Capítulo 21

2553 Words
Luego que el otro Kevin desapareciera, todo volvió a la normalidad, el tiempo fluyó de nuevo, los escudos se desvanecieron y Rogers comenzó a reír. —Ja, ja, ja. Por un momento lograste asustarme, pensé que perdería uno de mis valiosos cuerpos, pero está bien, debemos irnos. Kevin trató de moverse, pero no pudo, al parecer la concentración de energía en su cuerpo, había sido su estocada final. No había nada que pudiera hacer. Rogers en ese momento lo podría fácilmente haber matado con un simple movimiento de su mano, o llevárselo a la fuerza, pero no; al parecer solo quería castigarlo. —¡Espera! —dijo Kevin tratando de moverse, pero solo cayó al suelo, estirando la mano. Stacy estaba llorando porque al ver a Kevin así arrastrándose en el suelo, vio que todas sus esperanzas se habían fugado. No porque ella estuviese en peligro, sino porque se habían llevado a su amiga, a Lucía. Kevin estaba allí con la mano estirada, temblando, sin fuerzas ni siquiera para esbozar un grito. Sus ojos se estaban cerrando, cuando vio que Rogers se volteó para darle una sonrisa malévola. —Allí está tu castigo, al final perdiste, jake mate —recitó el señor Rogers. —Solo estoy en jake —susurró Kevin —solo en jake, mientras que sus ojos se fueron cerrando. Kevin se encontraba en una habitación, estaba sentado en la orilla de la cama, con sus manos en las rodillas. No sabía cómo, ni cuando había llegado a ese lugar. Pero sentía algo dentro de él, como si lo estuviese quemando una especie de ira parecía recorrer cada poro de su cuerpo. Había algo que había olvidado, pero no podía recordar que era. Se levantó impaciente de la cama y se miró a un espejo redondo y antiguo que estaba en el lugar. Su cara no era como la recordaba, había cambiado ciertas cosas. Se parecía a Kobok, ese nombre le pareció lago familiar ¿de dónde lo había sacado? Había cosas que no concordaban bien. Kevin miró a un lado y todo estaba oscuro, detrás de él, ya no estaba esa cama, volvió a mirar al frente de él, y estaba Bárbara saludando con su mano, pero en un parpadeo, era Tamara la que estaba allí, después de solo unos segundos Lucía hacía los mismos gestos con su mano. A Kevin le dieron tres vuelcos en el corazón. —Está bien, no te preocupes, estaré bien —sonó la voz de Tamara en su cabeza. —¿Dónde estás? ¿Dónde estoy yo? —Estas en una especie de coma —dijo ella. —¿Cómo es que haces para entrar en mi cabeza? —preguntó Kevin. —Es una historia muy larga, ahora lo importante es que despiertes —respondió ella. —¿Dónde te encuentras? —No, no puedo decirte, y es lo mejor, no quiero que trates de rastrearme, tienes que volverte fuerte para que puedas enfrentarlos. —Por favor tienes que decirme. A medida que Kevin hablaba con Tamara todo lo que estaba a su alrededor iba cambiando, varios paisajes iban apareciendo y desapareciendo por todos lados. —Te necesito —dijo Kevin con una voz baja y serena, luego resopló. —No me necesitas, solo piensas que lo haces, pero no es así. Siempre estaré contigo —dijo ella para darle ánimos. Kevin se levantó del lugar, y la habitación estaba rodeada de barrotes, parecía estar preso en ese lugar. —¿Estas allí? —preguntó a ver si Tamara le respondía o le indicaba por donde salir, pero no hubo respuesta. Paso un tiempo, desde que Kevin se había quedado en el lugar, al principio el tiempo corrió lento para él, pero aprendió a usar el tiempo para meditar en ciertas cosas, hasta que el tiempo avanzó de forma fugaz, se hizo parte del lugar, cuando aprendió amarse y amar donde estaba, los barrotes se cayeron, dando un golpe seco en un suelo fantasioso. Kevin salió del lugar, y ya no era el mismo. Kevin despertó viendo la naturaleza con sus ojos, los árboles se encontraban elevados, y había un gran sonido de aves, el sol se metía por medio de algunos árboles dando un pequeño rayo de sol. A su lado había una fogata apagada, por cómo se encontraba, parecía que fue encendida la noche anterior. No había ningún humano cerca, a lo lejos había unas carpas de acampar, lo cual seguramente tendría visitantes internos. Kevin levantó las manos para tocarse el rostro, y algo rustico sobresalía de sus mejillas. Una pequeña barba sucia se había alojado en ese lugar, lo cual indicaba que el tiempo había sido bastante prolongado. Se escucharon unos pasos que venían por el crujir de las hojas secas, y un fuerte golpe cuando un puñado de leña cayó al suelo. —¡Oh, por Dios! No puede ser —dijo la voz de una mujer, la cual se abalanzó sobre el pecho de Kevin, derramando un par de lágrimas. —¿Quién eres? —preguntó Kevin, el cual no pudo ver a la persona que estaba