—Mabel... —murmuró Tommy, susurrando el nombre que lo atormentaba. Fedra se tensó de inmediato, se apartó y lo miró con una mezcla de sorpresa y enojo. —¿Qué dijiste? —preguntó, su voz sonó dura. —¿Estás enamorado de mi jefa? Tommy abrió los ojos de golpe, dándose cuenta de lo que había hecho. El arrepentimiento y la culpa lo inundaron de inmediato. —Fedra, yo... lo siento —intentó disculparse, pero sabía que sus palabras eran insuficientes. Fedra se incorporó y lo contempló con una mezcla de enojo y fingida tristeza, cruzando los brazos y mirándolo con ojos llenos de reproche. —Así que estabas pensando en ella mientras estabas conmigo —recriminó con su voz llena de sarcasmo—. ¡Vaya, Tommy! ¡Qué increíble! Tommy se pasó una mano por el cabello, sintiendo el peso de su error. —Fedra