Horas más tarde: casa de la madrina de Elizabeth La joven estaba frente a ellos con la cabeza gacha mirando sus pies. Se sentía devastada, pero de momento no tenía otro lugar al cual acudir, es por esa razón que ahora ella aceptaba todos los gritos y regaños que estaba recibiendo, más unas cuantas bofetadas, jalones de cabello, y golpes por parte de su madrina, todo a causa del agravio que le hizo al esposo de la mujer, porque al parecer el golpe que le dio al señor Rogers fue más grave de lo que pensó, ya que tuvieron que ir de urgencias para suturarle la herida que ella le hizo en la frente, gracias a su envidiable puntería. Al escuchar eso, Elizabeth sonreía mentalmente, porque le agradó saber que le hizo daño a ese hombre, el cual ella consideraba un demonio por haberla engañad