perdonar. Intentaría averiguar qué tanto sabía Aiden, pero de una forma u otra iba a vengarse de todo el daño que le hizo, no pensaba dar marcha atrás en eso. Aiden era el mayor culpable de las peores tragedias en su vida, dudaba que fuera inocente en robarle a Flora, pero… incluso si lo era, igual pensaba devolverle todo el sufrimiento que le causo. Lo haría pagar por cada lágrima, estaba decidida.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD