¿Escapando de ti?

2379 Words
El mismo día Milán Desirée Muchas personas creen que el tiempo es la mejor cura para coser nuestras heridas, pero agregaría que debemos perdonarnos para poder superar el pasado, yo todavía sigo sin fuerzas para hacerlo, no es fácil olvidar lo que un día me hizo feliz, también es cierto que me lastimo y sigue muy en el fondo de mí no dejándome soltarlo, no puedo y es una lucha constante ponerme mi coraza cada día para fingir que no estoy rota, me duele, me pesa, y me sigue atando, entonces no es cuestión de chasquear los dedos y dejar entrar a alguien a mi vida, tampoco estoy lista para abrir mi corazón y mi manera de protegerme es evitando involucrarme con alguien. Lo sé, Stéfano está demasiado cerca, inclusive en parte ha sido mi culpa por ceder a sus encantos, aunque desde el inicio dejé las cosas muy claras con él y ya me cansé de repetirle miles de veces que no me interesa una relación, también es cierto que muchas mujeres usan esa técnica para atrapar a los hombres, pero yo no, fui muy sincera sobre acostarnos, no cambia que me arrincono con su pequeño interrogatorio, no significa que voy a sincerarme con él y voy a aclarárselo, así hago mi voz presente en medio de este incómodo silencio. –Stéfano no necesitas entender mi actitud, tampoco te debo ninguna explicación, ni tengo intenciones de contestar tu pequeño interrogatorio, porque no somos nada y fui clara contigo desde el inicio, no quiero una relación y sí no puedes aceptar mis reglas hasta aquí lo dejamos, seres dos desconocidos, ¿Ahora me sueltas? –expongo con firmeza y miro la rabia en sus ojos grises. –Desirée no busques la manera de esquivar mis preguntas, porque me preocupas más de lo que te imaginas, ante todo no entiendo como pudieron lastimarte tanto, ¿Por qué no te dejas ayudar? –insiste y me deja con el rostro tensado. Desvió mi mirada para calmarme, porque mi consciencia me está sacando de mis casillas, pero lo mejor es repetir una vez más cómo funcionan las cosas entre nosotros, además debe entender que no puede ayudarme, tampoco lo quiero, no me siento lista para remover mi pasado. –Stéfano deja de creer que me conoces porque nos acostamos, pero para simplificar las cosas, se acabó nuestro acuerdo de amigos con beneficios, así no te confundes y nos evitamos malos ratos. Ahora me marcho antes que te pongas más pesado. ¡Buenas noches! –sentencio con mi voz envuelta en malestar y me suelto de su agarre, para luego buscar la puerta de la habitación. –¡Espera Desirée! No te marches de esa forma, molesta y furiosa contigo, porque no creo merecerlo por preocuparme por ti, o ¿Piensas diferente? –lo escucho repetir mientras avanzo unos pasos, pero me detengo debajo del marco de la puerta observando su mirada intensa que me descoloca. –¡Descansa Stéfano! Nos vemos después– replico con mi rostro afable y puedo palpar su frustración en sus ojos. Sí no teníamos que terminar la velada en una pequeña discusión, pero en mi defensa no puedo darle lo que me pide, entonces es mejor ser honesta con él. Dos días después New York Después de dejar organizado mis cosas en la escuela, tuve suerte en abordar uno de los aviones de mi familia, porque Lionel, un amigo piloto vino a recoger a mi tío Patrick y a su esposa Isabella, entonces aproveché el vuelo, pero llegamos al aeropuerto de New York rozando la noche y la idea era quedarme en mi departamento para descansar del vuelo, aunque apareció para mi sorpresa mi hermano mayor, Dante a recibirnos e insistió en que fuéramos a cenar a casa de nuestros padres, dónde mi madre no perdió la oportunidad para investigarme sobre mi vida en plena velada. –Hija pensé que vendrías con Stéfano a la boda de Adamis, tanto que te escucho hablar de él, ¿Qué sucedió? ¿Por qué no vino contigo? –comentó y le clave los ojos a Dante. Porque mi hermano no sabe guardar secretos, más bien es como un filtro, también no sabe mentir, con repetir que se pone nervioso, tartamudea y empieza a sudar, nunca pudo repetir ni una mentira blanca, para sumarle es un desastre con las chicas, esa también es la razón que no pueda confesarse con la mujer que le roba el corazón, Lourdes Davalos, una amiga de la familia, volviendo a mi mamá, siguió presionando. –Mamá exageras porque Stéfano es un buen amigo y no había motivo para que me