allí. —Soy yo, Jasmín ¿no me recuerdas? —¿Jasmín? —por más que Kevin lograba recordar, ese nombre no parecía hacer ningún efecto en él. —Yo Jasmín, la chica que te salvó la vida, que nunca dio la ubicación. —¡Ah claro! —respondió él. Ella lo miraba un poco mal, estaba un poco herida por la falta de memoria de Kevin. —Nunca pude darte las gracias, la verdad es que te agradezco mucho ¿Dónde están los demás? Ella bajo el rostro, y emitió un suspiro. —Solo quedo yo. —¿En verdad? ¿Por qué? —preguntó Kevin. Después de todo lo sucedido nos mudamos del lugar, tuvimos por un tiempo rodando de aquí para allá, nunca pudimos estar en un solo lugar, sentíamos que nos tenían vigilados. Dejamos de comercializar con la fauna del lugar. Las personas con las que lo hacíamos eran muy peligrosas, así que ganamos enemigos en todos lados. Al principio nos quedamos todos juntos, pero luego de un tiempo, cuando la comida era solo frutas y no podíamos cazar, todos empezaron a pelear. Vicent quería ser el líder, Paúl lo retó terminaron peleando. Paúl fue el primero en marcharse, quedamos todas con Vicent. Vicent no sabía que más hacer aparte de cazar, pero teníamos pánico de tocar a un ser vivo, así que nos estancamos en un vaso de agua. Stacy se fue a un bar del pueblo, donde sirve tragos y algo más según escuché, ella fue la segunda. Solo eramos cuatro, pero tu estabas dormido, ya Vicent y Susy no querían compartir la responsabilidad, y siempre supe que esos dos tenían algo oculto. Aunque Susy lo compartía, siempre había algo de celos por parte de ella. Este fue el último lugar donde nos establecimos, tiene el rio cerca, hay muchos arboles frutales, es un paraíso, pero ellos no quisieron darse cuenta. Dijeron que era el momento de vivir sin miedos, que, si tenían que morir en el intento lo harían, pero no podían darse el lujo de vivir así. —Claro, ¿y porque no te fuiste tú también? —preguntó Kevin. —No podía, porque yo… Kevin se le quedo viendo con algo de detenimiento. —¿Tu qué?... —…Porque no soy tan mala persona, como para dejarte abandonado, después de como luchaste, nos defendiste, podías simplemente haber huido, me quedé a tu lado, eres una persona buena, y las personas buenas merecen ser… cuidados. Por cierto, no sé tu nombre. —Mi nombre es Kevin —dijo él —perdona mi falta de educación. —Muy bien Kevin yo soy Jasmín, —dijo ella estirando la mano, tocando la mano del muchacho y sonrojándose. —Eres algo extraña, ¿pero quien en este mundo no lo es? Te estaré por siempre agradecido —dijo en el momento que intentó levantar la cabeza, pero no pudo. —No, aún no puedes levantarte —dijo ella. —¿Cuánto tiempo ha pasado? —preguntó Kevin. —Seis meses —respondió Jasmín. —Vaya es una eternidad —dijo ven ese tiempo los hombres no han venido. —No, no hemos sabido más de ustedes —dijo ella agachando la cabeza —ni de… —Tranquila la recobraré —contestó al ver las lagrimas de su rostro salir. —No, no te preocupes no fue tu culpa, las personas malas, siempre existen y existirán. Es ley de vida —dijo ella —¿ustedes son una especie de magos? —No, nada por el estilo. —dijo él, mientras una mueca se dibujó en su rostro como si fuera una sonrisa. Solo es una droga que está en nuestro cuerpo, que hace que nuestro cerebro sobrepase los límites normales, me da una adrenalina por unos segundos, donde puedo alterar los átomos y las partículas que nos rodean; muchas veces se trata de simple ilusionismo. —¿Cómo los magos? —dijo ella en un tono de burla. —Si, como los magos —dijo Kevin algo resignado. —No te muevas, haré el desayuno, hoy es un día especial, primero conseguí huevos, ahora te levantaste de entre los muertos —dijo ella recitando las palabras muy alegres. Kevin vio a la chica en el momento que movió la cabeza. Jasmín era a su parecer, una chica muy guapa, la recordaba más arreglada, las veces anteriores, pero todo se debía seguramente el vivir al margen de la civilización. Pasaron los días y ya Kevin se sentía mejor, se podía parar del suelo fácilmente, incluso hizo un par de sentadillas. Aunque Jasmín le había prohibido hacer ese tipo de ejercicio, él solamente quería poder salir del lugar tenía muchas cosas que hacer tiene que recuperar a Tamara, y ahora Lucía se había puesto también en su camino, tenía que salvar a la pobre chica qué Gracias a él había terminado también esclava del señor Rogers. El bosque era silencioso, se podría decir que hasta fascinante solo poder disfrutar de la naturaleza de su máximo esplendor ver el atardecer o el atardecer. Kevin caminaba dando tumbos recolectando frutas para el pequeño campamento cuando se detuvo en el lago y vio algo que lo