El amor prohibido de Gerald.

1037 Words
Gerald apretó la mano de Jess, pero en su mente, la confusión y la duda lo consumían. Jess lo miró con ojos suplicantes, buscando consuelo en él. Sin embargo, Tefany no se dejó intimidar. Se acercó un paso más, enfrentándose directamente a la mirada acusadora de Jess. —Jess, sé que has pasado por mucho, pero no entiendo por qué me acusas de algo tan horrible. Yo jamás te haría daño, y menos por Gerald —dijo Tefany, su voz temblaba, pero mantenía la firmeza. Jess soltó un suspiro, su expresión se endureció. —Porque sé lo que vi, Tefany. Y no puedes mentir sobre eso. Estabas furiosa. Dijiste que querías que desapareciera. ¡Incluso dijiste que Gerald merecía algo mejor! Gerald sintió un nudo en el estómago. Se giró hacia Tefany, su voz apenas un susurro. —Tefany, dime la verdad. Necesito saber qué pasó realmente. Tefany tomó aire, tratando de mantener la compostura. —Sí, estábamos discutiendo. Yo estaba molesta porque... porque siempre he sentido que te pierdo con ella, Gerald. Pero nunca quise hacerle daño. Lo que ella dice no es cierto. ¡Tienes que creerme! El silencio en la habitación se volvió insoportable. Gerald sabía en quién confiar, su mente giraba entre las palabras de Jess y las de Tefany. —Jess, lo que has dicho es crucial, porque si confirmas que ella fue quien te quiso asesinar, tendrá que ir a la cárcel —dijo Gerald, tratando de mantener la calma. Jess lo miró con incredulidad. No pensó que estuviese dispuesto a encerrar a Tefany. —Aunque dices eso Gerald, siento que aún dudas de mis palabras— Dijo Jess llorando. —Perdona Jess, es que pensar en que Tefany te dejó en este estado me deja muy pensativo. —¿No me crees, Gerald? ¡Estuve en coma por semanas! ¡Perdimos a nuestro bebé! Gerald cerró los ojos, sintiendo el peso de esas palabras. —Lo sé, Jess. Pero también necesito estar seguro. No puedo condenarla sin pruebas, soy un juez justo y no está no será la excepción. Jess apretó los labios, claramente insatisfecha, pero asintió con la cabeza. —Está bien. Pero quiero que sepas que no me detendré hasta que se haga justicia. Tefany sintió un leve alivio. Gerald aún estaba dispuesto a escucharla, a buscar la verdad. Pero sabía que esto solo era el comienzo de una batalla difícil. —Gracias, Gerald. Yo también quiero que se aclare todo. No puedo vivir con estas acusaciones —dijo Tefany, mirando a Jess directamente a los ojos. Los días siguientes fueron un torbellino de reuniones con médicos por la salud de Jess. Además Jess se reunía con su abogado, preparando una posible denuncia. Una tarde, mientras Gerald y Tefany estaban en el hospital, recibieron una llamada de Álvaro. Gerald dudó un momento antes de contestar, pero finalmente respondió. —¿Qué quieres, Álvaro? —preguntó, tratando de mantener la calma. —Gerald, necesito hablar contigo. Hay algo que deseo hablar contigo— dijo Álvaro, su voz sonaba urgente. Gerald intercambió una mirada con Tefany, quien asintió levemente. —Te veo en el café del centro. Ahora mismo estoy en el hospital. Pero salgo para allá y hablaremos —dijo Gerald, colgando el teléfono. Minutos después, Gerald llegó al café del centro, su expresión era grave. Se dirigió directamente a Álvaro. —¿Qué quieres? —comenzó Gerald preguntado— —Quiero que hagamos un trato, si el bebé de Tefany es mío, tú le darás el divorcio— Dijo con calma Álvaro. Gerald se echa a reír, estaba burlándose de las palabras de Álvaro, ¿Cómo era posible que le pidiera eso?. Gerald sintió que su corazón se aceleraba. —¿Por qué haría eso? Necesito saberlo.. Álvaro respiró hondo antes de continuar. —Porque Jess despertó del coma, no puedes tenerla como tu amante. Así que ella debe ser feliz. Gerald se quedó en silencio, procesando la información. Álvaro se había vuelto loco pensaba Gerald. —¿Mi amante? Pero ella es mi esposa, no podría ser mi amante. —Es cierto —dijo suavemente. Gerald asintió, incapaz de hablar por la emoción. Gerald miró a Álvaro, con desagrado. —Además no creo que Tefany quiera estar contigo, ella dijo que le hiciste daño, y no se q que daño se ha referido pero no creo que desee volver contigo— Deja en claro. —Ya estás advertido, no la dejaré si es la madre de mi hijo— aseveró. Álvaro se levantó de la silla y se marchó un poco enojado. Gerald se ríe solo, no era posible que su ex empleado le pidiera que dejara a su esposa. Gerald se dirigió hacia la empresa, en vez d entrar a su oficina se dirigió hacia la oficina de Diego su amigo. —Diego, tengo algo que decirte —empezó Gerald, su voz era firme pero temblorosa a la vez—. No sé qué hacer, Jess despertó y culpa a Tefany de su situación. —Pero por esa razón te casaste con ella, no entiendo la razón de tu asombro— Le responde. Diego miró a Gerald, puede ver la gran preocupación en sus ojos. —Guardaba la esperanzada de que ella no tuviera nada que ver— Confiesa. —¿Qué estás diciendo?— Pregunta asombrado. —Sí, Diego. Estoy en una encrucijada. Y además Álvaro me pidió que dejara a Tefany si el bebé era de él.—dijo Gerald. —Lo siento, Gerald. Lo mejor es que la dejes, y si ella le hizo eso a tu novia y la madre de tu hijo no nacido, entonces déjala ir y se feliz con Jess. —No puedo hacerlo. Jamás podría hacerlo. Amo a Tefany desde la primera vez que la vi en aquella plaza. —Pero pensé que habías olvidado eso, porque te diste cuenta que Tefany era la mejor amiga de Jess. —Ya lo sé, pero no pude evitarlo, sé que es un amor prohibido y por eso lo he callado. Pero lo que más me duele es saber que Tefany tiene un terrible corazón. Gerald estaba creyendo en las mentiras que Jesss había dicho de Tefany y eso lo atormentaba.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD