Un par de días después, Tommy apareció en la firma de Mabel, tal como se lo había prometido. Enfundado en un elegante traje de diseñador, su nueva presencia irradiaba confianza y determinación. Estaba decidido a demostrarle a María Isabel que era un hombre fuerte y a Aldo que no era un criminal. Entró en el edificio con paso firme, saludando cortésmente al personal mientras se dirigía a la oficina de Mabel. Mientras avanzaba por el pasillo, su mente repasaba las palabras que había ensayado para esta ocasión. Quería que Mabel viera su transformación, deseaba que ella entendiera cuánto significaba para él y lo mucho que estaba dispuesto a luchar por su honor y su futuro. Al llegar al piso, se acercó a una joven y preguntó por la oficina de María Isabel. La chica le señaló con la mano al fo