Capitulo 20

2033 Words
—¿En verdad? Violencia contra violencia. No sé que les enseñan en la escuela en estos días —dijo el señor Rogers. —No permitiré que te lleves a la chica, ni toques a ninguna de estas personas —dijo Kevin. —Es un juego peligroso el que estas jugando, no deberías hacer este tipo de cosas, vas a terminar perdiéndolo todo —dijo el señor Rogers. El auto se detuvo como si las ruedas del todo terreno hubiesen caído en un fango. El conductor del vehículo aceleraba, pero no estaba rodando. —Buena jugada, pero podrás con todo, a ver vamos a ponerte a prueba ¿sabes jugar ajedrez? ¿A que peón vas a sacrificar? Lo hombres de Rogers levantaron sus armas como si fueran controlados como marionetas, todos estaban apuntando al mismo tiempo, luego cargaron las armas y estaban dispuestos a disparar. Kevin quitó la vista del todo terreno. En el momento que las armas se accionaron; todo se puso lento para el muchacho, el cual veía las balas como si fueran abejas asesinas en busca de una persona para clavar el aguijón. Kevin pensó en las balas como si fuera parte de ellas, sintió el aceró y les ordeno subir, las balas crearon una nueva ruta en el cerebro de Kevin; mediante cada bala salía de las ametralladoras, seguían su camino, desapareciendo. El señor Rogers desapareció, o eso parecía, porque los ojos de Kevin nunca parpadearon, inmediatamente se dio la vuelta y allí estaba detrás de él. —Mi querido Kevin, vas a terminar perdiendo la jugada. Kevin estiró la mano detrás de él, y los hombres de Rogers bajaron sus armas. Era como si fueran cambiado de órdenes, eran como soldaditos de juguetes, los cuales no tenían voluntad propia. —Me parece bien, pero en algún momento se te acabaran las manos. Paúl y Vicent se levantaron, y se fueron en contra de Kevin. Parecía que toda su vida habían entrenado las artes marciales, porque fueron en contra de Kevin, dando saltos y volteretas por los aires, como si fueran una clase de ninjas. Kevin apenas se defendía, no quería ir en contra de ellos. —Ja, ja, ja, y así piensas ganarme, no tienes las agallas de darles ni siquiera un golpe. Kevin ya no estaba para estar hablando, su cerebro parecía estar trabajando al cien porciento buscando posibles puntos débiles. Kevin no pudo sostener más la mano y los hombres levantaron nuevamente las armas, disparando. Pero al parecer el muchacho esperaba eso, las balas pasaron alrededor de Kevin, desviándose y haciendo una especie de semi circulo, llegando a donde estaba el señor Rogers. —¿Me crees tonto? —dijo apareciendo a las espaldas de Kevin. Y una bala cayó sobre el hombro del señor Rogers. —Interesante… las balas que desviaste hace unos minutos, una tienes el control, ya veo. Debo cuidarme un poco de eso. La sangre le brotaba al señor Rogers de su hombro, pero a él parecía no importarle. —Te lo dije, no hay forma, solo entrégame a la chica, y deja que nos retiremos en paz, y nadie resultará herido. —Mira que suenas muy convincente, pero no, la verdad es que no estoy interesado en ninguna de las cosas que dices. Si tengo que morir en el intento lo haré. El hombro del señor Rogers dejo de sangrar, su cuerpo había dejado de fluir la sangre de su hombro. Las balas cayeron una a una al cuerpo del señor Rogers como si fueran unos proyectiles. Parecía que la mayoría había acertado, pero en el lugar donde debería estar él, solo había uno de sus soldados. La sangre al pobre hombre, le salía de la boca. —Arriesgando a tus hombres —dijo Kevin. —Recuerda que todo esto es por un bien mayor, unos mueren para que otros sobrevivan, y todos tenemos los mismos pensamientos, la paz del mundo. Y esa paz solo la conseguiremos si el Proyecto Explorer toma su curso. Eres parte de todo esto, solo queremos lo que tu deseas. Que