Cuando Meridia llegó a ese terrible edificio se sorprendió bastante, pero a pesar de todo ella siguió hacia adelante, lo primero que hizo fue ir hacia el ascensor, sin embargo, se dio cuenta que este se encontraba fuera de servicio. —¿Tengo que subir doce pisos? Bueno… ahí vamos, poco a poco —murmura la elfa yendo hacia las escaleras para comenzar a subir. En el momento que llegó al piso doce, ella se sentía exhausta y lo primero que pasó por su mente fue que subir tantos escalones todos los días solo lo podía hacer un alfa, o un elfo que tuviera mucha aptitud física, no ella que era una mujer de oficina que no se ejercitaba mucho. Entonces bien, mientras se limpiaba el sudor de su frente, la rubia se encaminó hacia el apartamento correspondiente, observando en la distancia que había un