hizo tener sensaciones nuevas. Allí se encontraba Jasmín, bañándose desnuda frente a una fluida caída de agua. Kevin se quedó viendo detrás de unos arbustos el cuerpo esplendoroso de la chica. Kevin sintió una atracción inmediata, pero los recuerdos de Bárbara también vinieron inmediatamente a el sacándolo del curso por dónde iba. Inmediatamente se levantó para irse del lugar, pero no se percató qué había una rama seca en el piso y la partió haciendo un crujido inevitable. Jasmín soy yo la vuelta enseguida, tapando su desnudez con sus manos, su cara estaba atemorizada. Kevin se lanzó al piso con la mayor rapidez que pudo. —¿Kevin eres tú? —dijo la chica del agua. Kevin se sentía como un idiota, haberse escondido lo delataba aún peor, demostraba que lo que estaba haciendo estaba mal. Era muy tarde para poder enmendar el error «¿Qué pensaría ella de él?» se repetía una vez más Kevin en su cabeza. Solo estaba rogando que la chica se marchara, y no se diera cuenta de lo ocurrido. —¿Quién está allí? Salga por favor estoy armada. Al parecer ella no tenía muchas intenciones de irse, hasta no averiguar lo que estaba ocurriendo. Kevin no tuvo más que levantarse del lugar apretando los labios con cara de resignación porque lo que había hecho estaba muy mal. —¿Kevin? —dijo ella, algo asombrada pero a la vez emocionada, que no fuera alguien que estuviese por allí merodeando, eso último campamento le había costado conseguirlo, se había internado en el bosque profundo más allá del parque nacional, donde las personas no van a explorar, era muy difícil que alguien llegará allí, A menos que lo estuviese buscando. Kevin no hizo más nada que apretar los labios con cara de vergüenza, su rostro se veía sonrojado, no sé atrevía a mirarla a la cara, sus manos estaban temblando. Kevin había enfrentado a muchas cosas en la vida, pero jamás había estado frente a una chica desnuda. Jasmín abrió sus manos, para dejar sus pechos al aire. Fue caminando hacia Kevin, con sus ojos fijamente en él. Kevin miraba aún a otro lado, no sé atrevía a ver la desnudez de la chica. —No tenías miedo —dijo Jasmín acercándose lo suficiente a él. —¿nunca habías visto a una mujer desnuda cierto? Kevin negó con la cabeza, aún mirando a otro lado. —Yo sin embargo si vi tu desnudez. Claro no fue a propósito, recuerda que tuve qué ducharte en muchas ocasiones, eso sí jamás me aproveche de ti. —Un chico tan guapo y lindo como tú ¿no ha tenido novia? —preguntó la chica. —Sí pero la verdad es que no hemos llegado más allá de unos besos. —Y ahora que yo estoy aquí frente a ti ¿Qué quieres hacer? La joven había salido completamente de agua, y se veía toda la silueta de su cuerpo desnuda, supiera su cabello sus ojos, quería ser en ese momento tocada por él. Los ojos de la chica había cambiado, se veía mucha lujuria en ella. —La verdad quisiera seguir mi camino, seguir recolectando las frutas y que olvidemos este mal rato, nunca pasó, yo no soy así, no quise verte desnuda. Jasmín se veía un poco desilusionada por lo que acaba de pasar no estaba acostumbrada que ningún chico la rechazará, mucho menos al chico que ella más le llamaba la atención. Kevin no entendía que si ella se había quedado con el, era simplemente porque ella tenía sentimientos hacia el. Jasmín era la persona dispuesta a todo, pero no era del tipo de personas que revelará su sentimientos. —Pues si eso es lo que quieres —dijo allá con una voz baja, se sentía muy humillada. Las cosas no trascurrieron de la forma que se pensaba, en el campamento los dos continúan callados, ninguno se hablaban era difícil estar en esa situación. Conforme pasaban los días todo era más incómodo, inclusive varias veces Jasmín optó por levantarse más temprano o acostarse más tarde para no tener los mismos horarios qué Kevin. Los dos tenían luchas internas en su cabeza, Jazmín pensaba qué Kevin estaba molesto con ella o no la deseaba como mujer. Kevin pensaba qué Jasmín estaba molesta por haberla espiado en el río. Kevin la verdad no sé imaginaba que su primera vez fuera con otras chicas que no fuera su novia Bárbara, sentía que la iba a deshonrar si eso pasaba, pero los últimos días Jasmín se había metido en la cabeza del muchacho. Los deseos sexuales se habían expandido, aunque el coeficiente intelectual del muchacho era muy alto, no sabía cómo lidiar con esta situación. —Tenemos qué hablar —dijo Kevin al ver qué la chica se iba a meter en su tienda. —Bueno adelante —dijo ella señalando la tienda, para que entrase aquí con ella. —A menos que yo sea muy fea para estar una tienda a solas conmigo.

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