no haya egoísmo o alguna clase de engaño entre hermanos. ¿O eso no es lo que tú quieres? —si, pero no a costa de otros, seguramente tenían otras alternativas, no matar a cientos de personas, solo para conseguir un arma letal, que acabe con el hambre en el mundo que haya equidad ¿Pero como lo haremos? Sometiéndolos a todos, que ustedes sean un tipo de rey, ¿eso es lo que quieren? Que hay temor en cada palabra que se dice o que se habla. —Bueno todos tenemos distintas maneras de realizar las cosas, unos tienen más paciencias, y otros menos —dijo el señor Rogers. Cuando terminó de recitar las palabras, el señor Rogers movió su mano derecha. Y su legión de soldados se dio la vuelta y empezó a disparar hacía las montañas. Kevin sonrió un poco, pues sabía muy bien lo que estaba pasando. —Tal parece estas copiando todo lo que hago. —Si, pero yo tengo ventaja, yo no estoy protegiendo a nadie, aquí los únicos que me importa que estén con vida, son tu y la chica, los demás pueden morir. Kevin no sabía si lo que había dicho el señor Rogers en ese momento, era parte de un circo que el mismo había armado, o le había dado unas armas sin querer, para poder defenderse. Las balas venían en el momento justo, pero venían en distintas direcciones, había un punto muerto donde no había visibilidad. Y fue el lugar justo donde Kevin se paró, para proteger a los detenidos por Rogers. Aunque la velocidad era reducida desde la perspectiva de Kevin, era difícil manejar ese tipo de situaciones el siendo apenas un simple Hurone. —No te preocupes por salvarlos, más bien me sorprendería si lo haces. Kevin trazó un plan rápidamente en su cabeza, y antes que las balas cayeran, los tocó haciendo que los cinco desaparecieran. Las balas estaban a punto de entrar en el cuerpo del muchacho, fue el momento que Rogers intervino, para salvar al muchacho, tal cual como Kevin lo había predestinado. —Fue buena jugada no lo dudo, pero no me creas tan estúpido —dijo el señor Rogers, haciendo un circulo con su mano, trayendo de vuelta al grupo de jóvenes rodeado de dos soldados. —No ibas a pensar que no iba a tratar de recuperarlos. Kevin se quedó allí parado, frunciendo el entrecejo, y fue cuando la última jugada de Rogers vino a su cabeza. ¿Cómo pudo ser tan estúpido? Estaba más claro que el agua, y Rogers se lo había dicho en más de una ocasión. Así como había traído a todos ellos. Igual Rogers iba por Tamara, ya seguramente estaría cerca de ella. Cuando Kevin abrió los ojos dentro de la cueva, unos hombres vestidos de médicos del complejo, llevaban a Tamara allí. —¡Espera! ¡Iré por ti! —dijo Kevin, a través de algo en la pared, que él había destinado para eso. —No lo hagas —respondió Tamara —prométemelo, huye, vive tu vida, no quiero que gastes energía en cosas que ya no tienen remedio. —Es difícil para mí y lo sabes, no quería que las cosas se salieran de control, no debí haberte abandonado. —No te preocupes, donde quiera que esté, estaré pensando en ti, y de estaré dando buenas energías. —dijo ella. —Listo señor, la tenemos bajo nuestro control —dijo a través de la radio los hombres de Rogers. —Bien jugado, está bien, fue mi culpa —dijo Kevin. —No, no es tu culpa, solo te falta experiencia. Tu cerebro llegó al límite de la evolución, pero tú no estás preparado. Si piensas que es todo, pues no lo es. Si estuviese hablando con otra persona normal, seguramente le hubieses ganado, pero en nuestro caso. Yo no soy un simple Hurone. Bueno es el momento de marcharnos, ya tengo lo que necesito, tus nos seguirás solo, porque, eres un héroe y no permitas que nos quedemos con ellas. Eso no te dejará dormir ninguna noche; no es que no pueda llevarte a la fuerza conmigo. Sólo que me gusta jugar contigo, considerate muy nueva mascota. —Es