La verdad de Jess

1166 Words
Tefany se despidió de Diego con una sonrisa agradecida, aunque en el fondo se sentía incómoda por aceptar su generoso gesto. Sin embargo, sabía que necesitaba el dinero para sobrevivir y cuidar de su futuro hijo. Mientras tanto, en la mansión, la tensión entre Gerald y Jess seguía creciendo. A pesar de los intentos de Jess por reconectar con él, Gerald seguía sintiéndose distante y confundido. Su mente seguía volviendo una y otra vez a Tefany, y no podía ignorar las sospechas que habían comenzado a surgir en su corazón. Una noche, mientras Jess dormía profundamente a su lado, Gerald se levantó de la cama con cuidado para no despertarla. Necesitaba aclarar sus pensamientos y encontrar respuestas a las preguntas que lo atormentaban. Bajó las escaleras en silencio y salió al jardín, buscando un poco de aire fresco para despejar su mente. Mientras caminaba, se detuvo frente al pequeño estanque y se quedó mirando el reflejo de la luna en el agua, perdido en sus pensamientos. De repente, una voz lo sacó de su ensimismamiento. —Gerald, ¿qué estás haciendo despierto a estas horas? —preguntó Jess, apareciendo detrás de él, envuelta en una bata de seda. Gerald se volteó para enfrentarla, su expresión seria y determinada. —Necesitaba pensar sobre todo esto, Jess. Hay algo que necesito aclarar —dijo, su voz firme y decidida. Jess frunció el ceño, sintiendo la tensión en el aire. —¿De qué se trata? —preguntó, su tono volviéndose defensivo. Gerald inhaló profundamente antes de hablar. —No puedo seguir así, Jess. Hay demasiadas dudas en mi mente y no puedo ignorarlas más. Necesito saber la verdad —dijo, mirándola directamente a los ojos. Jess intentó mantener su compostura, pero el miedo brillaba en sus ojos. —¿A qué te refieres? —preguntó, su voz temblorosa. Gerald avanzó hacia ella, su expresión seria y decidida. —Quiero saber la verdad sobre lo que pasó entre tú y Tefany. Necesito saber si realmente eres inocente, Jess, o si has estado manipulándome todo este tiempo —dijo, su voz llena de determinación. Jess retrocedió, sintiendo el peso de sus palabras. —Gerald, ¿cómo puedes siquiera pensar eso de mí? Te amo, siempre te he amado —dijo, con los ojos llenos de lágrimas. Gerald la miró fijamente, buscando alguna señal de verdad en sus palabras. —No estoy seguro de qué creer, Jess. Pero necesito respuestas, y necesito saber que puedo confiar en ti, sé que estuviste mucho tiempo en coma, pero todo ese tiempo sin ti, pude estar cerca de Tefany—dijo, su voz llena de dolor. Jess sollozó, sintiendo que su mundo se desmoronaba a su alrededor. —Te prometo que te digo la verdad, Gerald. Necesito que confíes en mí, por favor —dijo, su voz llena de súplica. Gerald se quedó en silencio por un momento, luchando con sus emociones. Finalmente, asintió lentamente. —Está bien, Jess. Solo no quiero más mentiras ni manipulaciones, quiero vivir sabiendo que hizo lo correcto —dijo, su voz firme. Jess asintió, sintiendo un rayo de esperanza en su corazón. —Gracias, Gerald. Te prometo que te estoy todo lo que necesitas saber —dijo, con gratitud en su voz. Con eso, Gerald y Jess regresaron a la mansión, listos para volver a la cama y dormir. Mientras tanto, Tefany estaba decidida a encontrar la evidencia que demostraría su inocencia. Con la tarjeta de Diego en mano, se dispuso a comenzar su búsqueda, determinada a desenterrar la verdad y limpiar su nombre. El destino de todos estaba en juego, y el camino hacia la verdad sería difícil y lleno de desafíos. La noche caía sobre la mansión y sus alrededores, pero el misterio y la intriga estaban lejos de terminar. La mañana siguiente Jess se aferraba a la esperanza de que sus explicaciones fueran suficientes para recuperar la confianza de Gerald, mientras que él estaba decidido a escuchar la verdad, sin importar lo dolorosa que pudiera ser. —Gerald, quiero que sepas que te amo más que a nada en este mundo. Todo lo que he hecho ha sido para protegerte y proteger nuestra relación —comenzó Jess, su voz llena de emoción. Gerald la miraba con atención, su expresión seria pero abierta a escuchar lo que tenía que decir. —Pero entiendo que mis acciones te han causado dolor y confusión. Y por eso estoy aquí para explicarte todo, para que puedas entender la verdad detrás de lo que ha estado sucediendo —continuó Jess, su voz temblorosa. Gerald asintió, instándola a seguir adelante. —Lo que pasó entre Tefany y yo fue un malentendido. Ella estaba celosa de nuestra relación y trató de separarnos. Me culpó por embarazarme de ti y trató de manipulame para que te alejaras de mí —explicó Jess, sus ojos llenos de lágrimas. Gerald frunció el ceño, procesando la información. —Pero Tefany asegura que eres tú quien la manipuló y que estás mintiendo sobre lo que sucedió. ¿Cómo puedo saber qué creer? —preguntó, su voz llena de frustración. Jess tomó la mano de Gerald entre las suyas, buscando su apoyo. —Entiendo que sea difícil confiar en mí después de todo lo que ha pasado. Pero te prometo que estoy diciendo la verdad. Tefany está mintiendo para protegerse a sí misma. No puedo obligarte a creerme, pero espero que puedas ver la sinceridad en mis palabras —dijo, su voz llena de sinceridad. Gerald se quedó en silencio por un momento, luchando con sus emociones. Finalmente, se puso de pie y comenzó a caminar por la habitación, perdido en sus pensamientos. —Necesito tiempo para procesar todo esto, Jess. Pero definitivamente pareces sincera—dijo, su voz tensa. Jess asintió, sintiendo el peso de la incertidumbre en su corazón. —Entiendo. Tomate el tiempo que necesites. Pero por favor, recuerda que te amo y que haré todo lo que esté en mi poder para demostrarte mi sinceridad —dijo, con voz temblorosa. Gerald se detuvo y la miró a los ojos, viendo la sinceridad en su mirada. —Gracias, Jess. Por ahora, necesito estar solo —dijo, su voz llena de determinación. Jess asintió, sintiendo un nudo en la garganta mientras veía a Gerald alejarse. Sabía que su relación estaba en peligro, pero estaba decidida a luchar por su amor. Mientras tanto, Tefany se sumergió en su investigación, determinada a encontrar la evidencia que necesitaba para probar su inocencia. Con la tarjeta de Diego como su única fuente de financiamiento, comenzó a buscar pistas y pistas que pudieran llevarla a la verdad. Sabía que el tiempo estaba en su contra, pero no iba a rendirse hasta que encontrara la evidencia que necesitaba para limpiar su nombre y demostrar su inocencia. Mientras tanto, en la mansión, Gerald luchaba con sus emociones mientras intentaba procesar la información que Jess le había dado. Sabía que tenía que tomar una decisión, pero no sabía en quién confiar ni qué creer.
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