Mi realidad
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Milán
Desirée
Quizás mi castigo es vivir de esta manera que elegí, pero para mí es la forma que encontré para levantarme, para coser las heridas que sigo llevando muy adentro de mi ser, no me importa ser señalada como la oveja negra de la familia, ser juzgada, por el simple hecho de divertirme un poco con algunos galanes. ¡Bueno! ¡Miento! Soy bastante alocada, no me gusta atarme a las relaciones sentimentales, no creo en el compromiso, tampoco en el amor, respeto a quien sí, más estoy en una etapa que quiero disfrutar de mi juventud haciendo lo que me encanta, pues soy una apasionada de la moda, incluso estoy estudiando en Milán en una de las mejores universidades para convertirme en un reconocida diseñadora a la altura de Coco Chanel o Versace, por ahora es mi más grande sueño, además no estaba en mis planes seguir los pasos de mi padre, siendo parte de los negocios familiares por más insistencia de él. Reconozco que buscaba protegerme, pues sigue preocupado por el pasado que llevo a cuestas, pese a mi corta edad, porque solo tengo 20 años de edad, aunque después de mucha insistencia de mi madre logre abandonar el nido y es mucho pedir pues dice que soy idéntica a mi papá en muchos aspectos, igual la distancia no impide que este pendiente de mí. No obstante, no soy un caos con mis estudios, todo lo opuesto, soy centrada y responsable cumpliendo en mis clases, además ¿Cómo no serlo? Sí vivo rodeada de modelos, de galanes que me quitan el aliento, es una gran ventaja porque me doy el trabajo de darles una inspección meticulosa. ¡Por favor! No soy una mojigata como algunas chicas, soy directa cuando me interesa algún muchacho.
Sin embargo, tengo una consciencia si es el termino correcto, porque Stéfano me vuelve loca con sus cuidados, también tiene un motivo de trasfondo, vive enamorado de mí, aunque él asegure lo contrario, lo malo es que el tonto es guapísimo, tiene una mirada profunda que te hipnotiza con esos ojos grises, una sonrisa coqueta que te derrite, el cabello es color castaño, pero su barba lo hace lucir muy varonil, también tiene una altura de 1.85 cm, además es un poco mayor, tiene 27 años de edad, igual eso no me impide ser débil, sucumbo a sus encantos, no significa que quiera comprometerme con él. ¡No gracias! Para mí las cosas no funcionan así y lo sabe, igual es mi sombra casi todo el tiempo, siempre me lo cruzo en el atelier de costura, en los ensayos de las modelos, en mi estudio y ante todo tiene la libertad de andar por toda la escuela, ya que tiene negocios en común con los dueños, se diría que es un cazatalentos, su familia está vinculada con el mundo de la moda. Lo cierto es que hoy es un día atípico donde tenemos una reunión sobre el enfoque de la colección definiendo telas, paletas de colores, también al público que va enfocado, además las prendas en relación a la temporada, por supuesto la idea es que mis bocetos entren en la competencia, sobre todo quiero la vacante para trabajar con Gianbatista Valli, es uno de los diseñadores de la nueva era con una visión renovada de la moda, lógico un paso a la vez. Así después de exponer mis ideas, mostrar mis bocetos y mirar la cara amargada de Pietro mientras nos descalifica, lo escucho con su voz melodramática.
–Al parecer alguien si me escucho, porque los otros diseños se parecían a la colección del 2002 de Oscar de la Renta, recuerden que debemos marcar tendencias en la industria de la moda, ser innovadores, de lo contrario, terminaran en una fabrica de la china cosiendo miles de suéteres. Desirée no están mal tus bocetos, pero necesito más fluidez, tienes una semana para entregarme los que usarás para la colección. Es todo, pueden retirarse– pronuncia con su voz irritante y me guardo las ganas de insultarlo, soltando una sonrisa forzada.