acompañe a la boda– repliqué con mi voz firme y quién me miró encantado fue mi padre. –Nathalie nuestra pequeña tiene razón, ese muchacho no tenía porque acompañarla, sobre todo es una celebración de la familia, no hay cabida para las amistades– intervino mi papá con un tono de voz muy formal y mi mamá busco sus ojos. –Christopher sabes mejor que nadie el fondo de mi preocupación– sentenció mi mamá y rodo sus ojos hacía mí. –Desirée ahora que estás en la ciudad te conviene ir a las charlas, no ¿Ir...? –propuso y la interrumpí porque sabía a lo que se refería. –Mamá no hagas esto, no me prives de lo que todavía me mantiene en pie– pedí con mi voz quebrada y miré su tristeza en sus ojos. –Lo siento no quiero seguir hablando del pasado. ¡Permiso! Me voy a descansar a mi habitación– afirmé mientras me incorporaba de mi sitio. Fue como volver a recordar el pasado, todas las imágenes volvieron a mi cabeza y mi madre no podía pedirme que dejé de aferrarme a lo que me ayudaba a sobrevivir por más razón que tuviera, aunque mi padre si me entendía, quizás porque somos iguales o también sufrió las consecuencias de sus errores. –Nathalie deja de presionar a Desirée, más bien debemos entenderla– escuché la voz de mi padre mientras me alejaba del comedor. –¡No Christopher! No se trata de presionarla, sino que me duele ver lo que hace con su vida, es como ver tu reflejo de lo que fuiste alguna vez– aseguró mi madre con su voz envuelta en malestar y sus palabras dolían, también entendí su preocupación, pero no era cuestión de exigirme cerrar la puerta a lo que me duele, es más difícil lograrlo y mantenerme en pie. El caso es que me escapé muy temprano de casa de mis padres para instalarme en mi departamento, también para acudir al ensayo de la boda de Adamis en casa de los abuelos, como tal ahora tras un largo desfile de saludos entre besos en la mejilla y abrazos con mi familia, estoy con mis primas, las mellizas, Jessica y Amelia comentando sobre la locura del matrimonio mientras estamos en el jardín. –¡Diablos! ¿Cuándo perdió la cabeza Adamis? No negaré que el novio es atractivo con esa barba que tiene, y esa mirada profunda de ojos azules tentaría a cualquier mujer, pero yo me hubiera divertido con él hasta cansarme, después chao, nada de atarme a una relación o ¿Ustedes piensan que exagero? –expreso al contemplar a la parejita. –Desirée todas sabemos como eres, pero tal vez llegue el indicado cuando menos lo esperes…–rebate Jessica y le doy una mirada fulminante. –Jessica por favor no me desees el mal, yo estoy bien soltera, sin ataduras, sin compromisos y mejor dime ¿Quién ese galán que acaba de ingresar al jardín con Alessia? Su novio, no lo creo, porque ella solo tiene ojos para Mustafá, ¿Lo sabes…? –pronuncio al mirar en la entrada a un hombre buen mozo con una media barba, piel bronceada, de 1.80 cm de altura, hasta que somos interrumpidas por la voz de Nadir y obligada ruedo mis ojos. –¡Hola Desirée! ¿Mirando a tu próxima presa? –comenta mi primo mientras nos saludamos entre besos en la mejilla y le doy una sonrisa burlona. No debería importarme su opinión, pero Nadir por ser el mayor de los chicos tiene un defecto, siempre nos cuida incluyéndome, encima Adamis mantiene al día a su hermano, también me juega en contra que al venir de una familia unida todos meten sus narices en la vida del otro, es un mal sin remedio del que sufrimos los Mckeson. –¡Nadir! No seas cruel, más bien ayúdame contándome los detalles del galán, porque ya me enteré que fuiste a buscar a Alessia a Suiza– menciono y me mira pensativo. –¿Qué paso con el italiano? ¿Terminaron? –cuestiona con su mirada envuelta en curiosidad y lo miro con mi rostro tensado. –Me caía bien y era un gran sujeto según las palabras de Dante, ¿Por qué te interesa el compañero de baile de Alessia? –rebate, pregunta y frunzo el ceño. –Gracioso, no puedo terminar una relación que no existe, además la opinión de Dante no cuenta sino la mía, porque mi hermano sigue con su obsesión de buscarme un novio y sabes que no me interesa tener una relación. Ahora que aclaramos el tema, cuéntame, ¿Qué existe entre Alessia y el galán? –presiono y miro su cara de malestar. –¡Está bien! ¡Está bien! Te lo diré porque no gano nada queriendo evitar que te involucres con el idiota, se llama Julius