En los brazos prohibidos.

1016 Words
En medio de un gran silencio, llegaron a casa de Tefany. Gerald no abrió su boca en todo el camino y tampoco miró a Tefany. Era como si mostrara su poder hacia ella sin tener que decir media palabra. Tefany baja del auto, en ese mismo momento se encuentra con su hermano Hugo a punto de entrar en casa. Cuando Hugo ve a su hermana se vuelve a ella, camina rápido, la toma en sus brazos y la levanta girándola. —Llegó la mujer más bonita de este planeta— Le dice al soltarle un beso en la frente. Tefany no pudo ocultar su alegría por la acción que había hecho su hermano, después de todo, él era su sangre. Unas horas después, mientras Tefany se ponía su pijama para dormir, recibe un mensaje de texto. “Abra ahora mismo la puerta”. Era más que obvio que sabía de quién venía el mensaje, así que, sin perder tiempo, se dirige hacia la puerta. Intenta no hacer ruido para que su hermano no se dé cuenta. —¿Qué pasa?— Pregunta tan pronto abre la puerta. Gerald la observa en silencio de abajo hacia arriba, estaba pensando lo peor. La toma de la mano y la obliga a subirse al auto sin mediar palabras. —¿Qué es lo que pasa?— Pregunta angustiada al entrar al auto. Gerald manejaba su propio auto, él se había tomado el tiempo de manejar hasta la casa de Tefany. Pronto llegaron al departamento lujoso de Gerald. Tefany se sentía avergonzada, andaba en pijama por todo el hotel hasta llegar a la habitación. —¿Qué pensará la gente al verme en pijama?— Pregunta al entrar a la habitación. —No lo sé.. y tampoco es que me importe— Le responde. Tefany no podía evitar sentir interés por las acciones de Gerald, sin embargo sabía que tenía la situación manipulada a su antojo. Gerald se sirve tres tragos de whisky, uno detrás de otros, después toma a Tefany de la mano y la lleva hasta la habitación. La acorrala contra la pared, casi no la deja respirar, nota que hay preocupación en Tefany y eso le gusta. —Espero que ese hombre con el que estabas tan feliz, no te haya dejado muy cansada— Le cuestiona. Inesperadamente, Gerald besa a Tefany adueñándose de sus labios, más que ser un beso apasionado, parecía ser un beso de celos. —No se de que estás hablando, por favor, llévame de vuelta a mi casa. —Ha. Por supuesto que no, aquí te quedas esta noche. Gerald sonríe al ver la cara de preocupación de Tefany. Una vez más, se lanza a sus labios, la ahoga casi con sus besos. La toma entre sus brazos y la lanza sobre la cama. Para Gerald era más que claro que ella no esperaba esa acción. Se lanza sobre ella, entra su mano por debajo de la blusa de la pijama y toca sus pechos. Aunque el corazón de Tefany palpitaba más de lo normal, su ritmo cardiaco había cambiado en extremo. Gerald en un intento de arranque, rompe la blusa de la pijama, dejando en evidencia los pechos de Tefany. No puede ocultar su asombro, la mira y empieza a notar lo perfecta que es naturalmente. Por un momento todo se esfuma de su mente, se vuelve a ella con más calma. Besa sus labios y su cuello con pasión, está sobre ella sin rencores. Retira por completo su pijama, el hombre ogro se estaba volviendo en un hombre dócil en aquel momento. Sus manos empezaban a andar su cuerpo con generosidad, sentía su piel tan suave que deseaba navegar en ella. Tefany a pesar del cambio continuaba muy nerviosa, su garganta no pronunciaba palabras, estaba en shock. Mientras que Gerald se adueñaba de su cuerpo, Tefany pensaba en lo increíble de la situación. Gerald se vuelve hacia sus labios, en ningún momento Tefany le había correspondido, hasta que cerró sus ojos y se entregó a la pasión de sus labios. En el silencio de la habitación, los besos se escuchaban, sus labios se volvieron uno y sus cuerpos estaban acalorados. Gerald se estaba entregando a la pasión que hacía mucho tiempo no lo hacía, su cuerpo estaba necesitado. Cuando llegó el momento de infiltrarse en ella, Tefany hizo un gesto de temor con su mano, por lo que intentó detenerlo. Gerald se detiene en ese momento de excitación, se siente un poco abrumado porque su cuerpo necesita descargarse. —¡Nunca he estado con un hombre, soy virgen!— Dice avergonzada casi sin que su voz a entendiera. —Ha. Tefany a mi no podrás engañarme— Responde pensando que solo es un engaño. Gerald no creyó en sus palabras, así que solo continuó, y justo cuando iba a empezar a introducirse en ella, notó algo diferente. Se estaba volviendo un poco difícil estar dentro de ella, no había sido tan fácil como él lo imaginaba. En ese momento, Gerald se dio cuenta que Tefany no le mentía, por lo que se armó de paciencia. Y finalmente pudo hacer que Tefany fuera de él en cuerpo, porque en alma no estaba seguro de eso. Aunque quería guardar la calma, Tefany no podía evitar entregarse a Gerald, su silencio hacía ruidos de gemidos. Por un momento Gerald olvidó todo lo que la había llevado hasta ella, ni siquiera lo había revelado, aún estaba en su cabeza. Después de aquella descarga para Gerald, se levanta de la cama y se dirige hacia el baño sin mediar palabras. Abre la ducha, el agua empieza a caer por todo su cuerpo. Hay un sentimiento de decepción en su corazón. Había tocado el cuerpo equivocado, había besado los labios que debían ser prohibidos para él. Se había llevado a la cama a la mejor amiga de su novia, aunque claro, sus razones lo justifica todo, o al menos es lo que piensa. —¡Maldita sea!— Exclamó en voz baja. Gerald no superaba la culpa de pasar la noche en brazos de Tefany.
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