Es un imbécil porque sabe que mis diseños son los mejores de la clase, pero para él nunca nada está bien, ya se que debe exigirnos el máximo, no significa que sea cruel con los novatos. De todas formas, me toca soportarlo, pues es una eminencia en el mundo de la moda. Igual recojo mis bocetos y lápices, me cuelgo el bolso al hombro, mientras escucho los murmullos de mis compañeros para terminar abandonando la sala de juntas, avanzo por los pasillos y soy sorprendida por la figura de Stéfano.
–¡Ciao bella! ¿Qué tal la reunión? ¿Te dieron luz verde con tus diseños? –pregunta teniendo una sonrisa coqueta en los labios y arqueo la ceja.
–Stéfano sabes cómo es Pietro de exasperante, pero no me destrozo y es mucho pedir para él, me dio esperanzas con mis diseños, aunque debo tener listos los bocetos para una colección en una semana– informo con mi voz inquieta y me da una mirada penetrante.
–¡Bien! Te felicito, entonces debemos celebrar como corresponde, ¿Qué tal una cena en el restaurante nuevo de Viale Corsica? –propone entusiasta y le doy una mirada de reproche.
–¡Buen intento Stéfano! Pero sabes que no me gustan las cenas románticas a la luz de las velas, mejor vamos a una pizzería, además conozco el lugar perfecto para celebrar mi pequeño triunfo– me quejo, comento y propongo observando la frustración en sus ojos.
Ya debería estar habituado a mis negativas, ¿Qué debo de hacer para que termine de entender que no quiero una relación? No quiero amarrarme con nadie, pero el terco no pierde la oportunidad para intentarlo.
–¡Eh…! ¡No! No otra vez la pizza en el Duomo, es la tercera vez está semana que me haces lo mismo, basta de castigarme– reclama con esa cara de malestar que tanto conozco y se acerca peligrosamente a mi oído. –Mejor vamos a mi departamento y preparo la cena como te gusta– murmura con un tono seductor que me descoloca y trago saliva, porque sabe como tentarme, pero como me gusta ser presa de sus caricias voy a acceder.
–De acuerdo, cenamos en tu departamento y después me marcho, porque no pienso quedarme a dormir, así que saca esa sonrisa triunfal del rostro, no me convencerás –accedo, advierto y me da una sonrisa traviesa.
–Eso es discutible– rebate con un tono de picardía y niego con la cabeza.
Unas horas más tarde
¡Mierda! ¿Como resistirme a este hombre? Era imposible si sabe cómo tentarme, más bien dejo que me castigue con el vaivén de sus embestidas en medio de jadeos y gemidos que solo aumentan el placer, pero no se conforma y sigue devorando mi cuerpo como tantas veces lo ha hecho de la manera que él sabe enloquecerme, aunque como todas las cosas buenas, se termina cuando siento que miles de temblores se apoderan de mí y él da una última arremetida sabiendo que llego a la meta, así con mucho cuidado sale de mí acomodándose a un lado de la cama.
–¡Bella! Debemos hacer algo para cambiar las cosas, no es suficiente tener buen sexo, necesito más de ti. Quizás me puedas acompañar al cumpleaños de mi hermana, porque no puedo asistir solo, Gioconda sigue presentándome a sus amigas y debes salvarme, ¿Sí? –dice con su respiración agitada mientras se acomoda de tal manera que quedamos frente a frente y le doy una sonrisa burlona.
–No uses ese argumento Stéfano para presentarme como tu novia, en tal caso búscate una mujer que quiera comprometerse contigo, por último, pídele ayuda a una de tus amigas modelos– declaro con mi voz irritada y me da una mirada inquieta.
–¡¿Celosa…? –cuestiona con su voz sarcástica y le clavo mi mirada.
–¡Por favor, Stéfano! No seas engreído, no me interesas para más que sexo, eres bueno usando tus dotes, pero nada más ocurrirá entre los dos, además conoces mis reglas…–sentencio con firmeza y sus ojos me confunden, pero suena el celular interrumpiéndonos. –¡Cazzo! ¿Quién llama a está hora? –reclamo entre dientes y me entrega mi celular que está sobre la mesita de noche.