Edmond, es solo la pareja de baile de Alessia, no existe nada entre ellos, solo fingen ser novios por exigencia de la gente de la compañía de ballet, también nuestra querida prima sigue suspirando por Mustafá, ¿Feliz? Otra cosa abre bien los ojos y no juegues con fuego porque tengo un mal presentimiento sobre ese idiota– relata con su voz inquieta, advierte y le doy una sonrisa forzada. Exagerado como siempre, porque Dante y él tienen la manía de descalificar a mis amigos. Sí, también entiendo esa necesidad de cuidarme, pero crecí, ya no soy la misma mujer de hace unos años atrás y deberían respetar mis decisiones. –Nadir deja de hacer el papel de hermano mayor, basta con Dante, por último, de nada te sirvió andarnos cuidando porque permitiste que Adamis se comprometa, ¡¿Cómo pudiste fallarme?! –exclamo, me quejo y miro en sus ojos la frustración. –Hay cosas que no puedo detener, porque crecieron y ahora no me está permitido interferir en sus vidas, más bien lo que obtengo son malas caras como la tuya por decirte tus verdades, igual nunca está demás decirte lo que pienso del idiota, por más que hagas tu voluntad– menciona con su voz áspera y tuerzo la boca. Un momento más tarde Después de confirmar mis sospechas sobre el galán estuve charlando con mis primas, también armándome de paciencia mientras el bendito ensayo comenzaba, el caso es que estuve observando a mi próxima conquista y decidí ser lo más casual posible caminando a la mesa del banquete sabiendo que estaba cerca, igual en este momento agarro una copa de champagne mientras contemplo el ambiente con una sonrisa afable en los labios, hasta que escucho aclarar una voz masculina a mi espalda. –Apuesto diez dólares a que de nuevo repiten la entrada, porque es un torpe el muchacho. Tres veces va tropezándose con las flores y eso que no es el novio– comenta Julius y doy un sorbo a mi copa de champagne para después rodar mis ojos a él. –Sí, el muchacho es muy torpe, pero te aseguro que esta vez lo hará bien– afirmo y me mira incrédulo, también notando el color de sus ojos, son verdes que atrapan con su mirada profunda y seductora, pero vuelvo a fijar mi mirada en el ensayo. –¡Por favor! Los nervios se le notan en la cara, no lo hará bien, pobre de su familia que debe estar muriéndose de la vergüenza– arremete y suelto una tímida sonrisa. –Ya estoy habituada a mirar a mi hermano menor hacer el ridículo, es entretenido notar como se esfuerza, igual Marco es muy perseverante y a la larga consigue lo que quiere– replico muy calmada y miro su rostro incómodo. –Lo siento hable demás. ¡Disculpa…! ¿Cómo te llamas? –dice con su rostro apenado y lo miro pensativa. Sí Julius, es como creo, nos llevaremos bien, de lo contrario, sería un desperdicio no sucumbir ante los encantos de este hombre porque no me interesa complicarme la vida. –¡Desirée! Desirée Mckeson, soy prima de Alessia y ¿Tú eres …? –me presento y miro una sonrisa traviesa en sus labios. –Julius Edmond, soltero y sin compromisos, a tus ordenes, sobre todo listo para divertirse con una belleza como tú– dice con mucha desfachatez y le doy una sonrisa afable. –Quizás sea un poco precipitado, pero ¿Quieres ir a dar una vuelta por la ciudad? ¿Dejar el ensayo…? –propone sin abandonar la oscuridad de mis ojos, pero somos interrumpidos por el sonido de mi celular. –¡Julius! Dame un segundo para revisar mi celular– pido y saco mi teléfono del bolsillo de mi pantalón observando la pantalla mientras él asienta con la cabeza. Sin muchas opciones contesto la llamada alejándome unos pasos para tener un poco de privacidad. –Hola Stéfano después te llamo, ahora no es buen momento, porque estoy en pleno ensayo de la boda de Adamis…–indico con mi voz inquieta y quiero cerrar la llamada, pero su voz me detiene. –¡Espera Desirée! No me cuelgues o me obligas a interrumpir tu charla con tu amigo, ¿Qué prefieres? –sentencia con firmeza y como un reflejo lo busco con mi mirada alrededor para confirmar su presencia en la casa, hasta que lo encuentro cerca del acceso a la entrada del jardín dejándome inquieta, pero Julius acorta distancia y escucho su voz. –¡Desirée! ¿Nos vamos? –pregunta Julius con una mirada llena de curiosidad y me quedo pensativa mientras sigo en la llamada con Stéfano.
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