Tommy volvió a la firma, su mente solo pensaba una cosa, vengarse de Aldo Montemar, era consciente que cualquier paso en falso podría no solo ponerlo en peligro, sino también a María Isabel. Aprovechó que Aldo estaba con Mabel, y que sus compañeros habían salido al almuerzo se quedó en la oficina, supuestamente revisando documentos. Tommy se dirigió al despacho de Aldo, asegurándose de que nadie lo estuviera observando. Con cuidado, usó una llave maestra que había conseguido discretamente para abrir la puerta. Entró con rapidez y cerró detrás de sí. El despacho estaba impecablemente ordenado, reflejando la personalidad meticulosa de Aldo. Comenzó a revisar los cajones del escritorio, con una expresión de intensa concentración en su rostro. Parecía estar buscando algo específico, aunque s