–¡Bella! Contesta y lo sabrás– indica y lo primero que hago es mirar la pantalla del celular quedándome pensativa.
¿Por qué me llamará Adamis? ¿Habrá sucedido alguna cosa en la familia? Pero mejor dejo de especular y contesto. Me acomodo en la cama para enfocarme en la llamada y presiono el botón para atender.
–Hola Adamis, ¿Cómo estás? ¿Cómo van las cosas en el hospital? –cuestiono y su silencio no es buena señal.
–Hola Desirée, las cosas están bien, ¿Cómo estás tú? –responde con su voz nerviosa y me deja inquieta.
–Adamis, tú no me llamas para saber como estoy, sino para darme alguna noticia. Habla sin rodeos, no importa que sea malo, estoy preparada para cualquier cosa– replico con mi voz irritada, muy formal y la escucho dudar.
–No es nada malo para alguien normal, pero para ti sería como una catástrofe. Me voy a casar en tres días y quiero que estés presente para mi boda, toda la familia se reunirá– informa mi prima y me quedo paralizada.
–¡¿Qué?! ¡Enloqueciste! ¿Cómo te vas a casar tan joven? ¿Estás embarazada? –pregunto con mi voz indignada y escucho como resopla.
–Desirée no me des otro sermón, ya tuve suficiente con la charla de mis padres, más bien no me juzgues y apóyame asistiendo a mi boda, te necesito a mi lado en ese día tan especial para cualquier mujer, puedes traer a tu amigo, ¿Vendrás? –se queja, alega y me deja en jaque.
Un rato más tarde
Me vi obligada a ceder al pedido de Adamis, por supuesto que es una idea descabellada casarse tan joven, más bien necesita salir al mundo, divertirse y no amarrarse a un matrimonio, igual no tengo intenciones de viajar acompañada, sería como darle incentivo a mi consciencia, más que todo es como gritarle a los cuatros vientos, “Formalicemos, seamos novios” y yo ni loca quiero una relación, como tal me termino de vestir, agarro mi bolso, cuando soy sorprendida por los brazos de Stéfano que me aprisionan por la espalda.
–¡Desirée! Pensé que te quedarías a dormir en mi departamento, es tarde y no es correcto que te marches como un ladrón huyendo de la escena de crimen, no escapes de nuevo, quédate y te prepararé el desayuno, ¿Sí? –murmura de forma seductora a mi oído, erizando todo mi cuerpo y me giro entre sus brazos.
–¡No! No puedo Stéfano, no insistas, me marcho a mi departamento, mejor descansa…–digo desenredándome de él y me detiene por el brazo con delicadeza sintiendo su aliento en mi rostro que me perturba.
–¡Desirée! Te dejaré marchar si me dejas acompañarte a la boda de tu prima. Míralo de esta forma, tendrás con quien bailar, me darás un tour por New York, saludaré a Dante y lo más importante, conoceré a tus padres. ¡Bella! ¿Déjame acompañarte? –argumenta prendido en la oscuridad de mis ojos y me asustan sus palabras.
Es un gran hombre, pero yo no soy capaz de amar a nadie y no quiero lastimarlo dándole esperanzas, porque no soy una mujer para él, más que todo debe terminar de entender que solo somos amigos.
–¡No Stéfano! No es buena idea y si sigues insistiendo dejaré de hablarte para que por fin entiendas que no puedo tener una relación contigo, con nadie– respondo con mi voz irritada y mi rostro comprimido, en cambio miro en sus ojos la rabia.
–¡Maldición Desirée! Dame una explicación para no aceptarme, porque nos acostamos todo el tiempo, nos llevamos bien, acepto tus ridículas reglas, pero sigo sin entender tu actitud, ¿Quién te lastimo tanto para no volver a confiar en nadie? ¿Qué te hizo ese hombre para no te dejes amar? –exclama con su voz envuelta en rabia y trago saliva mientras me deja en jaque.