Me desperté dando vueltas en el saco, molestada por la luz del sol que se filtraba por la tienda debido a su color claro. Que fastidio. Gruñí y, aun cegada por la luz, miré mi reloj de pulsera que se encontraba a la derecha. Las 14:45 horas, solo un poquito más, aún es temprano... Al instante, abrí los ojos asustada y me levanté corriendo. ¡Me había quedado dormida! Como alma que llevaba el diablo, salí como pude con el pelo revuelto y seguro que enseñando más carne de la que ya enseñaba ayer. —Chicos, levantaos, nos hemos quedado... —miré a mi alrededor— dormidos... Y ahí estaban los cuatro sentados. Jake preparaba el desayuno... bueno, ya el almuerzo en la hoguera, Alexis estaba sentado entre papeles, y Harry y Gabriel estaban limpiando las armas y afilando los cuchillos. —¿Has