Las practicas para falsificar una voz diferente comenzaron, y Nora hizo uso de todo su tiempo libre para practicar, aparte de que comenzó a ver muchos cursos de maquillaje para intentar cambiar más su apariencia.
El maquillaje era realmente mágico, incluso la hacía poder disimular sus cejas y su nariz, aunque eso trajo preguntas de sus compañeras de trabajo, pero ella solo dijo que se sentía más bonita con esos cambios y ya no hicieron muchas más preguntas.
Nora se sumergió en el mundo de los tutoriales de maquillaje en esa plataforma de videos llamada YouTube a la que nunca utilizó mucho pero que ahora encontró muy útil, navegando entre una variedad infinita de técnicas y trucos que ofrecían en su mayoría adolescentes o chicas de más o menos su edad. En su pequeña habitación, rodeada de brochas y paletas de colores, se convirtió en su propia artista de transformación.
Una tarde, mientras seguía meticulosamente un tutorial para esculpir su rostro y cambiar la forma de sus facciones, Nora se dio cuenta de que le faltaba un delineador de labios en un tono específico. Sus labios eran la pieza final para completar su metamorfosis.
Decidió hacer una rápida carrera al supermercado cercano. Con el viento agitando su cabello, entró en la tienda, consciente de la mirada curiosa de los demás clientes. Agarró el delineador de labios y se dirigió hacia la caja registradora, tratando de no atraer demasiada atención.
En una cafetería, después de pedir un café simple, Nora continuó con su trabajo. Con trazos precisos y cuidadosos, delineó sus labios, transformándolos en unos más rellenos y de un color más como un rosa opaco en vez del rojo suave natural que normalmente tenía. Observó con satisfacción en el espejo de mano cómo cada trazo de maquillaje transformaba su rostro, ocultando rasgos familiares y creando una nueva identidad.
Justo cuando terminaba de perfeccionar su nueva apariencia, una de sus compañeras de trabajo en la mansión Wright y Santoro entró en la misma cafetería con una expresión de sorpresa y desconcierto al notarla así con el mismo uniforme que ella.
—¿Quién eres tú? ¿Trabajas con Gwen Wright? —preguntó, con los ojos entrecerrados mientras observaba a Nora, apenas reconociéndola bajo las capas de maquillaje.
Mora sonrió con confianza, sintiendo la emoción de su propia transformación.
—Soy solo yo, Mora, pero un poco más... artística —respondió con una risa nerviosa, sabiendo que su secreto estaba a salvo por ahora, que iba a ser capaz de engañar a cualquiera, y en especial a Aiden Santoro.
Y fue así como cada día tuvo que despertarse una hora más temprano para aplicarse el maquillaje y salir así a los pasillos de la mansión a trabajar y cuidar de su pequeña Flora.
Se sentía como una muñeca plástica, falsa, ya casi no se podía apreciar nada de su cara real debajo de todas esas capas de maquillaje, pero por lo menos ya no tenía miedo cada vez que Aiden se le acercaba o cada vez que la miraba.
Sin embargo, de repente Aiden pareció menos interesado en ella, o incluso la miraba como si algo de ella le disgustara, cosa que la empezó a preocupar un poco. ¿No había estado interesado en seducirla? ¿O quizás el cambio de look no le gustaba?
“Aún no tengo suficiente confianza en mi voz para hablar con él” pensó con disgusto mientras lo veía llevarse a Flora para ser él el que la hiciera dormir la siesta ese día.
Tendría que seguir postergando su plan de seducirlo, pero por mientras debía continuar teniendo una distancia prudente de él para que no la reconociera, y sobre todo cuidarse de que no escuchara su voz.
Sin embargo, que tuviera que postergar su plan con Aiden, no significaba que no pudiera poner en marcha su plan para destruir a Gwen Wright.
Ella no había vuelto a salir a bares, pero Nora podía notar que constantemente se mensajeaba con un hombre, una vez ojeó discretamente su celular y vio que hablaba con alguien que estaba con el nombre de “Peluquero favorito”, pero al que ella siempre le mandaba corazones, así que sin duda ese debía ser su amante.
Ja, el peluquero favorito… Gwen no era nada discreta, hasta parecía bastante boba, por lo que de seguro no habría sido capaz de robarle a su hija ella sola, seguramente su padre que era tan asquerosamente millonario la ayudó… o incluso el mismo Aiden.
Eso era algo que Nora no dejaba de preguntarse… ¿Aiden había colaborado en robarle a su hija? ¿Sabía que Flora era producto de la aventura que tuvieron o pensaba que la tuvo con su esposa?
La respuesta le llegó esa misma semana, cuando las sirvientas comenzaron a hablar de que se acercaba el cumpleaños de Flora, y era un cumpleaños que no tenía nada que ver con su verdadera fecha de cumpleaños y además era un año menor de lo que realmente era.
—Pero… ella se ve mucho mayor que eso… ¿Cómo es posible que cumpla solo tres años? —preguntó, a lo que una de las sirvientas le chitó ruidosamente.
—Shh, no se puede hablar de eso, ¿no recuerdas que está prohibido?
—¿Qué?
—Boba, ¿ya olvidaste que Mora es nueva? —Otra sirvienta miró con desaprobación a la que habló primero—. Ella no sabe nada de lo que pasó el primer año, ya sabes.
—¿Qué paso?...
—No creo que debamos hablar de eso…
—Vamos, yo soy la niñera de Flora, me interesa saber todo lo que pasa con ella, es mi… ya saben que me he encariñado mucho con ella, me interesa saber todo de ella.
—Bueno, es que… —Las dos sirvientas intercambiaron miradas—. Es un asunto que no entendemos bien, pero durante unos meses la señora Gwen estuvo escondida mientras cuidaba a Flora, y luego nos obligó a todas por contrato a no poder hablar de la edad real de Flora, y debemos decir que ella es unos seis meses menor a lo que realmente es.
—Pero… ¿por qué?
—No lo sabemos, pero no vayas a decirle esto a nadie, y menos al señor Aiden.
—¿A Aiden? ¿Él no sabe la edad real de Flora?
—No, él es quien más no debe saber la edad real de la señorita Flora, o los Wright nos meterán a la cárcel… —Ambas se estremecieron.
—T-tú tampoco puedes decir nada, ¿está bien, Mora? O nos meterás en problemas a todas.
—No, no se preocupen… No diré nada. —Les sonrió de forma tranquilizadora, pero por dentro su mente era un caos.
Lo que había entendido de esto era que, por alguna razón, Gwen aparentemente le estaba mintiendo también a Aiden…
Entonces… ¿él no sabía que Flora era hija de Nora?
¿Qué era lo que pensaba Aiden realmente?
¿Acaso él también fue engañado?
Pero eso no quitaba todas las mentiras y engaños que le hizo…
Ahora estaba más confundida que nunca antes y sin saber qué debía creer, porque no podía entender cuáles eran las intenciones de ese hombre.
¿Debía creer que Aiden era otra víctima de las mentiras de Gwen? ¿Debía pensar que el hombre que tanto daño le hizo también estaba siendo engañado?
Realmente no sabía qué pensar.