algo estúpido lo que dices, porque no te buscaré dónde tú estés, esas chicas no te las podrás llevar, tenías que haber tomado mi oferta principal. Kevin miró al señor Rogers con sus ojos, los cuales parecían letales. El señor Rogers cayó en el suelo en ese preciso momento. Varias nubes aparecieron en el cielo volviéndose el día noche: todos levantaron ahorita atemorizados a lo que está ocurriendo. Kevin estaba temblando, había un sonido en el medio del bosque, como si una gran bestia viniera al encuentro, o muchas de ellas, porque los árboles se movían en diferentes direcciones. —¿Qué está ocurriendo? —preguntó el señor Rogers, al ver esa exhibición. —El único que piensa, que se la sabe todas más una, eres tú: tal parece que tienes un cerebro limitado. Varias ráfagas de aire entraron al cuerpo del muchacho. Rogers por primera vez, estaba callado e impaciente, solo estaba observando los acontecimientos de la naturaleza. —Ya veo, piensas acabar con tu vida de una vez por todas. Recuerda que ese cuerpo no te pertenece, así que te ordeno que te detengas inmediatamente. —Lo siento Rogers, pero no mandas en mí, y nunca lo harás. Una especie de escudo cubrió a Stacy, Susy, Vicent y Paúl. Los brazos de Kevin se empezaron a hinchar, al igual que su rostro, era como si se estuviese convirtiendo en una bomba humana. Cuando estaba a punto de explotar, el señor Rogers cubrió su rostro, pero algo diferente pasó. Todo pareció detenerse, no había ninguna hoja moviéndose en el lugar, todo estaba paralizado alrededor de Kevin. Unos pies caminaban hacia el muchacho. Un hombre musculoso, cubierto de una gabardina oscura, la cual llegaba hasta sus pies, el cabello era de un color naranja, levantado en forma de una cresta. Kevin no tuvo miedo, parecía alguien muy familiar. Cuando estuvo cerca de él, era como verse al espejo, pero una versión más mejorada del muchacho, que sus brazos en ese momento eran completamente planos. Había algo de nostalgia en el ambiente, la calidez sería apoderado del muchacho, había algo escrito para él, en este momento Kevin no entendía nada; pero al parecer el destino tenía algo más para él, algo grande. Los ojos de Kevin cambiaron de color, sin hablar sin ningún tipo de comunicación, Kevin entendió. Al parecer no era el momento del sacrificio, ese momento había sido interrumpido por una evolución propia. El nuevo Kevin mejorado, tenía una mirada triste, parecía desolado, pero daba mucha seguridad, el tiempo sin duda lo había golpeado, su carácter se había convertido en su mejor aliado, su mirada su expresión, había algo de odio dentro de él, solo el mismo Kevin lo podía notar. Nunca hubo un tipo de comunicación, no hubo una palabra de por medio, no hubo un saludo, ni mucho menos un apretón de manos. El Kevin nuevo y misterioso se dio la vuelta para marcharse. —Espera —dijo Kevin, antes de su nuevo yo sé marchara. —Siempre habrá dudas sin respuestas, camino que debes trazarte, no todo será tan fácil cómo crees. Pero lo único que te puedo decir, es que nada se podrá cambiar, así que decides bien, lo que quieras hacer, nadie te culpará. Pero al quedar en el limbo, tendrás preguntas sin responder, te llenaras de dolor quizás, sin moverte, sin respirar, sin reír. —¿A dónde debo ir? —pregunto Kevin. —Ya eso lo sabes, Y aunque se trata de cambiar, al final siempre terminarás allí, así que no temas en tomar decisiones ya que al final los resultados serán los mismos. —Pero es una contradicción, sino no estuvieses aquí tratando de cambiar mis decisiones actuales. —Estoy aquí porque tú mismo me llamaste, quizás involuntariamente, tienes dudas. ¿O acaso quien crees que soy? ¿Un viajero del tiempo? Si fuese así, sin ti no existiría yo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD