El regreso a Palermo

1667 Words
Las maletas estaban hechas sobre la cama, en unas horas más saldrían en avión para regresar a aquella ciudad que marco para siempre sus destinos, Palermo era el lugar donde ambos se habían conocido, donde mil vivencias habían experimentado atravesando desde la dicha hasta la desesperación, ninguno se sentía realmente listo, regresar a aquel lugar era reabrir viejas heridas que no habían terminado del todo de sanar, eran ya tres años desde aquel evento, que si bien, no había ocurrido en la vieja ciudad Italiana, si había nacido en sus raíces en aquel sitio, la obsesión de Zeus por Alice, el gran sufrimiento al que se habían sometido por ello, dos disparos que él le había propinado con intención de matarlo, Hades sabia bien…que nada de aquello sería fácil de superar. Levantándose de la cama donde se hallaba sentado, miro la belleza de aquellos jardines que rodeaban la mansión en la que actualmente vivía con su amada esposa e hijos, el no era el mismo de siempre, había cambiado, ya no era solo el líder de Figlio Di Satana, ya no era tan solo un criminal en busca de venganza…era un hombre de familia, el esposo y el padre de alguien…y aun así, aquel odio atroz no había disminuido, se sentía en conflicto, por un lado, deseaba con todas sus fuerzas volver a verlo, ver a su hermano mayor al que nunca llego realmente a comprender y al que aun no lograba entender por completo, por el otro, el resentimiento de todo lo que había hecho en su contra y en contra de Alice no podía simplemente olvidarlo, los había herido demasiado a ambos cuando deliberadamente decidió secuestrarla y apartarla de su lado, la desesperación de saberla perdida esperando a su hijo, el horror de sentir que quizás jamás la volvería a ver, que jamás conocería a su hijo y el y Dante se quedarían solos…y no solo era eso, también, aun cuando Alice le había contado aquellos días en que estuvo con el y lo mucho que Zeus también había sufrido por la madre de ambos, no lograba comprender el porque de su actuar egoísta…el porque de su odio contra su hermano menor, aquel que le ofreció escapar juntos aquella mañana en que su madre era cubierta de tierra para nunca mas volverla a ver…eran tan confusas sus emociones al respecto de su hermano mayor que Hades, como pocas veces en su vida, se sentía realmente perdido. – Papi, ¿A dónde iremos? Mami dice que es un lugar muy bonito y que es donde la conociste, yo quiero ir a allí – La voz del menor de sus hijos lo arrebato abruptamente de sus pensamientos, mirando a aquel hermoso pequeño, Hades sintió como un repentino nudo en su garganta se formaba…por un momento, realmente creyó que jamás lo iba a conocer, el hijo que su amada Alice cargaba en su vientre cuando Zeus se la arrebato de su lado.   – No creo que a tu madre le agrade la idea de que te lleve exactamente al lugar en donde nos conocimos, pero si conocerás esa ciudad – dijo Hades con una sonrisa divertida recordando bien que aquel sitio en donde se vieron por vez primera no era el mas adecuado para un niño que recién llegaba a los cuatro años. – Yo quiero ir, no me importa que no me quieras llevar, yo quiero conocer el lugar en donde conociste a mami – dijo el pequeño Hades Jr. inflando sus mejillas con enojo. Hades volvió a sonreír, mirando a aquel pequeño de ojos zafiro y cabello oscuro, pudo reconocer que su hijo menor tenía mucho de él no solo en la apariencia, también en el carácter, Junior era demasiado osado para ser tan solo un pequeño, nunca le mostraba ningún tipo de sumisión, era como una pequeña fiera, demasiado testarudo y también, demasiado brillante, un niño inteligente y sagaz que lo llenaba de orgullo. – Papá, mamá dice que la camioneta que nos llevara al aeropuerto llegara en unos momentos, te esta esperando abajo, vengo a ayudarte con las maletas – Dante entraba a la habitación mirándolo directamente a los ojos, poco a poco, aquel pequeño al que Hildegard Berlusconi había secuestrado para tener su oportunidad de deshacerse de Alice, crecía en estatura, personalidad y seriedad, el niño ahora estaba por cumplir los diez años, y era un pequeño también muy osado y valiente, las secuelas que había tenido que enfrentar después de aquellos eventos desastrosos, lo había hecho madurar quizás demasiado pronto, Dante pasaba sus días estudiando y entrenando defensa personal, se culpaba a si mismo de lo ocurrido con su madre, y aun cuando Alice y el le explicaron mil veces e incluso le buscaron terapias, el niño había quedado permanentemente marcado por aquello atroces eventos, no soportaba estar demasiado tiempo