Después de unos minutos de conversación, se volvió hacia ella con determinación.
—¡Ya nos vamos a casa!— Expresó con tranquilidad.
Tefany asintió y corrió hasta la habitación, aún muy nerviosa.
Alrededor de las 8:30 de la mañana, finalmente estaban en casa.
—¿Ya sabes quién hizo esto?— Preguntó aún guardando los nervios.
—No debes preocuparte, siempre hay personas envidiosas que querrán aniquilarme— Respondió fríamente.
Tefany no cuestionó más al escuchar su respuesta tan peligrosa, así que salió del auto y entró a su casa sin mirar atrás.
Comenzó a quitarse los zapatos y poco a poco su ropa hasta entrar a la ducha, sintiendo cómo el agua recorría su cuerpo.
Durante todo el día estuvo en casa, sintiendo terror de salir, pero sabía que debía superarlo rápido ya que al día siguiente debía trabajar.
Cuando cayó la noche, Tefany recibió un mensaje de texto de un número desconocido y, sin dudarlo, lo abrió.
—Supe lo que te sucedió, espero que estés bien, Att. Álvaro.
Tefany se preguntaba cómo Álvaro había obtenido su número, pero decidió no darle ninguna importancia.
—Por suerte estamos bien— Se limitó a responder.
—Me parece increíble todo lo sucedido, tengo la sensación de que Gerald está metido en negocios turbios, así que cuídate de él— Le respondió Álvaro.
Aquellas palabras la hicieron pensar detenidamente, ¿podría Álvaro tener razón? ¿Quién querría matar a una persona de esa forma? Muchos cuestionamientos llegaron a su mente sin ningún fin.
Al día siguiente, Tefany intentó mostrarse como una persona que había superado lo ocurrido. Al llegar a la empresa y entrar al ascensor, se encontró con Álvaro antes de que las puertas se cerraran.
—Buenos días Tefany, qué bueno verte— Expresó con alegría.
—¡Gracias!. Es bueno estar viva— Respondió con poco entusiasmo.
Sin que Tefany lo esperara, Álvaro pasó su mano por su cabellera, como si quisiera transmitirle tranquilidad.
En ese preciso momento, el ascensor se abrió y ambos se encontraron con Gerald y Diego.
—Buenos días a las mentes brillantes de esta empresa— Dijo Álvaro burlonamente mientras salía del ascensor.
Tefany se sonrojó ante la situación, temiendo las posibles represalias de Gerald.
—¿A dónde vas?— Preguntó tímidamente.
—Me reuniré con un cliente, por favor reagenda mis citas, hoy no volveré hasta el mediodía— Explicó Gerald con seriedad.
Diego y Gerald entraron al ascensor, mientras Tefany veía cómo la puerta se cerraba lentamente frente a ella.
Una voz inesperada la hizo volver en sí, Lucía estaba frente a ella con un saludo matutino.
—Todos ya sabemos lo que les sucedió a ti y al jefe. Está en todos los medios de comunicación— Expresó Lucía con intensidad.
—Me imagino que es así, pero no te preocupes, ahora todo está bien— Contestó Tefany, evitando recordar el mal momento que había vivido.
Después de algunas horas trabajando, una vez más, Tefany recibió la visita de Álvaro.
Era un poco incómodo para ella, pero su corazón noble lo recibía con agrado.
—Tefany, me gustaría invitarte a almorzar hoy— Expresó con seguridad.
No sabía qué responder, no esperaba una invitación de su parte.
—Ah, gracias, pero creo que no puedo, aunque te lo agradezco— Respondió intentando zafarse.
—No digas que no, por favor, seguro que te vendrá bien salir un poco— Insistió.
Después de unos segundos pensándolo, Tefany finalmente tenía una respuesta para él.
—Está bien, pero solo estaré durante una hora— Pautó.
Álvaro no podía estar más feliz, había convencido a Tefany de salir esa noche con él.
Gerald no había regresado a la oficina en todo el día, así que cuando Tefany se disponía a marcharse, él llegaba.
El ascensor se abrió, chocaron al intentar salir e ingresar.
—Pensé que no regresarías— Expresó Tefany.
—Esta es mi empresa y puedo entrar y salir a la hora que sea— Respondió Gerald con mal genio.
Tefany tragó saliva para no responder a sus frías palabras y entró al ascensor.
Antes de que se cerrara, Álvaro llegó corriendo, un poco exhausto, pero logró detener el ascensor.
—Tefany, estoy listo, podemos irnos a nuestra cena— Dijo delante de Gerald.
Tefany le devolvió una sonrisa nerviosa mientras ignoraba el hecho de que Gerald estaba aún parado allí.
Antes de que el ascensor se cerrara, vio cómo Gerald daba la espalda y desaparecía de su vista.
Aproximadamente diez minutos después, Álvaro y Tefany llegaron a un lujoso restaurante, donde había una mesa reservada para ambos.
Miró a su alrededor y no pudo evitar sentirse incómoda, no se parecía en absoluto a los lugares donde solía comer.
—Gracias por traerme, pero este lugar se ve muy caro— Dijo apenada.
—Una mujer como tú merece esto y más, después de lo que te pasó, deberías dejarte consentir— Respondió Álvaro, con suaves y calmadas palabras.
A pesar de ello, Tefany no pudo evitar tener un mal presentimiento. No podía olvidar la cara de Gerald ni las advertencias sobre Álvaro. Sabía que eso podía traerle problemas.
—Tefany, no puedo ocultarlo más, me gustas mucho. Desde el primer día en que te vi, no puedo dejar de pensarte— Confesó Álvaro, tomando su mano.
Ruborizada y asombrada, Tefany no podía creer lo que estaba escuchando. Álvaro se le había declarado.
—Me tomas por sorpresa, no esperaba que dijeras esto— Le responde anonadada.
—No quiero jugar a un hombre inmaduro, prefiero que lo sepas y que me dé ala oportunidad de conocerte.
Tefany estaba asombrada, no sabia que responder, sus palabras habían sido chocantes para ella.
—Realmente no esperaba que esta cena haya sido para esto— Le responde confundida por su aparente fortaleza.
—Solo dame una oportunidad, se que puedes enamorarte de mi— Le insistía.
Tefany estaba asombrada, pero cuando se disponía a responderle, una voz masculina con tono fuerte, le respondió.