Le observé inclinando levemente mi cabeza. Sonreí. —Además de bailarín, cantante. Cada día me sorprendes más —alterné mi mirada de él a nuestras manos. Ethan sonrió. —Por desgracia, no puedo considerarme un gran cantante... desafino demasiado. —No lo haces tan mal —reí. —Solo lo dices por complacerme. Negué con la cabeza. —Te lo digo de verdad —Bueno, será una razón a medias Ethan se quedó mirándome mientras acariciaba mis manos con su pulgar. Le sonreí en respuesta. —¿Y mi baile como ha estado, profesor? —Quitando los pisotones, diría que perfecto —bromeó. Abrí la boca fingiendo estar dolida —No te he dado ningún pisotón, mentiroso —le di un pequeño empujón bromeando. Ethan me miraba atentamente. Su mirada era cálida y me hacía sentir segura. —¿Te gustaría