Ella sonrió y se dispuso a preparar el café de Tom. —¿Ya viste ese documental sobre Ibiza?— —No, no he tenido tiempo, Tom—. —Debería. Apuesto a que te contagiarás el gusanillo, y luego el próximo verano podríamos ir a los clubes de allí... juntos. Es enfermizo, lo pasaríamos muy bien tú y yo. Ella rió. —Sí claro.— —¿Por qué no? ¿Por qué no vienes conmigo a divertirte? —Causa justa.— —Yo se porque. Crees que me caí del feo árbol y me golpeé con todas las ramas al caer, ¿no? De nuevo ella se rió. Tom era un chico lindo, pero simplemente no lo hacía por ella. —Sabes que eso no es cierto, así que debes estar buscando cumplidos—. —Pescando algo, cariño—. Él meneó las cejas. —Una chica sexy con la que quizás pasar un buen rato—. —Simplemente no me gusta Ibiza—. Ella dejó su café. —Escuc