Axel y su hijo llegan al restaurant donde Diego había escuchado que Meridia iba a comer todos los días durante el almuerzo. El par de alfas se dan cuenta que es un lugar cien por ciento para elfos, ya que su decoración lujosa con tonos plateados y blancos, seguido de esos toques con naturaleza hacían que el restaurante tuviera un aire distinto al resto. —Oh… no sabía que el restaurante era cien por ciento élfico. Normalmente en lugares así no permiten la entrada de licántropos —admite Diego pensando que sería difícil encontrar empleo ahí. —¿No que este mundo acepta a todos? ¿Cómo que no permiten la entrada de licántropos? —Si, pero recuerda papá, los elfos son casi dioses, ellos son superiores a nosotros por lo tanto se les permite tener espacios donde ellos sean los únicos. Nadie dice