Capítulo 20

1721 Words
Estoy muy conmocionada que aún cuando estoy sentada no digo nada. Ellos continúan hablando de algo a lo que no le presto la más mínima atención. Estoy muy ocupada teniendo mi ataque mental como para intervenir en lo que sea que dicen. Inuyasha se ha detenido algunas cinco veces a comprobar que estoy bien, o bueno, solo se asegura de que no enloquezco. La pareja de modelos dignas de comerciales no hacen más que alabarnos, por Dios, ¿acaso no vieron que tenían intenciones de mocharle el pene pequeño a este imbécil? Tomo del vino en silencio, de hecho, no he emitido ningún sonido, cosa que al parecer ahora están notando. La verdad es que no quiero hablar de nada ahora, solo quiero estar sola y reflexionar sobre lo que pasó hace un momento y el por qué aún Inuyasha no tiene una marca digna de mis puños. Él gira a mirarme y me regala una sonrisa rara que no hago esfuerzo en devolverle, él borra un poco la suya y como de lo que la chica sirve. No tengo apetito, pero si hambre. Así que como en silencio ignorando las miradas que me dedica esa cosa inútil que muchos llaman mi esposo. Ya, enserio, necesito reflexionar. Y lo que tengo que reflexionar es... ¡¿POR QUÉ DEMONIOS ME GUSTÓ QUE INUYASHA TOCARA Y MASAJEARA UN POCO MIS PECHOS?! Estoy muy confundida. Me gustó, casi suspiro de placer, mierda. No comprendo que fue lo que me pasó en ese pequeño momento, pero justo ahora mis pensamientos de reflexión se ven opacados por otros más candentes y en los que Inuyasha y yo sin ropa somos los protagonistas. —Kagome, ¿trabajas?—giro hacia Satsuki y le sonrío. —Si, pero estoy de vacaciones, trabajo en la compañía de mi padre—comento con tranquilidad. —Oh, escuché que los padres de ustedes dos unieron sus compañías—dice sacando su teléfono y mostrándolo. —Ahora creo que su matrimonio solo fue por conveniencia Inuyasha—este tipo ya me está hartando. —No, Kagome y yo nos hemos gustado desde pequeños — se encoge de hombros restándole importancia. Yo solo sonrío fingiendo que no quiero matar al cavernicola de Inuyasha. —¿Eso es verdad Kagome? —Me pregunta Shippo. Yo termino de masticar y luego tomo un poco de vino. Lo miro a los ojos con una sonrisa bonita, ya quiero dejar de fingir que somos el matrimonio feliz. Me pregunto ... ¿por qué sigues haciendo esto? Es claro que puedes irte cuando quieras. A menos que si te guste Inu ... Alejo esos pensamientos y miro a las personas frente a mi que esperan una respuesta. —Es la verdad, nos hemos gustado desde pequeños — no dejo de sonreír para darle más toque a todo el asunto. Mi querido esposo se tensa por mi actitud. Lamo mis labios y giro mi rostro hacia él. Inuyasha me atrapa con esos preciosos ojos dorados que porta, como odio que él sea capaz hipnotizarme de esta manera. Es como si el tiempo de pronto desapareciera mientras solo me enfoco en mirar como sus ojos adquieren más brillo. Es algo único que ver. Suelto suavemente la respiración por los labios y él moja sus labios. Trago en seco viendo como poco a poco me sonríe, maldito, su sonrisa es hermosa. Como odio que él sea tan guapo. Eso me deja en desventaja. —¿Y no piensan tener hijos?—pregunta Satsuki y palidezco. Inuyasha igual. —¡No!—gritamos los dos al mismo tiempo causando que la pareja se ría. —Ya veo que ustedes si tienen una muy buena comunicación—dice Shippo sin dejar de reír. —Solo creo que los hijos pueden esperar a un futuro muy, pero muy lejano—sonrío tensa, la cuestión de los niños siempre me pone así. —Exacto. Kagome y yo por ahora no buscamos niños, estamos bien siendo nosotros dos, ¿cierto cariño?—asiento con una sonrisa tensa. —Vaya, no sabía que hasta de eso habían hablando, tienen muy buena comunicación de parejas—claro, vamos a llamarle comunicación a los gritos y bromas que nos hacemos, por supuesto. ¿Quién se comunica mejor que nosotros? No hay nadie que lo haga. Inuyasha me ayuda a levantarme cuando terminamos de comer y vamos a la sala. Nos sentamos y quiero preguntar si solo hará un interrogario de nuestra vida de casados. Solo le falta preguntar cuántas veces al día tenemos sexo. Yo finjo que todo este asunto me agrada, pero odio cada segundo que pada. —¿Eres buena en la cocina Kagome?—Inuyasha se carcajea como si lo que acaban de decir es el mejor chiste del mundo. —Si tu quieres vivir muchos años más, nunca, jamás, pruebes su comida, es horrible—ruedo los ojos. —Solo es él de dramático, no sabe tan mal—me defiendo mirándolo. Frunzo el ceño—tienes algo—murmuro suviendo mi mano a la comisura de sus labios. Limpio la parte derecha donde había un poco de salsa y cuando voy a limpiar un poco su labio que también tiene, Inuyasha atrapa mi dedo chupándolo. Esta acción hace que mi estómago se contraiga y mis labios se abran por la impresión. j***r, eso fue tan caliente. Aparto mi mano como si su contacto con Inuyasha quemara. Trago en seco y nos adentramos en uns conversación, tratando de esta manera de olvidar que mi cuerpo está un poco tenso. Cruzo las piernas y veo como la mirada de Inuyasha se desplaza por ella. Cuando ve que lo atrapo en su excursión abre los ojos y mira a otro lugar. Sonrío un poco sin entender muy bien el por qué. —¿En qué trabajas Satsuki?