Capítulo 16. Nos vamos, acá no hay nada más que basura.
Artur recorrió el lugar con cuidado, buscando cualquier señal que pudiera indicar hacia dónde se habían dirigido todos. No estaba seguro de ingresar a las habitaciones pues no sabía que podría encontrar en ellas, Abimael junto a sus hombre se encargaron de todo, él solo observaba atento todo lo que salía de ahí.
De pronto sus ojos se detuvieron en un montón de ropa amontonada que uno de sus hombres llevaba en las manos, sir Artur creyó reconocer una prenda en particular, con manos temblorosas, y asqueado por no saber de quién podrían ser aquellas prendas, el hombre comenzó a revisar el montón de ropa acumulado, reconociendo por un segundo aquel extraño olor, el mismo que pudo notar en Adaia cuando estuvo con ella antes de sentir el
