Capítulo 3: Acepto
Al llegar a su casa Daphne estaba un poco preocupada, aunque esperaba que William aceptara su propuesta nada aseguraba que lo haría, pues a pesar de que debía recuperar su fortuna era bien sabido que el hombre se lanzaría de un puente antes de pensar en contraer matrimonio.
—¡Daf! — grito Lía emocionada al ver a su hermana regresar.
—¿Cómo estás pequeña? — cuestionó la joven a la pequeña niña obsequiándole un fuerte abrazo.
—Te ha estado esperando, no ha comido aún— declaró Rosa, la nana de ambas, ella había servido a su familia desde que Daphne aún estaba en pañales, era como su segunda madre.
—¿Cómo te fue con el hombre? — cuestionó la mujer de 60 años.
—No lo sé, dijo que lo pensaría, no sé qué hacer nana, si no acepta casarse tendré que comenzar a buscar a alguien más— Daphne no estaba muy animada, el tiempo corría y de verdad necesitaba encontrar un marido.
—Pues si no acepta debe de estar ciego, no hay mujer que sea mejor que tú— Inquirió Rosa.
—Lo dices porque me amas, los hombres no piensan lo mismo, se casarían con una cabra antes que conmigo— Daphne hizo su boca en una línea y luego soltó un suspiro.
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Por su parte, William se encontraba aún en su oficina, pasó toda la tarde pensando en Daphne, desde que se marchó del lugar ya no pudo concentrarse más en nada. Cada que quería revisar algo referente a su trabajo venia la imagen de aquella jovencita a su mente, diciendo que quería casarse con él.
—Tal vez casarme con ella no sea tan malo y no tengo otra opción— dijo para sí mismo mientras pasaba las manos por su cabeza.
—Nancy, cancela todas mis citas y dame el número de la chica que salió de mi oficina—ordenó a su asistente, decidido a llamarle para aceptar la propuesta. Impaciente, William esperó a que su asistente le diera el número de Daphne.
—Ella no dejo ningún número señor— musitó nerviosa.
Nancy era una mujer muy bonita, del tipo de las que le gustaban a William, con pechos grandes y ropa muy ajustada, le sacaba el mejor provecho a su cirugía de busto y como todas, ella también estaba interesada en él, a William no le era indiferente, pero una de sus reglas para sí mismo era no involucrarse con nadie de su empresa así que como Daphne, Nancy estaba fuera de su lista.
William la miró sorprendido, la chica se había ido sin dejar su número ¿que pretendía?
—Solo dejó una dirección anotada, dijo que la buscara ahí— William sonrió, esa chica no dejaba de asombrarlo.
—Bien, como dije cancela mis últimas citas — acomodó su fino traje de dos piezas y salió de la oficina, se encaminó hacia el estacionamiento para ir en busca de Daphne.
Una vez que llegó a la dirección esperó a que lo anunciaran.
Él ya había estado en ese lugar años atrás, había ido por cuestiones de negocios con el viejo amigo de su padre. Nunca imaginó que su próxima visita fuera para hablar con la hija de Adam.
—En un momento lo recibirá ¿gusta tomar algo? — cuestionó Rosa mientras inspeccionaba al hombre, detalló cada pequeño rasgo, William se sintió un poco incomodo y bajó la mirada de la mujer.
—buenas noches, William— saludo Daphne.
—buenas noches, Daphne— extendió su mano y una extraña brisa se cruzó entre ellos cuando tocaron sus manos a modo de saludo.
—¿Nos vamos? — cuestionó ella y él se quedó pasmado no comprendiendo del todo.
—No hablo de negocios en casa— dijo ella con una sonrisa fingida.
—Nos vamos— afirmó él devolviendo su misma sonrisa y salieron de la casa.
Llegaron a un restaurante, el sitio era modesto pero elegante.
Una vez que ambos ordenaron la cena, comenzaron a hablar de lo que en realidad importaba.
—Acepto tu propuesta— William era un hombre de negocios y a los negocios no les daba vueltas, necesitaba que fueran claros.
—Pero debemos hablar de los términos, como dijiste esto es un negocio y creo que debe de haber un contrato de por medio —Daphne lo miró sorprendida, pero rápido compuso su gesto simulando que comprendía todo.
—¿Qué es lo que tienes pensado estipular en dicho contrato? —cuestionó ella.
—No pareces una embustera, pero tampoco puedo permitirme confiar en ti del todo, debo asegurar que me devolverlas mi fortuna cuando recibas tu herencia —fue directo al grano.
—Me parece bien, tendremos una relación de año y medio, después de ese tiempo nos divorciaremos y tendrás tu dinero —culminó ella.
—Dinero, acciones y bienes que se quedó tu padre— aclaro él.
—Lo sé, todo estará en ese contrato —culminó Daphne con seguridad, rodando los ojos.