lejos de su hermosa madre o de él, y se había atribuido a si mismo una terrible obligación autoimpuesta de ser su deber el cuidar a su madre y hermano…de cierta manera le recordaba a el cuando era niño. – Son pesadas para ti, no debes olvidar que aun eres pequeño, ve con tu madre y lleva a tu hermano – dijo Hades sonriendo al mayor de sus hijos y sintiendo remordimientos de su arrebatada niñez. – Soy fuerte, puedo ayudarte con las maletas papá, ven Junior, mamá quiere que te laves la cara antes de salir – dijo el pequeño Dante con una sonrisa. Hades no podía admirar a sus dos hijos con Alice, Dante era idéntico a ella con la única diferencia de ser varón, su cabello era castaño claro y sus ojos hermosas piedras agua marina, para Dante también era difícil regresar a Palermo, lo sabía bien, aquellos recuerdos aun le hacían tener pesadillas, el niño había sufrido en demasía lejos de su madre cuando Zeus se la llevo, además, no era solo eso, también tendría que volver a ver el rostro de Henry Pines, el desalmado donador de esperma al que el pequeño Dante había comenzado a aborrecer demasiado al comprender la magnitud del sufrimiento de su madre a su lado, aun cuando Alice le había intentado explicar que no debía odiarlo, el niño tenía un carácter no tan dócil como el de ella era, Dante los había dejado a ambos callados solo hacia un par de meses atrás aquella noche en que Alice le explico con total sinceridad sus circunstancias y también, las razones por las cuales no valía la pena que el se enojara con Henry…Dante había sido terminante en su propio juicio contra aquel que le había dado el ser junto a su madre. “Es tu decisión si no odias a Henry y Agatha por lo que te hicieron mamá, pero es la mía odiarlos por eso, déjame sentir lo que siento porque no puedo sentir otra cosa más que enojo” Desde aquel día no se había vuelto a tocar el tema, había un juicio pendiente en Palermo por la custodia del niño, juicio que habían logrado evadir por esos años debido a sus muchas influencias, regresarían a Palermo, pero ninguno de ellos era el mismo…ni siquiera el pequeño Dante lo era…el, ahora mismo ejercía como médico, pero él sabía demasiado bien que ese no era su verdadero yo, de nuevo, su regreso a Palermo, traería de vuelta a Satán, el líder cruel y despiadado de Figlio Di Satana…no solo regresaba por Zeus, mas bien, era una excusa o al menos, eso quería creer para si mismo, sus verdaderos motivos eran los mismos que habían sido siempre desde aquella noche que con la sangre de su madre en sus manos había jurado una promesa, el lo asesinaría, acabaría con la raíz de tanto odio y dolor que tanto el como su hermano llevaban en su alma, era el momento de acabar con Krónos Dogaru, con su imperio…con todo lo que ese maldito más apreciaba…una vez más los arrastraría a todos en su dolor, una vez mas todo aquel infierno daría comienzo, rostros que hacia tanto tiempo no veían volverían a revelarse frente a ellos. Alice esperaba a por sus hijos y su marido, sus ojos estaban perdidos en la nada recordando todo aquello que años atrás habían dejado en el olvido, el dolor de aquellos recuerdos se le enterraban en el corazón como una dolorosa espina, aun podía ver con claridad los demasiado tristes y solitarios ojos de Zeus Dogaru en sus memorias y pesadillas suplicándole no abandonarlo, recorriendo con melancolía los muros de esa mansión que ahora debían dejar atrás, ella sabia que no era la misma mujer que había sido un día, era ahora una pintora y violinista famosa, era también una mujer mas fuerte y decidida…una que no estaba dispuesta a permitir que dañaran a su familia…una que era capaz de hacer lo que sea para mantener a su familia a salvo…lo que sea. – Mamá, llego la camioneta del aeropuerto, es hora de irnos – Zinerva miraba a la silueta distraída y demasiado pensativa de la hermosa mujer que era la esposa de su padre, Alice era su madre, así la veía ella…sin embargo, la hermosa adolescente de cabellos rubios y ojos zafiro estaba segura que era el momento de volver a ver a Hildegard Berlusconi…la mujer que le dio la vida…y la que la abandono por el capricho hacia un hombre. Ambas féminas miraban bajar por aquellas finas escaleras de roble a los hombres de su familia, zafiro y agua marina se miraron por un momento, sin decir nada se lo habían dicho todo, Hades y Alice sabían lo que los estaba esperando…el momento de enfrentar todo aquello que habían estado evitando, había llegado, el regreso a Palermo traía demasiados recuerdos...Los Millonarios Dogaru, estaban de regreso.
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