Gerald se preparó para regresar temprano a casa, tal como Jess le había pedido. Sus pensamientos estaban llenos de confusión, pero decidió que debía aclarar las cosas de una vez por todas.
Al llegar a la mansión, encontró a Jess esperándolo en el jardín, con una mesa preparada para una cena íntima.
—Gerald, me alegra que hayas venido temprano. Necesitamos este tiempo juntos —dijo Jess con una sonrisa, aunque sus ojos no reflejaban la misma calidez.
Gerald intentó sonreír, pero su mente estaba en otro lugar.
—Sí, Jess. Hablemos.
Mientras cenaban, Jess trató de mantener una conversación ligera, pero Gerald no podía dejar de pensar Tefany.
—Jess, necesito preguntarte algo. Y quiero que seas completamente honesta conmigo —dijo Gerald, su voz firme.
Jess levantó la vista, sorprendida por el tono de Gerald.
—Claro, Gerald. Puedes preguntarme lo que quieras.
Gerald respiró hondo, sintiendo que su corazón latía con fuerza.
—¿Realmente estás segura de que Jess le hizo daño a ti y por eso perdiste nuestro hijo? —preguntó, observando cada reacción de Jess.
El rostro de Jess se puso pálido por un momento, pero rápidamente intentó recuperarse.
—¿De qué estás hablando, Gerald? estoy segura, incluso te dejé una carta pero seguramente ella la encontró primero.
Gerald vio el destello de nerviosismo en los ojos de Jess. Sabía que estaba llena de miedos.
—Por mucho tiempo intenté vengar lo que Tefaby te hizo y si dices que estás segura, ella tendrá que pagar por eso —dijo Gerald, sus ojos fijos en los de Jess.
Jess se quedó sin palabras por un momento, luego su rostro se endureció.
—Pero estás dudando de mi palabra. ¿A caso en todo este tiempo te enamoraste de ella?— Preguntó enojada.
—Sabes que siempre lo he estado. Eso no pudiste haberlo olvidado.
—¡No puedes creerle a Tefany! Ella te está manipulando. Yo solo quiero protegernos, Gerald. Tefany no es quien crees.
En ese momento, Tefany apareció en el jardín, atraída por la conversación.
Al ver la escena, su corazón se hundió. Observó cómo Jess trataba de seducir a Gerald, susurrando palabras dulces y acariciando su brazo.
—Gerald, ella está mintiendo —dijo Tefany con voz temblorosa, intentando mantener la compostura—. Tú sabes lo que es la verdad en tu corazón. Jess no es quien aparenta ser.
Gerald, atrapado entre sus sentimientos y las pruebas presentadas, miró a Tefany con una mezcla de dolor y confusión.
Jess, aprovechando la oportunidad, se levantó y se acercó a Gerald, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello.
—Te amo, Gerald. No dejes que ella nos separe —susurró Jess, tratando de besarlo.
Tefany, al borde de las lágrimas, no pudo soportar más. Dio un paso atrás, sintiendo que todo se desmoronaba.
—Gerald, si realmente crees en ella, entonces no hay nada más que pueda hacer. Solo quiero que la verdad se salga a la luz, pero no voy a pelear por algo que no vale la pena —dijo Tefany, su voz quebrada.
Gerald, sintiendo el peso de sus decisiones, apartó suavemente a Jess y se dirigió a Tefany.
—Tefany, tienes razón, creo en Jess y todo lo que hay te acusa a ti—dijo, su voz llena de sinceridad.
Jess, viendo que Gerald se alejaba de ella, intentó una última táctica.
—Gerald, por favor. Ella solo quiere separarnos. No dejes que lo logre, te esta manipulando completamente, debes verlo —dijo con desesperación.
Gerald, finalmente volvió hacia Jess pensando en que la manipulación de Tefany era cierta.
—Gerald, vamos a mi habitación, no me estoy si entiendo bien. Esta situación no puede continuar así. Necesito descansar, además me aterra estar frente a Tefany—dijo firmemente.
Tefany, sorprendida y derrotada, miró a Gerald con lágrimas en los ojos.
—¿Estás seguro de su inocencia? —preguntó, su voz temblorosa.
Gerald asintió lentamente.
—No estoy en el estrado pero cuando lo esté, podría decírtelo. Aunque es claro que estas pruebas te acusan, Tefany. Es una cuestión de verdad y justicia.
Con esas palabras, Gerald tomó la mano de Jess y la llevó dentro de la mansión, dejando a Tefany en el jardín, sola y desconsolada.
Tefany sintió una mezcla de dolor y tristeza, sabiendo que el camino hacia la verdad sería arduo.
Esa noche, Gerald y Jess fueron a la habitación, Jess estaba tratando de seducirlo, pero esa noche, el solo la llevó a su pecho para que descansara.
La mañana siguiente.
Tefany bajó con unas maletas que las arrastraba, tanto Gerald como Jess no pudieron evitar ir hasta donde ella.
—¿A dónde vas?— Preguntó Gerald.
—Me quiero ir, ya no tengo nada que hacer aquí, ustedes solo me acusan y ahora que estoy embarazada, solo quiero paz— Dijo con gran tristeza.
—Ha. Quieres huir de tu responsabilidad. No lo puedo creer Tefany. ¿Hasta donde has llegado?— Preguntó Jess con una aparente indignación.
De repente, sin que lo esperaran, Tefany se acerca a Jess y la abofetea, cansada de sus mentiras, no lo soportó más.
Gerald toma a Tefany de la mano, y por supuesto que la detienen sus ojos se llenan de confirmación.
—Con esto me confirmas que fuiste tú la que hizo todo. La golpeas porque ella dice la verdad— Dijo rompiendo el corazón de Tefany.
—¿Ya has decidido por eso que ella tiene la verdad en sus labios?.
—Ya todo te acusa y con esto lo confirmo. Más te vale que no salgas del país porque voy a apoyar a Jess en sus decisiones.
—Cariño quiero que pague por lo que me hizo, la vida de mi hijo no puede quedar impune— Decía llorando sin consuelo Jess.
Gerald abrazaba a Jess, mientras que Tefany estaba pasmada viendo como su vida se desmoronaba.
Estaba frente a alguien que definitivamente estaría dispuesto a llevarla a la cárcel.
—No olvides que estoy embarazada— Dijo Tefany.
—Ha. Estoy seguro que hasta en eso mientes.