El mismo día
New York
Julius
¿Cuál es la palabra para definir lo que soy? ¿Rebelde? ¿Imbécil? Quizás es una combinación de ambas, porque no me gustan los protocolos, ni seguir las reglas, además no es que quiera justificarme, pero no tuve un modelo a seguir, mi padre nos abandonó siendo muy pequeños, igual mi mamá se esforzaba para darnos todo lo necesario, tanto que hizo lo imposible por ayudarme a desarrollar mi talento, soy un bailarín de ballet y soy brillante sobre las tablas, no soy pretencioso, sino sincero, además la mejor prueba es que soy la estrella del Royal ballet, claro que tiene sus pros y sus contras, como seguir horarios, dietas, entrenamientos diarios, una vida constante en giras siendo para mí un desafío y lo bueno es que tengo la disculpa perfecta para divertirme sin atarme a una relación, aunque siendo honesto he tenido algunos problemas por ser un idiota con mis compañeros, tanto que no me ha importado revolcarme con sus novias y me he ganado unas cuantas enemistadas dentro la compañía y también ser advertido por Stacey, nuestra entrenadora y esposa de Rudolf, el director, es decir estoy en manos de la bruja y si sigo a este paso me echara o me quitará la titularidad, entonces he cedido a sus pedidos absurdos, como el que repitió antes de viajar a New York, incluso creí que se trataba de otra cosa cuando me llamo a su oficina.
–Hola Stacey, ¿Cómo estás? ¿Cansada? ¿Quieres un masaje especial? –pregunté apenas ingresé a su oficina y coloqué el seguro a la puerta para después acortar distancia con ella. Sí debía volver a acostarme con la bruja lo haría para conservar mi puesto.
–Siéntate Julius, quiero hablarte de un tema importante, me comentaste que Alessia estaba pensando en pedir vacaciones para visitar a su familia, necesito que viajes con ella y no es discutible– rebatió con su voz demandante y me quedé desconcertado.
No entendía como había llegado a ese punto por un simple comentario, sobre todo ¿Cuál era el punto de viajar con Alessia? ¿Cuidarla? Por favor mi amiga era una mujer adulta libre de hacer su voluntad.
–Stacey creo que todos tenemos derecho a unas vacaciones, incluso también yo, además podría aprovechar que mi pareja de baile estará ausente para visitar a mi familia en Londres, ¿No es un buen plan? –expuse y me fulmino con su mirada.
–¡No Julius! Tienes la obligación de estar al lado de Alessia, porque no quiero tener que lidiar con sus conquistas, recuerda que ustedes son novios ante nuestro público y deben seguir vendiendo esa imagen, así que, si tienes que quitar a los imbéciles de su camino, lo haces sin dudarlo, de lo contrario, sino me ayudas estoy pensando en darle la titularidad a Teo, ¿Qué decides? –declaro con su voz amargada y me dejo arrinconado.
En verdad estaba pidiendo una locura Stacey, aunque ella tenía la manía de creer que al ser bailarines del Royal ballet éramos de su propiedad, pero a ese punto me vi forzado a aceptar su ridiculez, incluso conociendo a Alessia diría que no habría problemas, porque ninguno de los tipos con los que había salido soportaba el ritmo de vida que teníamos, o ella mismo los mandaba al diablo, entonces decidí viajar con la idea de relajarme, lo malo fue conocer que la bruja no se fio de mi palabra y ya había hablado con el imbécil de Rudolf para acompañarnos. Lo cierto es que el viaje se realizó, aunque no en un vuelo comercial, sino en uno de los aviones privados de la familia de Alessia con su primo al control de la aeronave. Sí, mi compañera de baile viene de una familia acaudalada, es una niña rica que lo tiene todo. El caso es que apenas llegamos a New York conocía los planes de Alessia, inclusive todo el vuelo estuvo charlado con su primo de un sujeto y me estaba preocupando, tanto que reclamé cuando estábamos en el auto rumbo al hotel.
–Alessia no me parece acertado quedarme en un hotel, porque sabes que siempre hay un paparazzi queriendo conseguir alguna noticia fresca, más bien debería quedarme en tu departamento, ¿No lo crees? –improvise dejándola con el rostro desencajado.
–¡Julius! Necesito tener privacidad, tener mi espacio, además creo que exageras con el tema de los paparazzi, por último, te aseguro que estaré temprano en el hotel para seguir con el teatro de la pareja del año, ¿De acuerdo? –argumentó con firmeza y me dejo pensativo.
–Sino me queda otra disfrutaré soló de la suite, otra cosa, recuerda que Stacey llega el lunes para organizar las conferencias de prensa– contesté con mi voz envuelta en frustración.