—pregunto y la mano de Inuyasha cae en mi pierna. Mi cuerpo completo reacciona a su mano. Espero y no sienta el calor que mi cuerpo emana. Muerdo mis labios y miro a Satsuki en espera de mi respuesta. —Soy modelo—asiento despacio con una sonrisa. Las modelos que buscan para campañas de la compañía nunca me han agradado. Comenzando por la parte donde parecen olvidar su trabajo y andar como gatas en celo detrás de los hermanos Taisho en cuanto lo ven. Inuyasha comienza a trazar delicadamente unas líneas imaginarias sobre mi piel. Trato de no estremezarme. —Eso es genial—murmuro como puedo. —Si, amo mi trabajo—le sonrío y me pongo de pie. —¿Puedo utilizar el baño?—pregunto con una sonrisa. —Si, arriba al final del pasillo hay uno—asiento y camino hasta el baño. Al entrar miro mi cara y está un poco roja. Mierda, estoy caliente. Lamo mis labios y miro mis ojos, parecen más grandes.  Me mojo la nuca para enfriar mis ideas. Estoy un poco, bueno, bastante calurosa. No sé cuanto tiempo pasa, pero al abrir la puerta lo que veo es a Inuyasha esperando recargado de la pared. Camino para pasar de largo sin detenerme a mirsrlo. —Kagome—me llama, pero lo ignoro—Kagome—no lo miro, como ve que sigo de largo ignorándolo me sujeta de la mano y me gira—¿qué pasa?—niego despacio. —Nada—él levanta mi cabeza —Se que algo te pasa preciosa—¿escuchan eso? Es un latido anormal que tiene mi corazón al escucharlo. —Yo... Miro sus labios, muero por besarlo. Yo no digo nada, pero en un pestañeo tengo sus labios besándome con demandancia. Gimo en ellos y engancho mis manos a su alrededor. Inuyasha sujeta mi espalda y saquea mis labios como si fuesen suyos. Él mordisquea mi labio inferior antes de abrirse paso y adentrar su lengua como dueña y señora de mi boca. La mía sale inmediatamente al juego y suspiro gustosa cuando ambas juegan entre ellas. Muevo mi lengua contra la suya a la vez que me pego más a él. No quiero pensar en nada. Cuando mi lengua sale de su boca, muerdo sus labios suavemente antes de lamerlos para calmar el ardor. Inuyasha en un movimiento rápido toma mis piernas y me alza, rápidamente comprendo lo que quiere por lo que envuelvo mis piernas en su cintura. Mi vestido rueda hacia arriba y yo lo acomodo para que no se me vea el alma, pero esto deja de tener importancia en mi mente cuando Inuyasha vuelve a besarme de una manera que me desalma por completo. Jadeo gustosa de esta clase de besos a la vez que toco todo lo que puedo desde mi posición. Inuyasha se aparta unos centimrntros y me mira antes de bajar la cabeza a mi cuello y perderse en el. Gimo cuando chupa y luego lame mi cuello. Se didica solo a eso antes de morder mi cuello. Una de sus manos está en mi trasero, pero está tienta bajo el vestido y se adentra. Siento la mano de Inuyasha tocar mis bragas desde atrás. Inuyadha me pega a la pared y la mano que estaba en mi espalda se desliza a tocar mis nalgas. Justo ahora no me importa lo que toque. —Inuyasha—susurro suavemente y la mano que estaba en mi nuca baja a tocar rudamente mis pechos sobre la tela del vestido. Esto logra que me remueva un poco sobre él. —Kagome... Inuyasha—ambos giramos la cabeza como la niña del exorcista hacia la voz de Satsuki. Ella y Shippo se encuentran mirándonos, pero sé que están a poco de explotar de la risa. Miro a Inuyasha. Que bonito, una de sus manos en mi culo y la otra en mi teta. ¿Saben que es lo peor? Que aún cuando él me deja en el suelo mi maldita calentura sigue igual, ahora solo pienso en desnudarlo y hacerle de todo a ese cuerpo con el qur fue bendecido. Yo acomodo mi vestido y me aclaro la garganta. No me voy a disculpar por casi profanar su pared, ellos no se ven como unos mansos parajitos. —Lamentamos interrumpir—Inuyasha acomoda su ropa y pasa una mano por su cabello. Me sujeta del brazo y me hace colocarme delante de él para abrazarme desde atrás. —Descuida—murmuro aclarando mi garganta. —¿Se quedan más tiempo?—pregunta Shippo y cuando voy a responder que si, Inuyasha hace un movimiento... Inuyasha está duro. Lo siento contra mi espalda. —No, tenemos compromisos que atender, estaremos ocupados—digo con una sonrisa para que me crean. —Que lastima, fue muy agradable pasarla com ustedes—comenta Satsuki con una sonrisa. —Igual nosotros—les sonrío. No le creas mija, estos dos solo están pensando en comerse el pastel. Ellos bajan y me giro hacia Inuyasha quien me besa tomándome por sorpresa. Correspondo el beso sin comprender la razón por la que estamos actuando de esta manera tan... Poco usual. —Kagome—escucho el murmullo de Inuyasha en mis labios. Me separo y abro los ojos para observarlo—escucha atentamente—lo miro confusa—nosotros nos vamos a ir de aquí, iremos a nuestra casa, esa que no hemos estrenado como se debe. Vamos a complacernos porque este juego de adolescentes ya me hartó—él sonríe—solo seremos nosotros y una habitación muy complaciente—termina de decir besándome. 
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