La repentina entrada de Álvaro y su anuncio dejó a la habitación en un tenso silencio.
Tefany se quedó congelada, sus pensamientos se agolpaban en su mente, mientras Gerald se levantaba lentamente de su escritorio, sus ojos se estrechaban con furia.
—¿Qué dijiste, Álvaro?—preguntó Gerald, su voz era baja pero peligrosa.
Álvaro, todavía abrazando a Tefany, sonrió con desdén.
—Dije que Tefany está embarazada—repitió—. Y estoy seguro de que el bebé es mío.
Tefany se liberó del abrazo de Álvaro, retrocediendo con una mezcla de miedo y confusión.
—Álvaro, ¿cómo te enteraste?—preguntó, su voz temblaba.
Álvaro le mostró su teléfono, donde tenía un mensaje de una amiga común que trabajaba en el hospital.
—Una amiga me lo dijo. Y tengo derecho a saber si voy a ser padre—dijo, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.
Gerald, ahora de pie frente a ellos, se acercó a Álvaro, su rostro era una máscara de rabia contenida.
—Sal de esta oficina, Álvaro—ordenó—. No tienes derecho a estar aquí.
Álvaro se rió, un sonido seco y sin humor.
—¿Y quién va a hacerme salir? ¿Tú?—retó—. ¿El marido engañado?
La tensión en la oficina era palpable. Tefany, atrapada entre los dos hombres, sintió que el aire se volvía irrespirable.
—Basta—gritó, su voz cortaba el aire—. Esto no está ayudando a nadie. Necesitamos hablar, pero no así.
Gerald la miró, sus ojos aún llenos de ira, pero dio un paso atrás, permitiendo a Tefany respirar un poco.
—Está bien—dijo, sus dientes apretados—. Pero este asunto no ha terminado.
Álvaro sonrió de nuevo, pero esta vez había una sombra de preocupación en su mirada.
Tefany podía sentir que, a pesar de su arrogancia, Álvaro también tenía miedo de lo que vendría.
—Vamos a hablar, pero con calma—dijo Tefany, intentando calmar la situación—. No podemos seguir así.
Gerald y Álvaro asintieron, aunque ninguno de los dos parecía dispuesto a ceder. Se sentaron en un tenso silencio, esperando que Tefany comenzara.
—Lo primero—empezó Tefany—, es que necesitaremos una prueba de paternidad. No se quién es el padre del bebé.
Álvaro asintió, su expresión era seria.
—De acuerdo—dijo—. Haremos la prueba. Pero hasta entonces, quiero estar seguro de que estarás bien, Tefany.
Gerald lo miró con desdén.
—Como si te importara su bienestar—dijo con sarcasmo—. Todo lo que te importa es que el bebé podría ser tuyo.
Álvaro lo ignoró, enfocándose en Tefany.
—Tefany, sabes que no quiero hacerte daño—dijo, su voz era suave—. Quiero que estés a salvo, y quiero estar ahí para ti y para nuestro bebé, si es mío.
Gerald se levantó de golpe, incapaz de contener su ira.
—¡Ella no necesita tu protección!—gritó—. ¡Yo estoy aquí para ella!
Tefany sintió que la situación se estaba escapando de las manos. Se levantó, colocando una mano en el pecho de Gerald para calmarlo.
—Por favor, Gerald—dijo suavemente—. Necesitamos resolver esto juntos. Esto no es solo entre tú y Álvaro. Esto es sobre lo que es mejor para el bebé y para mí.
Gerald respiró profundamente, tratando de calmarse. Miró a Tefany y luego a Álvaro, finalmente asintiendo.
—Está bien—dijo, su voz era más controlada—. Haremos la prueba. Pero hasta entonces, Álvaro, mantén tu distancia.
Álvaro asintió, sabiendo que no tenía otra opción. Además recordó que si fuera el padre del bebé, no fue con consentimiento.
—De acuerdo—dijo—. Pero quiero estar informado de todo. No quiero ser dejado de lado.
Tefany sintió una oleada de alivio. Era un pequeño paso, pero era un comienzo. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero estaba decidida a enfrentarlo con valentía.
Tefany nunca pensó encontrarse en una situación tan bochornosa.
Ahora no sabía quién era el padre de su hijo, para la prueba de paternidad tendría que esperar que su embarazo estuviera más avanzado.
Esa noche regresaron a la mansión, Gerald y Tefany estaban sumergidos en un momento de silencio y quietud.
—Gerald se que estás pensando que soy de lo peor, pero no es así— Dijo al entrar a la habitación.
—Tefany siempre supe que eras una mujer fácil, ahora estás embarazada y ni siquiera sabes quién es el padre.
—Gerald no sabes cómo pasaron las cosas, yo no elegí esta situación.
Tefany comenzó a llorar mientras que Gerald sin tentarse el corazón se fue hasta el despacho de la mansión.
Se sirve un poco de whisky y se lo toma rápidamente, estaba atónito con la situación.
—No puedo creer que ella me haya hecho esto, aunque estaba con Jess, siempre a quien quise fue a ella y ahora tengo que guardar mi amor en secreto— Dijo en un tono bajo decepciónate.
Mientras tomaba asiento, Gerald recordó la primera vez que vio a Tefany, ella estaba en una plaza comercial y lucía radiante.
Su corazón dio toques grandes, y pensó que jamás había sentido eso al ver a una hermosa mujer sonreír.
Pero recordó que su novia era Jess y que le daría un hijo, además de recibir que Tefany era la mejor amiga de ella.
Gerald volvió al presente con gran emoción baja, no esperaba que una venganza lo uniera Tefany, a quien ha amado hace muchos tiempo en silencio.
—Ahora tengo que lidiar con que tuve que compartirla con Álvaro— Se decía lleno de odio.
Gerald estaba sumido en el desamor, su novia Jess estaba en coma y su amor secreto quizás tendría el hijo de alguien más.
—¿Cómo fue que llegue a esta situación?— Se preguntaba.
Al día siguiente, Tefany y Gerald fueron por separados a la oficina.