–Julius no hace falta que me recuerdes que el lunes llega la inquisición, al menos el fin de semana seré libre, podré disfrutar de mi familia sin preocupaciones– respondió con sinceridad.
Igual alegue que no conocía la ciudad, como tal sería su sombra, iría con ella a todas partes, lo que me disgustaba un poco, pero necesitaba despejar mi inquietud sobre ese hombre. Al día siguiente después de un desfile de presentaciones con la familia de Alessia quise relajarme observando con curiosidad el ensayo de la boda de su prima Adamis, más ingresó una llamada de la bruja para amargarme el momento, porque no era solo para saludarme sino para intimidarme, no contesté y decidí ser práctico al observar a mi amiga en compañía de un hombre de rasgos árabes, vestido de traje, ante todo era la primera vez que miraba como Alessia no dejaba de sonreír, de coquetear y cualquiera persona podría darse cuenta que no era una simple amistad lo que existía entre ellos, más bien tenía un letrero inmenso que decía “Amor” y para mí era peligrosa esa relación, entonces acorte distancia con ellos e intervine.
–Amor, me canse de estar sentado esperando que empiece el bendito ensayo, ¿Será que podríamos dar una vuelta por la ciudad? –dije abrazándola por la cintura con una gran sonrisa, mientras podía palpar la incomodidad de Alessia, en cambio el sujeto tenía su rostro lleno de malestar.
–Julius no creo que sea buena idea abandonar el ensayo para recorrer la ciudad, recuerda que vine a visitar a mi familia. Permíteme presentarte a mi amigo de la infancia Mustafá Zayed– explicó con su voz envuelta en impotencia buscando mis ojos y ahora si tenía certezas que tendría un dolor de cabeza por culpa de su amigo.
Alessia hizo las presentaciones también repitió que no era ideal abandonar el ensayo de la boda, además me obligo a seguirla al interior de la casa para aclarar ciertas cosas.
–Julius hazme el favor de dejar de interpretar el papel de novio con mi familia, porque aquí todos conocen que nunca seriamos pareja, me conocen demasiado bien para saber que no eres mi tipo de hombre, sin ofender. Además, no quiero que se preste a confusiones entre nosotros, otra cosa es vernos obligados a fingir por el trabajo, ¿De acuerdo? –reclamó con su voz firme, resoplando e improvise por más que sabía que tendría problemas con la bruja.
–¡Lo siento Alessia! Lamento no ser tu tipo de hombre, porque muchas mujeres se morirían por una noche conmigo. ¡Mírame! Soy buen mozo, tengo ojos verdes, una media barba, con una buena altura, 1.80 cm., la piel bronceada, soy la estrella del Royal ballet, lo malo es que no tengo tanto dinero como tú, no soy hijo de una familia rica, todo lo que poseo me lo he ganado con mi esfuerzo. Pero si tú quieres abandonarme lo entenderé, mejor para mí porque podré disfrutar de mi soltería– dije haciéndose el ofendido con mi mano en el pecho, para terminar, riéndome en su cara.
–Julius eres cruel conmigo, te haces el ofendido para hacerme sentir culpable, hasta disfrutas la ventaja que tienes sobre mí, más te advierto que tengas cuidado con enredarte con mis primas, porque tendrás a mis tíos encima de ti. Igual estoy consciente que eres un adulto, libre de hacer lo que quiere, sin embargo, nunca está demás decirte lo que puede sucederte por no ser juicioso– aseguró con una sonrisa en sus labios dejándome con el rostro pensativo.
Alessia me conocía demasiado bien y siempre me cubría, encima me dio la impresión que tenía un radar detectando mis movimientos, porque siendo honesto apenas llegamos a la casa de sus abuelos me tomé el tiempo para observar a sus primas de pies a cabeza, todas las chicas muy hermosas, más una de ellas destacaba del grupo, Desirée, tiene una mirada profunda que te cautiva, unos labios de carmín que gritan ser su dueño, sus cabellos castaños largos destacan su rostro, su piel tan blanca como la porcelana es una miel, también es esbelta, delgada, con las curvas precisas, además de alta de 1,70 cm, diría que tiene la figura de una diosa peligrosa y convirtiéndose en un bello desafió tenerla entre mis brazos, igual improvisé delante de mi amiga.
