—Anabel — sujetándola del mentón — No creo que haya nada sorpresivo, tú siempre me has parecido muy bonita y volverte a ver reafirma eso — acercándose nuevamente hacia su rostro, la punta de sus narices se tocaron, pudiendo sentir la respiracion de cada uno. —Vamos ¿a que le tienes miedo?. Anabel comenzó a sentir como la sangre se le subía al rostro, estaba totalmente ruborizada y su corazón empezó a latir como si se tratara de un tambor — Pues… este… esta bien — dando un resoplido. Roberto, la llevo contra su pecho y la abrazo mientras su mirada tierna cambiaba a una mezquina y calculadora. Por otro lado, lejos de aquella escena, Valentín tumbado en su cama, fijaba su mirada en el techo de su habitación fría y opaca como su vida en los últimos años. Veía la vida adv