—Pero dijiste que sería poco más de un año y ahora dices que es año y medio ¿tanto tiempo quieres pasar conmigo? —cuestionó él de forma arrogante, mientras ladeaba una sonrisa.
—En tus sueños— Inquirió ella, con un gesto más serio.
—Antes de una boda, debemos pasar tiempo juntos, salir a citas y hacer que la gente se entere de nuestro compromiso, para que sea creíble— agregó Daphne, con desinterés.
—En mis sueños haríamos más que pasar tiempo juntos linda— dijo William con tono seductor. Para luego proseguir con la charla.
—Lo acepto, tienes un punto, si queremos que nos crean, la gente debe pensar que en verdad nos enamoramos, nadie creería si dices que te casarás conmigo— dijo levantando las cejas
—¿Eso fue un insulto? — cuestionó ella.
—Para nada, me refiero a que es cierto que yo no planeaba casarme, pero de los dos es menos probable que tú pensarás en una boda. La gente incluso cree que eres asexual. —Daphne soltó una risa con aquel comentario.
—Mira, quien diría que tú sonrisa es linda— exclamó él, de verdad le había agradado verla reír. Yo te imaginaba igual que una piraña —agregó borrando la sonrisa de Daphne.
Daphne no dijo nada, pero se sonrojó un poco, cambio el tema para que William no lo notara, era la primera vez después de mucho tiempo que alguien le hacía un cumplido.
—Otra cláusula será que ninguno puede divorciarse antes de que se cumpla el plazo— avisó él.
—Y dices que yo quiero pasar tiempo contigo— soltó ella con sorna.
—Es para asegurar mi dinero, nada me asegura que no te enamoraras de alguien y luego me dejarás botado sin devolverme nada— expresó él cruzando los brazos.
—¿No dices que la gente piensa que soy asexual? —peguntó ella inclinándose hacia adelante—, y mi palabra vale oro, jamás haría algo como eso— Musitó ella
—Yo quiero agregar que, si bien ambos podemos mantener relaciones sexuales con otras personas, no deben ser personas que ambos conozcamos— agregó Daphne con naturalidad. William afiló su mirada en la de ella con el ceño fruncido.
—O sea que no te acostaras con tu marido, ¿pero si con otros hombres? —preguntó. A William pareció no agradarle esa cláusula.
—Esa va más para ti, te dije que podrías hacerlo, pero no quiero ser la burla, por eso exijo que no sea una conocida mía y respetes la casa donde vivamos, la he puesto para ambos por qué si tú puedes hacerlo sería injusto que yo no.
William lo pensó, su enorme ego no le permitía asimilar que ella pensara en mantener intimidad con otro hombre antes que con su marido.
—¿Eres virgen? — cuestiono él con naturalidad y sin ápice de delicadeza.
—¿Por qué lo preguntas? — replicó ella indignada y con las mejillas enrojecidas.
—Pienso que, si alguien te va a desflorar estando casada, ese debería de ser tu marido— William jamás media sus palabras y era extraño que en su boca algo que cualquiera vería como un insulto, sonara más como algo divertido.
—Eres un cretino— dijo Daphne conteniendo una sonrisa.
—Aunque no es de tu incumbencia, no lo soy y como dije esto va más para ti que para mí —soltó Daphne con las cejas fruncidas y con ligera molestia.
—vaya, pensé que de verdad eras una santa —espeto él tocándose la barbilla.
—¿Decepcionado? —preguntó Daphne.
—No, por extraño que parezca tú no has logrado decepcionarme —declaró con sinceridad, recorriéndola con la mirada mientras con su lengua tocaba sus molares superiores.
—Puedo decir lo mismo de ti— ambos quedaron en silencio, y después de ese intercambio comenzaron con su cena.
—Entiendo que estudias economía— afirmó él. Teniendo un poco de conocimiento sobre la vida de ella.
—Así es— respondió Daphne, dándose cuenta de que ella sabía mucho menos de él.
—Pasaré todos los días por ti a la salida de la universidad, envíame tus horarios, tendrás el mejor novio que alguna mujer pueda soñar. Si queremos anunciar nuestro compromiso cuánto antes, debemos comenzar ya— Daphne agrando los ojos, de verdad él estaba decidido a casarse con ella. Pero no esperó que se metiera tan a fondo en su papel de novio.
Al terminar la cena ambos se dirigieron al auto, William abrió la puerta del copiloto para Daphne y se apresuró a llevarla a casa.
—Ordenaré que redacten el contrato— Inquirió durante el trayecto manteniendo la vista al frente.
—De acuerdo William— dijo ella, cuando él tomó su mano para que bajara del auto.
—Llámame Will o puedes llamarme "mi amor", mi novia me debe de hablar con confianza —espetó con una sonrisa ladina.
—Hasta mañana... "Will"—respondió Daphne, enfatizando en su diminutivo.
—Te veo mañana cariño— se despidió él dándole un beso en la mejilla muy cerca de la comisura de su labio.