–No te preocupes Alessia, no me enredaré con la primera chica que encuentre, porque no eres una mujer fácil de olvidar, pero intentaré sanar mi corazón de tu desamor, aunque quisiera saber el motivo de nuestra ruptura, ¿El árabe te interesa? –comenté con una sonrisa burlona y negó con su cabeza, pero no era necesario su respuesta su rostro lo gritaba en silencio. Mustafá Zayed sería un problema para Stacey y yo no podía evitarlo, me relajé y me dediqué a ir de cacería, busqué a Desirée con disimulo, entablé una charla casual y en este instante fui directo pidiéndole dejar el ensayo, más sus ojos marrones me confunden mientras habla con alguien por su celular.
–Julius necesito resolver un tema antes de marcharnos, dame un segundo por favor, ¿Puede ser? –menciona con su voz inquieta y asiento con la cabeza.
Falta que Alessia haya comentando mi fama de mujeriego, advirtiéndoles a sus primas de mí, pero no soy mal tipo, es cierto que tengo miles de defectos, aunque no soy un demonio, tengo mi corazoncito y a veces necesito de compañía femenina, encima me interesa Desirée y diría que sería una experiencia reveladora perderme por las montañas de su cuerpo, entonces hagámoslo posible.
Desirée
Siempre pensé que siendo libre no tendría que lidiar con escenas de celos, de reclamos, de charlas incómodas, pero me equivoqué mal porque no previne que mi amigo vendría a buscarme a New York, sobre todo después de aquella pequeña discusión en su departamento, pues siendo sincera cuando discutes con alguien, no le hablas, lo ignoras, evitas encontrártelo, entonces crees que dejaste claro el mensaje, como estoy molesta contigo, no quiero verte, o como yo, no vuelvas a escudriñar en mi vida, incluso lo ideal es dejar calmar las aguas y luego hacer las paces. Obvio que Stéfano le gusta desafiar los estándares, salirse del molde y sorprenderme con su actitud, es bastante impredecible, más me parece que esta vez fue demasiado, rebaso los límites con su visita inesperada, claro que otra mujer en mi lugar se sentiría halagada por semejante interés, aunque la diferencia es que nosotros no somos novios, es mi amigo y no quiero seguir lastimándolo con mi cercanía, además acaba de arruinar mis planes con Julius, igual no puedo escapar de él y obligada camino a su encuentro para aclarar un par de cosas, así termino de acortar la distancia mirando su sonrisa traviesa en sus labios hasta que escucho su voz ronca.
–¡Ciao bella! Te ves muy bien vestida con jeans, pero a ti todo te queda bien– comenta mientras deposita un beso en mi mejilla y le clavo mis ojos.
–Stéfano lo que estás haciendo es demasiado, eres peor que un novio acosador y que recuerde solo somos amigos, ¿Cuándo cambió la situación entre nosotros? –replico con mi voz irritada y me da una mirada de reproche.
–Desirée no seas pretenciosa, si estoy aquí es porque Dante me invito a la boda de Adamis, ante todo la idea es aprovechar el viaje para hablar de negocios con tus tíos o ¿Debería hacerlo con tu padre? ¿Me ayudas? –argumenta, me deja con el rostro desencajado y exploto mal.
–¡Basta! ¡Basta de jugar! De buscar excusas para acosarme, entiende que no puedo tener una relación contigo, tú me importas mucho, pero como un buen amigo, nada más– exclamo con mi voz enardecida y puedo notar sus ojos tristes.
–Desirée no quise molestarte con mi presencia en la boda de Adamis, más bien quería sorprenderte, hacer las paces, además no he dicho una mentira, mi familia hace meses quiere una cita con un directivo de la corporación Mckeson para hablar de negocios y esta era la mejor ocasión– relata con su rostro comprimido y lo miro dudando. –¿Estamos bien? ¿Amigos de nuevo? –pregunta con esa sonrisa coqueta mientras lleva su mano a mi rostro para acariciarlo, desarmándome con sus palabras.
–¡Solo amigos! Nada más, no habrá más sexo entre nosotros, ¿De acuerdo? –advierto con firmeza y me da una sonrisa pícara, pero cambia su rostro a pensativo.
–¿Por qué cambiar las cosas entre nosotros? ¿Por el bailarín? ¿Te interesa el sujeto? –pregunta dándome una mirada penetrante y me zafo de su agarre para negar con la cabeza.
–Stéfano no quiero lastimarte, menos darte esperanzas de que habrá una relación entre nosotros, entonces no es bueno seguir acostándonos, no quiero que confundas las cosas y por nuestro bien es mejor mantener las distancias siendo solo amigos– afirmo sin abandonar sus ojos grises.
–Sí somos amigos puedo aconsejarte, no te marches con el bailarín, porque te romperá el corazón, ese hombre solo te complicará la vida, ¿Quédate en el ensayo? –menciona y me deja pensativa.