Episodio 5

1023 Words
Desenfundé mi Desert Eagle y dispare a la cabeza de su esposa logrando que los presentes, incluso la joven que permanecía de rodillas en el suelo griten y se lamenten mientras su sangre y sesos ensuciaban su impoluto mantel blanco. Adoro los rostros de angustia de mis enemigos y sus penas, QUE VIVAN LO QUE HE TENIDO QUE VIVIR YO. —¡Hijo de puta! — Escupió el viejo cargado de ira. — Oh sí, he aprendido a serlo desde que mandaste la cabeza de mi padre y esa nota amenazándonos. Los roles se han invertido y ahora eres tu quien va a morir, pero si quieres evitar que tu familia entera muera, firma los malditos documentos. —Dispare nuevamente, esta vez la cabeza de su hijo mayor. — Lo harás o veras morir hasta al más pequeño. Quite de la silla a la señora Ricci y tome su lugar para jugar con las partículas de cerebro que dejo regados por el mantel. —¿Firmarás o tengo que matar a alguien más? —Esta vez apunte hacia una pequeña de unos tres años que lloraba en brazos de quien supongo es su madre por la forma protectora que la abraza. —Suegro, por favor ya perdí a mi esposo, no me quite a mi hija también. —Ya la oíste abuelito, ya perdió a su amado y no dudare en volarle los sesos a la niña también. —No firmes padre, nos matara de todas formas. La gata de ojos azules que había golpeado le grita a su padre que no lo haga mientras que los demás suplican por su vida. —Giovanna, Giovanna ¿Acaso no crees que pueda perdonar la vida de estos pequeños? ¿No existe lastima en tu ser o sentido común? Dile a tu papi que firme los documentos. —No lo hare, Cosa Nostra no deja clan en pie, no perdonan mujeres, niños o ancianos. ¿Me crees estúpida? Me levante del asiento para llegar a ella y volví a ponerme de cuclillas para estar a su altura y acaricie su rostro marcado por el golpe que le había dado minutos antes. —A ti te dejare vivir, eres una zorra apetecible Giovanna. Cuando me canse de descargarme en tu sucia intimidad, tal vez, solo tal vez te mate. —Mire a cuatro de mis hombres y les dispararon a la cabeza de sus familiares dejando un charco de sangre en la mesa. — Ya van seis ¡Firma los documentos! No juegues con mi paciencia, ya estoy harto de tus juegos. El hombre seguía en la misma postura, pero logre divisar en sus ojos el brillo de un alma atormentada, estoy seguro que le duele cada vida que está siendo arrebatada delante de él. Me alegra verlo así, indefenso y sin poder hacer nada al respecto, de todas formas de aquí no sale nadie con vida. —Firmare, pero ya deja de hacerle daño a mi familia. Promételo. Sonreí. —Está bien, —Puse una mano en mi corazón — lo prometo. Ahora firma los putos papeles para que yo pueda irme de aquí. Tomó la pluma y firmo cada uno de los papeles de la carpeta, había investigado cada uno de sus negocios, cada depósito y territorios tomados por este gusano, ahora todo me pertenece. —Así me gusta, Fausto, nada te costaba hacerlo desde el principio. —Tomé los documentos revisando que todo este correcto— Por cierto, ¡Feliz natalicio fausto! Le entregue los documentos a Lionel y me quite la máscara y el casco para mostrarle mi rostro. Clave mis ojos oscuros en los azules suyos, para que vea mi rostro. —Este es el último rostro que veras. No te conocíamos, no teníamos negocios contigo, lo único que hizo mi padre fue negarte la entrada en la organización, tú, eres Romano, y a Cosa Nostra solo entran Sicilianos. Tu envidia y falta de razonamiento hicieron que tu orgullo te lleve a asesinar a mi padre, pero las vendettas se cobran, tarde o temprano y como en todas las mafias eso se paga con sangre. El hombre asintió, tranquilo pensando que cumpliría mi palabra de dejar a su familia en paz. Mire a mis mercenarios como lo había hecho antes y ejecutaron la orden matando en el acto a cada uno de los Ricci. El hombre cargado de ira se puso de pie e intento abalanzarse sobre mí, pero mis hombres no se lo permitieron sentándolo a la fuerza en su lugar. —Bastardo figlio di puttana. Ci vediamo all'inferno. Apunte a su cabeza pero antes de matarlo repetí una de las leyes de mi organización. —Las promesas se cumplen si somos iguales y nosotros no lo somos. —Sin más le dispare dejando su cuerpo tendido en la mesa. Salí del comedor dirigiéndome a la salida. —Traigan a la perra, y quémenlo todo. Entiendo perfectamente a Lionel, no se siente paz después de acabar con el responsable de tanto dolor, ni siquiera satisfacción, solo se cierran etapas. Me tome un breve momento para contemplar las llamas a lo lejos. Parte de mis hombres ya estaban haciéndose cargo de destruir los prostíbulos donde muchas mujeres y niños llevaban mala vida. Los únicos negocios que me sirven de esa escoria son los que me darán grandes ganancias con drogas y armas, pero que tuviera varias cadenas de hoteles y casinos en Estados unidos es una gran oportunidad para lavar dinero y eso nos beneficia. Mi padre no quería salir de nuestro territorio, pero mi visión va más allá de los límites que mi familia había visualizado en el pasado. —Te arrepentirás de lo que haz hecho, tomaste una mala decisión al dejarme con vida, porque de verdad no sabes que te estas llevando a la peor de las Ricci a tu territorio. Te hare la vida miserable. SE VE FURIOSA, PERO ME SATISFACE EL DOLOR EN SUS OJOS. Mate a cada uno de sus seres queridos en su cara, que sienta el mismo dolor que senti yo cuando destape la charola y encontre solo su cabeza y sus manos.
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