El sol brillaba con intensidad sobre el paisaje urbano cuando Tefany se encontraba caminando por las concurridas calles hacia el hospital local.
Su corazón latía con fuerza, lleno de determinación y nerviosismo. Su vientre crecía cada vez más y aún no había podido distraer su inocencia.
Al llegar al hospital, Tefany se dirigió directamente hacia la cita con su ginecóloga,
Después de un ultrasonido, la doctora asintió a decir que su bebé estaba bien. Cuando salió del consultorio con gran emoción, con paso decidido, se encontró con los ojos sorprendidos de Jess y Gerald, quienes la miraban con incredulidad.
—Tefany, ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó Jess, su voz llena de sorpresa.
Tefany se acercó lentamente, su mirada firme y determinada.
—Tenía cita con mi ginecóloga, por cierto Gerald, mi bebé está bien —dijo, su tono serio y decidido.
Gerald frunció el ceño, sintiendo la tensión en el aire.
—¿Y es algo que deba importarme? —preguntó, su voz llena de curiosidad.
Tefany inhaló profundamente, preparándose para lo que iba a decir.
—Aún podrías ser el padre de mi hijo. La doctora dijo que es varón—dijo, su voz llena de emoción contenida.
Jess y Gerald intercambiaron miradas, sintiendo la tensión del momento.
—¿De qué estás hablando, Tefany? —preguntó Jess, su voz llena de expectación.
—Solo dije que voy a tener un varón y que el hombre con el que duermes puede ser el padre. Aún no sabemos si es de Álvaro.
Antes de que Gerald o Jess dieran algo, Diego apareció con gran emoción.
—¡Tefany! Perdóname, no pude llegar a tiempo— Dijo sin ver antes quienes estaban allí.
Gerald se para del asiento un poco confundido, no entendía porque su amigo estaba tan cercano a Tefany.
—No puedo creerlo... —murmuró Jess, su voz llena de incredulidad.
—¿Qué haces tú Diego aquí?— Preguntó Gerald atónito.
—¿No es obvio cariño?. Tefany no podría estar sola jamás.
Gerald asintió lentamente, su mente girando con la magnitud de lo que acababa de escuchar.
—Diego es solo un amigo que ha decidido apoyarme en todo este proceso de mi embarazo, si no fuera por el, no tendría el dinero para tener buenos cuidados— Dijo en su defensa.
Los cuatros se quedaron en silencio por un momento, procesando la información.
Jess asintió, su mente girando mientras procesaba toda la información revelada, que definitivamente usaría a su favor.
—No odia dejar a Tefany que pasara por malos momentos estando embarazada. Espero que esto no afecte nuestra amistad Gerald —dijo, su tono lleno de determinación.
Gerald miró a ambos, sintiendo un nuevo sentido de propósito arder dentro de él.
—Vamos a nuestra cita médica Jess. Tu salud es más importante que estar perdiendo el tiempo con este par—dijo, su voz llena de convicción.
Tefany no podía creer que Gerald se mostrara celoso y que no pudiera ocultarlo delante de Jess.
—¡Tefany, te llevo a casa, es mejor que descanses —Dijo sosteniendo su mano.
Tefany caminó junto a Diego hasta el estacionamiento. Mientras iban camino a casa, su mente vagaba lejos. No podía olvidar las palabras de Gerald.
Mientras el coche se alejaba del hospital, Tefany y Diego intercambiaron miradas determinadas, ninguno podía imaginar lo que pasaba por la mente del otro.
—Gracias por todo Diego, estos meses me has ayudado mucho, prometo pagarte cada centavo— Dijo al bajar del auto.
Diego sonrió con calidez, su mirada llena de complicidad.
—No tienes que agradecerme, Tefany. Estoy aquí para apoyarte en todo lo que necesites, tanto ahora como en el futuro. Eres una persona especial y mereces todo el cuidado y la atención que puedas obtener —respondió con sinceridad.
Tefany asintió con gratitud, sintiendo una oleada de alivio al saber que tenía a alguien en quien confiar.
—Gracias, Diego. Significa mucho para mí saber que puedo contar contigo —dijo, su voz llena de emoción.
Con un gesto de despedida, Tefany se alejó hacia su casa, su mente llena de pensamientos y reflexiones sobre todo lo que acababa de suceder.
Mientras tanto, en el hospital, Jess y Gerald se dirigieron hacia su cita médica, sumidos en un incómodo silencio.
La revelación de la posible paternidad de Gerald había sacudido los cimientos de su relación, dejándolos a ambos en un estado de confusión y angustia.
Jess miró a Gerald de reojo, su corazón lleno de dudas y temores. No sabía qué significaba esta nueva revelación para su futuro juntos, pero estaba decidida a luchar por su amor, pase lo que pase.
Gerald, por su parte, se sentía abrumado por la magnitud de la situación. No podía negar la conexión que aún sentía con Tefany, ni el temor que lo consumía ante la posibilidad de ser el padre de su hijo. Sin embargo, sabía que tenía que enfrentar la verdad, por dolorosa que fuera.
Mientras esperaban su turno en la sala de espera del hospital, Jess y Gerald intercambiaron miradas cargadas de emociones encontradas.
Sabían que su relación estaba en una encrucijada, Jess presentía que Gerald no le creía del todo.
Pero estaba dispuesta a enfrentar el futuro, Tefany no se quedaría con lo que era suyo, pase lo que pase, ella tenía que quedarse con Gerald.
Después de salir del hospital, Hess y Gerald regresaron a la mansión inundados en un largo silencio.
—Jess me alegro que todo esté bien contigo, después de todo, estar tanto tiempo en coma no te perjudicó— Dijo Gerald con honestidad.
—Gracias cariño, es bueno saber que es así.
—Tengo que regresar a la empresa— Dijo Gerald mientras se alejaba.
Mientras iba camino a la empresa, Gerald decidió cambiar de carril y dar la vuelta.
Ahora conducía hacia una dirección que tenía un nombre; Tefany.
Al detener su auto pocos minutos después. Se encontró con una escena que pasó ante sus ojos.
Diego besaba en ese momento a Tefany.